Malabarista del tiempo

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Foto: Carlos RafaelDaimara Reyes Brizuela. Foto: Carlos Rafael
 
Intentar aprovechar concienzudamente las 24 horas del día para realizar cada una de las tareas previstas, y una que otra de último momento, es algo así como pedirle peras al olmo, pues la vida con sus imprevistos y goces, difícilmente caben en una jornada.
 

Quizás es por eso, que cuando conocí a Daimara Reyes Brizuela supe enseguida que debía entrevistarla. No es frecuente encontrar a una contemporánea con tanta energía, compromisos, ganas de hacer y que, además, pueda “jugar” con el tiempo como lo hace ella.

A primera vista irradia mucha dulzura, y a la vez, fuerza, cualidades necesarias para comandar al Complejo Hoteles E de Holguín, integrado por dos hostales y cuatro instalaciones extrahoteleras en Holguín y Gibara, donde laboran más de 60 trabajadores.

Con algunos años aún por celebrar sus tres décadas de vida, la joven oriunda del municipio de Jiguaní, provincia de Granma, y holguinera a la fuerza desde el 2013, es Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) y miembro del Comité Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), por mencionar algunas de sus otras muchas responsabilidades.

Así que, con tantos encargos sobre su espalda, fue un tanto difícil concertar un día, hora y lugar para conversar sobre ella, pues aunque le guste hablar bastante, no sucede así cuando se le interroga sobre sí misma.

Sentadas a una mesa del parador San Marcos, una de las unidades que comanda ubicada en el Consejo Popular Floro Pérez, como par de amigas que cotillean sobre la vida sucedió esta entrevista.

El sector turístico en Cuba, tradicionalmente, ha sido liderado por hombres, entonces ¿Cómo llega una muchacha tan joven a asumir la dirección del Complejo Hoteles E de Holguín y cuáles retos impone?

Una vez concluida la carrera de Licenciatura en Turismo en la Universidad de Holguín, en el 2013 inicié la profesional con el adiestramiento en el hotel Don Lino, municipio de Rafael Freyre. Ese es un sitio que me impuso mucho sacrificio, pues choqué con muchas tareas nuevas y también con trabajadores de bastante experiencia, la mayoría fundadores.

Como era la única adiestrada en ese momento, tuve la posibilidad de decidir qué era lo que yo quería hacer. Julio César Naranjo, director de la instalación en aquel entonces, tuvo la deferencia de preguntar cuáles eran mis motivaciones. Respondí que cualquier cosa menos el servicio directo a clientes, no me gusta, me motiva más tributar a él, aun cuando la mayoría prefiera lo contrario.

A partir de un plan de rotación por las distintas áreas asumí mis propios retos de superación, porque dirigí cada uno de los departamentos y tuve que tomar decisiones como maître del hotel o jefa de alojamiento. Imagínate con 23 años al frente de un colectivo con más experiencia que yo.

Le saqué el mayor provecho y utilidad, incluso muchos me decían que buscara otro lugar y yo les respondía que ahí me sentía útil. No hay nada que enseñe más que la práctica.

Llegar al Hotel E Caballeriza fue una sorpresa, en aquel momento el director del Don Lino se enteró que iban a abrir un hotel en la ciudad de Holguín y envió una solicitud en nombre mío sin yo enterarme, lo supe cuando estaba aprobada.

Asumo la dirección del “Caballeriza” a finales de 2015 y este se inaugura el 8 de marzo de 2016. El primero de marzo de 2018 cuando se forma el Complejo Hoteles E de Holguín, entonces salgo promovida para esa responsabilidad.

El principal reto está en armar tu equipo de trabajo, pues esas serán tus manos y tus piernas a la hora de vencer las metas.
¿Cuáles son las mayores satisfacciones y algunos sinsabores?

Realmente cada lugar, etapa tiene sinsabores y muchísimos frutos buenos, siempre y cuando le pretendamos sacar provecho. A veces me puedo llegar a sentir mal con alguna determinada situación, lo cual es normal, porque trabajamos con personas, con servicios, y es incómodo tener que procesar una queja de un cliente por una insatisfacción o faltarle determinado recurso.

He afrontado diferencias, porque en determinados momentos he querido hacer cosas que algunas veces salen y otras no. Mi forma de pensar puede que no esté a tono, en algunas ocasiones, con cuestiones establecidas en el sector, por eso he tenido que acomodarme y seguir haciendo hincapié hasta conseguir lo que realmente quiero en pos de lograr mayor calidad en los servicios.

En este mundo siempre existen algunas discrepancias, que a veces nos hacen bajar la guardia, pero como yo digo, para mí lo que más vale es que hago lo que me gusta, y como no me imagino en otro lugar, siempre resisto, me caigo, levanto y continúo trabajando.

Colectivo joven y también, con personas de mucha experiencia, ¿cómo lidiar con esa confluencias de edades?

La diferencia entre edades siempre crea algún que otro sinsabor, pero para mí es la combinación perfecta: el joven trae muchas ideas y ganas de hacer y el de mayor experiencia indica cuál es la mejor manera de ejecutar o concretar una acción. Muchas veces es difícil, pero lo importante es la comunicación, escuchar a los trabajadores.

Experiencia como diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular…

Ser Diputada por el municipio de Rafael Freyre, que es otro lugar al cual le debo dedicar tiempo, para mí tiene un significado especial, porque comencé allí la vida profesional. De ese territorio guardo gratos recuerdos.

Llegó en un momento de muchos cambios en mi vida. Una se pregunta cómo sucedió, pero lo más importante es que asumí con responsabilidad y orgullo esta elección; además, porque me gusta. Yo digo que hago todo lo que me gusta, si no fuese así no lo haría.

Es una satisfacción, un reconocimiento, representar a “Freyre”. Ese territorio ya tenía un significado personal muy alto en mi vida. Ahora disfruto estar inmersa en una serie de procesos que tienen un gran peso en el futuro del país.

Esposo, familia, casa, profesión, tú: ¿cuál es el tiempo de cada cual?

Cuando se tienen varias responsabilidades, siempre se quiere quedar bien con todo el mundo y muchas veces no es posible. Es por eso que en mi tiempo libre no quiero ni que hablen de trabajo, ni voy a mis instalaciones.

Fíjate, las últimas vacaciones fueron en el 2017. Ahora tengo más trabajo en el mismo tiempo, y trato de destinar eficazmente los minutos y horas del día para cada tarea. Mis padres están en Jiguaní. Aquí solo tengo a mi esposo, cuya familia es de Gibara, así que compartir el tiempo entre lo profesional, casa y familia es difícil.

¿Tiempo libre? bastante poco, pero ese poco lo disfrutamos y tratamos de ocuparlo con actividades que nos llenen: jugamos parchís, dama, vemos una buena película, salimos al teatro, estamos detrás de cualquier evento que haya en la ciudad; juegos de béisbol, conciertos. Somos muy diversos, nos encanta hacer actividades en el CDR, nos vestimos de payasos, hacemos juegos para los niños y los adultos de la comunidad donde vivimos.

Casi siempre, detrás de logros profesionales y personales existe el apoyo de una familia. ¿Cuánto ha sido el de la tuya?
Si hoy estoy aquí es gracias a ellos. Fueron los primeros en ratificarme su apoyo incondicional. Siempre dijeron: “llegarás a donde tú desees, nosotros estaremos a tu lado”.

Es una familia muy fiestera, a veces duele un poco cuando llaman y dicen estamos haciendo esto o lo otro y entonces la nostalgia se adueña de mí. Por eso el poco tiempo que les dedico lo exprimo al máximo.

Mis padres, abuelas y hermano han acompañado cada una de las decisiones e indecisiones mías. Cuando terminé la secundaria no sabía si estudiar para ser Instructora de Arte (todavía me pregunto de dónde salió eso, porque no tengo ninguna aptitud vinculada al arte), irme para la Vocacional o el preuniversitario. Finalmente, seguí los pasos del hermano y estudié en el mismo “pre” donde estaba él.

Luego, conté con la aprobación de todos cuando dije de pasar el Servicio Militar Voluntario Femenino, aun cuando los que me conocían afirmaran era una locura. Mis dos meses de vacaciones los pasé ahí. La previa fue en la Región Militar de Granma y después en Jiguaní.

Esa primera captación fue el paso inicial para ese programa y para que muchas mujeres opten por el actualmente. Durante esa época aprendí desde montar en un tanque hasta manejar con experticia un arma.

Estas son huellas que quedan en el alma y enorgullecen la vida. Es por eso, que a pesar de extrañar el hogar natal o desfallecer de cansancio, no me arrepiento de nada de lo hecho hasta ahora. Puede que las complicaciones del trabajo me hagan caminar a pleno mediodía con chaqueta y pañuelo al cuello por todo Holguín, pero todo eso me llena de vida, amor y satisfacción.

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Comentarios  

# Mercedes 25-04-2019 18:36
Bonita la entrevista
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# danilo santiesteban mayor 11-08-2019 23:24
Dos caras, una moneda.

Llegué a un taller de teléfonos cerca del famoso y tan cacareado Hotel Caballeriza de Cubanacan, hotel nada agradable a la vista del viajante.
Como demoraban en abrir el taller decidí llegar hasta el bar cafetería del mencionado hotel para desayunar algo. Era cerca de las 8:25 am. Pedí un café y solicité la carta. La empleada me dijo que no se estaba ofertando nada porque no habían cocineros debido a la poca o ninguna ocupación del hotel. De todas formas la pedí y me la mostró. Tenía varias ofertas a precios nada módicos.
El café, dos sorbitos, poco bueno, venía acompañado de un bizcochito en forma de cagarruta de perro recien nacido y dos sobrecitos de azúcar todo al precio de 1 cuc.
Mientras trataba de tomar aquello, dejé el bizcochito, le pregunté a las tres camareras si estaban recibiendo salarios y quién les pagaba si el hotel no estaba ocupado y respondieron que otros se ocupaban del asunto.
Les sugerí que hicieran gestión de ventas con los transeúntes que pasaban por la calle. Todas callaron. Liborio se encargaba del pago de sus salarios y de los demás gastos del hotel desocupado.
Me fui decepcionado a echar pulgas a otra parte.


Llegó el técnico de teléfonos, pregunté por lo que necesitaba, me orientó dónde encontrarlo y seguí la marcha que me llevó cerca de un restaurante bar particular nombrado 1910.
Estaba cerrado, un señor muy amable limpiaba las puertas. Pregunté si estaban abierto y si podía desayunar algo. Entró, salio y me pidió pasar, me dijo que me podía sentar donde gustara. Un lugar acogedor sin regueton, algo que agradecí.
Me atendió una camarera muy amable también, me mostró la carta con variada oferta y precios y me decidí por la primera.
Tostadas con mantequilla, jamón, queso, huevos fritos, ensalada de habichuelas con zanahorias a modo de guarnición y frutas.
Por la casa pan con mayonesa como entrante.
El cocinero, muy amablemente me sirvió el desayuno y lo demás que pedí.
Precio. 3.75 cuc. No incluye lo que bebí.
Todo muy bien elaborado y en menos de 20 minutos ya había terminado.
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