60 años de emancipación
- Por Liset Prego Díaz
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En la península de Lengua de pájaro ya todo es calmo rumor del mar y la gente llevando su vida cotidiana. La vieja industria dejó de ser el sostén de centenares de familias. Su obsolescencia agotó esfuerzos ingentes por sostenerla y ya en la segunda década de este joven siglo se detuvo la que fuera el corazón de Nicaro. Otros modos de latir deberían nacer para su pueblo.
Frescas perviven las memorias de los que alrededor de la fábrica tejieron sus vidas. Habrá abuelos que aún recuerden. La historia lo recoge así:
La guerra fue el primer impulso. El imperio necesitaba sostener una industria armamentista en auge por la segunda conflagración mundial. Los ricos suelos de Mayarí eran el soporte de aquella inversión que casi llega a costarle al gobierno norteamericano más de 40 millones de dólares y donde 12 mil hombres trabajaron para que el 21 de diciembre de 1943 comenzara a producir la que naciera como Nicaro Nickel Company.
Surgía así la primera fábrica de níquel en Cuba que laboró hasta que en 1947 los intereses belicistas norteamericanos no vieron urgencia en esta producción y se detuvo. Solo 95 obreros cuidarían de ella hasta que volviera a ponerse en marcha, lo que ocurrió cuando la guerra volvió a ser titulares en Estados Unidos. El enemigo era Corea. En 1952 volvía a funcionar la industria.
Pero en Cuba el empuje de la rebeldía nacional hacía tambalear los cimientos de la dominación yanqui. Un joven minero soñaba con la libertad y se unió al popular Movimiento 26 de Julio. René Ramos Latour, Daniel, su nombre de guerra, fue jefe de acción en el norte de la entonces provincia de Oriente y tras la muerte de Frank País estuvo a cargo de todo el territorio. Luego se unió al Ejército Rebelde.
Cuando la pujante voluntad independentista llevó al poder al pueblo ya el joven minero había muerto en combate, apenas cinco meses antes del triunfo de enero del 1959.
Mas los cambios con los que de seguro soñó comenzaron para el país al que abonó con sangre propia y ya en 1960 empezaron las nacionalizaciones de las industrias. Basado en la Ley Fundamental que se decretara en febrero de 1959 por el gobierno revolucionario, el 24 de octubre de ese año René Ramos Latour, el minero miembro del movimiento 26 de julio, el comandante rebelde, se volvía metal. La otrora Nicaro Nickel Company llevaría desde entonces su nombre.
Durante años la primera industria niquelífera cubana, y la primera de su tipo en ser nacionalizada, hace hoy seis décadas, llevó de las entrañas de la tierra hasta la expresión más concreta de la economía cubana, los desvelos de su pueblo, asentado en la península, de los trabajadores que como Demetrio Presilla la impulsaron, de la impronta del guerrillero con cuyo nombre se hizo verdaderamente cubana la fábrica de Nicaro. También por ellos este día se dedica a los trabajadores geólogo-mineros.
Actualmente Cuba es considerada el noveno país del mundo en producción de níquel. La René Ramos ya no procesa el tesoro de las lomas de Mayarí. Mucho ha tenido que cambiar la vida de su pueblo por el inexorable paso del tiempo y la obsolescencia consecuente. Pero fue allí donde por primera vez la riqueza de los suelos fue del país y no usurpada. Donde los trabajadores mineros vieron a uno de los suyos alzarse victorioso, como un símbolo.