A puro corazón
- Por Yanela Ruiz González
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Disciplina, responsabilidad y estricto rigor, son claves en el desempeño del personal que labora en el Centro de Aislamiento ubicado en la Escuela de iniciación de Deportes (Eide) Pedro Díaz Coello de la provincia de Holguín, por donde han transitado alrededor de 600 personas contactos de casos sospechosos, durante estos tres meses de ardua batalla contra la pandemia.

Anareya Oropeza, directora de la institución docente deportiva recuerda la dinámica de los días después de paralizar los procesos habituales de la escuela. Sucedieron jornadas de preparación y acondicionamiento de áreas y locales en tiempo récord. Organizaron brigadas para laborar en días alternos y asumieron con entereza la nueva y compleja tarea, la que cumplensatisfactoriamente.
No lo dice ella ni la tropa de docentes y entrenadores que desde el primer momento respondieron positivamente al llamado. Es mucha la modestia y el desinterés de estos 110 hombres y mujeres que han permanecido como guerreros en el centro, en apoyo a las disímiles labores tanto en la zona roja, como la azul, como le denominaron a la menos complicada.
Lo reconoce el propio personal de Salud designado a esta instalación de vigilancia epidemiológica. Sin reserva alguna, agradece la profesionalidad manifiesta por los trabajadores de la escuela, que no vacilan en horarios para colaborar en lo que haga falta y cumplen con extremo rigor las orientaciones, medidas y protocolos, lo que sin dudas, ha sido un éxito para no lamentar transmisiones o contagios entre ellos mismos.
Desde el 31 de marzo, fecha en la que recibieron los primeros grupos de personas, cada jornada se convirtió en nuevos aprendizajes, desafíos y perfeccionamiento de los diferentes protocolos de atención y funcionamiento, por lo que la integración entre el personal de apoyo y Salud favorece el buen desempeño.

El Doctor Jesús Ernesto Oro Martínez, especialista en Medicina General Integral, subdirector de Higiene y Epidemiología del policlínico Mario Gutiérrez, y jefe de la atención médica de la misión, comenta: “Contamos con tres equipos médicos integrados por un doctor, enfermera y dos estomatólogos con función de observadores, quienes tres veces al día realizan la pesquisa, toman la temperatura, efectúan el cambio del nasobuco y velan por el cumplimiento de los protocolos en los diferentes horarios de desayuno, merienda, almuerzo y comida.
“Tuvimos días difíciles. Muchas personas no entendían las razones de su estancia aquí. Se trabajó fuerte, apoyados por especialistas en Sicología y el propio personal de la escuela,entre ellos, jóvenes, que con mucha entereza atienden las labores de limpieza, fungen como facilitadores y también colaboran en el orden y la disciplina de las siete salas preparadas en los albergues”, apunta el doctor Oro, un poco más sosegado en esta etapa, casi a punto de culminar, pues solo permanecen en el centro un grupo de personas, que laboraron en otras instalaciones y ahora cumplen con su etapa de aislamiento antes de retornar a sus casas.
De acuerdo con el especialista, de las más de 200 personas estudiadas en todo este tiempo, siete resultaron positivas. “Inmediatamente que alguien presentara síntomas o se diagnosticara con la enfermedad se aislaba en un cuarto hasta su traslado para el Hospital Fermín Valdés Domínguez. Al resto de las personas no se les realizó pruebas porque el origen de su contacto resultó negativo”, aclara.
EN ZONA ROJA

Aunque en todas las áreas se trabaja con rigor, las medidas en la zona roja se extreman, con el fin de velar exquisitamente porque no se viole ninguno de los protocolos establecidos. De eso se encarga en su turno el doctor Jorge Luis Cruz, especialista del Centro provincial de Higiene y Epidemiología, quien elogió al personal de la escuela, por acatar correctamente las orientaciones respecto a los procesos en el cumplimiento de las medidas de bioseguridad en esta área, donde se atendieron contactos de los eventos de los municipios de Gibara, Banes, Báguanos y del reparto 26 de Julio de la cabecera provincial.
“Han sido jornadas tensas, explica, pero de mucho humanismo y unión para enfrentar esta temible enfermedad. Ha primado la orientación e información adecuadas, siempre estamos pendientes al doctor Durán y a la autopreparación para eliminar fisuras y aplicar todo lo establecido. En buena medida lo logrado aquí tiene repercusión en la población, pues los propios trabajadores accionan como promotores en sus barrios y de forma voluntaria”, apunta el licenciado.
Lo corrobora Amelia Elvira, secretaria docente y del núcleo del Partido de la escuela,una de las valientes que se sumó desde el primer instante a la batalla contra el nuevo coronavirus. Al frente de una de las brigadas, vela porque todo marche de acuerdo con lo orientado.“Trabajamos bajo dos premisas, responsabilidad y entrega. A esta tarea netamente distinta a nuestro desempeño como profesores, vinimos como soldados de esta gran Revolución y por el compromiso con nuestro Partido”, comenta.

En tanto, Fidel Escalona, jefe de Cátedra de Polo Acuático, señala que “la preparación para enfrentar esta tarea ha sido prácticamente una superación de postgrado, en la que mostramos el dominio de las medidas en cada momento, sobre todo, a los que nos ha tocado estar en zona roja en labores de fumigación y desinfección. Tuvimos que ganar en experiencia para combatir una enfermedad a lo que no estábamos acostumbrados. Pero contamos con todos los recursos y transmitimos confianza en la familia, a la que nunca expusimos precisamente por actuar con toda la prudencia”, agrega.
Otro gran valiente es Miriel Granda Pineda, joven entrenador de Remo, cuya labor en esta contienda es la de facilitador. “Al principio fue un poco difícil, pero poco a poco lo asimilamos. El hecho de que aparecieran casos positivos nos asustaba, pero no flaqueamos, sabemos que estamos debidamente protegidos”, afirma.
Ubicados en un local de la zona roja permanecen el médico y la enfermera de guardia.El doctor José Amauri Estévez Marrero, residente de la especialidad de MGI, indica la intensidad del trabajo, principalmente, en el pico de la enfermedad, etapa en la que incrementó el ingreso de contactos, y la difícil tarea de comunicar el resultado positivo del PCR a las personas diagnosticadas.El joven médico apunta la magnífica colaboración de las brigadas de apoyo y subraya que “a ellos hay que ponerles una medalla, pues nosotros nos formamos para esta actividad, pero ellos los hacen a puro corazón, por una cuestión de altruismo y amor al prójimo y lo hacen muy bien”.
Lo mismo opina la Licenciada Oneyda Romero, trabajadora del Centro provincial de Higiene y Epidemiologia de Holguín, con la que coincidimos en el centro de vigilancia en el momento en que llegaba a tomar las muestras para PCR.
ATENCION DIFERENCIADA

Aunque para muchos parece algo sencillo, crear un centro de aislamiento no es solo determinar un espacio físico donde ingresar personas. Lo afirma Norge Rodríguez Infante, funcionario del Gobierno que integra el equipo de dirección de esta contingencia en la Eide, quien subraya el nivel de detalles para la atención no solo médica, sino de todas las necesidades de los ingresados.

“Este Centro se concibió con 134 camas y un personal de apoyo de 114 personas en total, el que organizamos en dos brigadas para transportar la comida, mantener la limpieza, desinfectar las ropas, incinerar los deshechos, entre otras tareas, tanto en la zona roja, como en el resto de las áreas identificadas por nosotros como zona azul. Los que laboran en zona roja no salen de allí, hasta que culmine la jornada y realicen meticulosamente el proceso de desinfección y cambio de ropa para salir del centro. El otro personal de apoyo, compuesto por el equipo de dirección, custodios, personal de limpieza y cocina y mantenimiento, tenemos otro local igualmente para la alimentación y necesidades”, explica.
Entre las atenciones brindadas enfatiza en la oferta de desayuno, tres meriendas, almuerzo y comida. En el caso de las personas con patologías de base como hipertensión, diabetes, cardiopatías se les da un tratamiento diferenciado, igualmente ocurrió con los 106 niños menores de 18 años, que estuvieron en el centro.

“Estamos terminando la importante tarea sin que se haya cometido errores con ninguna norma, en eso el personal ha sido extremadamente disciplinado”, recalca el funcionario, quien también comenta sobre el periodo en el que, paralelo al centro de vigilancia se acondicionó un área para recepción y clasificación de viajeros nacionales, donde recibieron 352 personas.
“Allí también el trabajo implicó esfuerzos y tratamos de atender lo mejor posible a los viajeros que llegaban de otras provincias,muchos retornaban de turnos médicos de hospitales de la capital cubana. A todos se les hacía un protocolo de recepción y si alguno tenía síntomas se trasladaba para el hospital militar, y si no se le entregaba un documento con la epicrisis para que se siguiera la vigilancia por el consultorio del médico de la familia de su localidad”, acota.
EN LA RECTA FINAL
Cuando la vida retorna poco a poco a una normalidad controlada en la nororiental provincia de Holguín luego de tres arduos meses de batalla contra la COVID-19, estos hombres y mujeres continúan en pie de lucha, pues una vez que recesen las actividades como centro de aislamiento, otra tarea requiere de sus modestos esfuerzos para realizar las labores de desinfección de todas las áreas, certificar y alistar a la Eide Pedro Díaz Coello, para que en septiembre venidero, vuelva la dinámica escolar a las aulas y terrenos, la que contara con nuevas lecciones de amor, humildad y patriotismo protagonizada por los propios profesores de la institución docente-deportiva.