Mariana: los designios de un nombre

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Mariana Venero 2Mariana Venero Domínguez no deja de ser la guerrera de 15 años que vistió el verde olivo el 30 de noviembre de 1956. Foto: Alexis del Toro

Como si el nombre dictara el sino anda Mariana Venero Domínguez. Enfrentó los avatares del siglo XX y habita intensamente el XXI, con la memoria y las fuerzas intactas. Ha leído más de 500 veces Cien años de soledad y puede declamar de memoria poemas que aprendió hace décadas.

“He conocido dos contextos sociales diferentes. No te voy a decir que fui una niña pobre, mi familia era acomodada. Vivíamos en Palma Soriano donde mi papá, un emigrante español, era dueño de la emisora CMKZ que es hoy Radio Baraguá.

Me eduqué en buenos colegios, pero también en la emisora. Siempre estaba vinculada a ella. Luego fui a Santiago de Cuba a estudiar. Me uní al grupo de Frank País y Pepito Tey, que ya se habían graduado, pero mantenían un vínculo con la Escuela Normal de Oriente y formaron una especie de logia, una cofradía de la cual no se separaba nadie, ni Frank, ni Pepito, ni Pacho Alonso, el músico.

Un día nos enteramos en lo que Frank andaba. Me le acerqué y mi primo Rafael Domínguez Pagán, Chinaco, que ya murió, me dijo:

-Pero tú, ¿tan joven?- Yo tenía quince años, y le respondí, no se me olvidan estas palabras:

-Para que Cuba sea libre no hay edad, y tú estás luchando por eso.

Así comenzó esa faceta de mi vida. Hicimos lo del 30 de noviembre con otro compañero que también murió: Arturo Duque de Estrada, el hombre famoso que recibió el telegrama: “Obra pedida agotada”, y quien le avisó a Frank que teníamos que ubicarnos en los puntos establecidos.”

Mariana cuenta como si hubiese pasado ayer lo que hace más de sesenta años acontecía.
 
Apoyaban el desembarco del yate Granma que no ocurriría hasta dos días después, y perderían tanto... Indago por su papel en esa acción, y dice como solo alguien con su nombre sabría hacer:

“Mi rol fue de lleva y trae, pero con uniforme verde olivo.”

Con un poco de ingenuidad pregunto para arrepentirme luego: ¿No le daba miedo?

“A esa edad no tienes miedo. Si eres soldado quieres ser de primera línea.”

Pero el miedo no hubiera sido infundado, porque en las calles santiagueras, ese día de 1956, mataron a Pepito Tey, Otto Parellada y Tony Alomá.

“Después mi labor fue repartir el boletín del Movimiento 26 de Julio con alguien muy querido por mí que acaba de fallecer: Renaldo Infante Uribazo, que fue dirigente del ICRT y quien me enseñó Revolución porque Frank falleció muy pronto.

El día del entierro de Frank todos quisimos morir. Era tanto el pueblo que fue al sepelio que las fuerzas represivas no se metieron. Nos dejaron ir hasta el cementerio. Allí dijeron que entraran nada más los familiares porque no cabrían todos. Eran cuadras y cuadras de gente echándole flores al carro desde los balcones. Ya Frank era del pueblo, de la Revolución.
 
Nariana Venero 1

Al otro día llegó a Santiago el embajador norteamericano, el maldito Earl Smith. Un grupo de mujeres salimos a protestar contra la tiranía. Mi madre iba con un cartel que decía Cesen los asesinatos a nuestros hijos. Íbamos por la calle Enramada. A la compañera Gloria Cuadras, nuestra líder, la tiraron al piso, por eso murió lisiada, y a nosotras, Salas Cañizares nos dijo unas palabras muy duras:

- Y a todas estas puticas me las llevas para el Vivac.

Allí nos dijeron de todo y me dieron un golpe en el brazo. Desde esa época no me puedo peinar con él.”

Pero a Mariana no la amedrentan improperios ni amenazas, los golpes parecieran alimentar la furia y el empuje de la adolescente. Con el triunfo de enero de 1959, la luchadora clandestina busca los nuevos caminos de su contienda.

“Me gradué en la Escuela Normal para Maestros, pero en realidad el magisterio no me gustaba. Entonces se fundó la escuela de Periodismo en Santiago. Soy de los primeros graduados de allí. En 1975 participé en el Primer Congreso del Partido y ese mismo año me mudé para La Habana. Luego me hice editora de libros.”

Y tras una vida intensa uno la supondría cansada, meciendo en una poltrona los recuerdos de sus fueros pasados, pero ella no puede, tiene un nombre que subyuga y arrastra, por eso:

“Me jubilé por los años de trabajo y por la edad, pero un día me sentí inútil en la casa y me fui al ICRT. Allí estoy de editora en la editorial En Vivo. Mis trabajos los firmo como Mayán Venero, porque era mi nombre de la clandestinidad.”

Aún escribe, participa en foros antiimperialistas y cuenta sus vivencias como recordatorio de lo que la injusticia impulsa en los corazones jóvenes. Ante el contexto regional enrarecido, y las presiones que sufre Cuba hoy, le pregunto si debemos ser optimistas en la sostenibilidad del proyecto de país por el que luchó. Ella no deja de ser la guerrera de 15 años que vistió el verde olivo el 30 de noviembre de 1956, en las calles de Santiago de Cuba:

“Si supimos luchar contra gobiernos corruptos, siendo unos pocos, cómo un pueblo como este no va a luchar, y vamos a salir de este proceso, porque el presidente que tenemos es el digno alumno de Fidel y para mí esto es Patria o Muerte, pero venceremos.
 
Liset Prego Díaz
Author: Liset Prego Díaz
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Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

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