La valía de los holguineros en Girón
- Por Yanela Ruiz González
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Orelio Peña Rodríguez recibe reconocimiento de manos de Joel Queipo Ruiz, primer secretario del Partido en la provincia. Fotos: Alexis del Toro
Honrar a los protagonistas de la hazaña de Girón es también honrar al proceso revolucionario cubano. Fueron ellos los que propinaron la primera gran derrota al imperialismo yanqui en América Latina y contribuyeron a reafirmar el carácter socialista de la naciente Revolución cubana. Trazaron una ruta irreversible en la defensa de la soberanía y un legado no solo para venerar, sino para mantener bajo el precio de cualquier sacrificio, como ellos hicieron.
Con esa premisa las autoridades del Partido y Gobierno en la provincia, acompañados por la Asociación de Combatientes (ACRC), sorprendieron en sus hogares a estos ya octogenarios hombres, fraguados en la construcción de este proyecto social, ejemplos y guías para las nuevas generaciones de cubanos, responsables de la continuidad de la obra en un contexto similar, marcado por la constante hostilidad del imperialismo, obstinado en sus pretensiones de doblegar a los isleños.
Grande fue el asombro de Orelio Peña Rodríguez cuando vio en el portal de su casa en el reparto Libertad a Joel Queipo Ruiz, primer secretario del Partido en la provincia, junto al presidente de la ACRC Rafael Carballosa Niego, en la tarde de este miércoles 16 de abril.
Después del saludo y de acuñar una frase referida a que su mayor virtud es la moral, Peña, como todos le conocen, cuenta: “Tenía diecisiete años cuando participé en la gran hazaña de Girón. Un vejigo, figúrese, dispuesto a defender al naciente proceso revolucionario costara lo que costara. Con Fidel al frente no había quien se quedara atrás”.
“Igual lo haría ahora si fuera necesario”, afirma, mientras comparte anécdotas y reflexiona sobre las complejidades actuales que atraviesa el país. En sus manos el reconocimiento que le entregó el secretario en nombre de las organizaciones políticas, el Gobierno y el pueblo holguinero, una manera de expresarle la admiración por su entrega a aquella épica batalla, hace 64 abriles cuando Cuba saboreó la gran victoria.
Agradecido por la sorpresiva visita, Peña no pudo disimular sentirse conmovido con este gesto, sus ojos lo delatan. A su lado, su esposa Basilisa, con quien mantiene vínculo matrimonial desde el año 1959 y comparte la dicha de una numerosa familia de seis hijos y nietos. Ella también participa de este emotivo momento, le toca por derecho propio aunque no lleve el sello de combatiente, pues fue una de las tantas muchachas que desde la retaguardia también aportó a ese triunfo.
José Areces Gruma.
Girón contó con la valentía de 98 holguineros, casi todos muy jóvenes en aquel entonces, 16 de esos valerosos combatientes permanecen en la provincia, casi todos octogenarios, algunos ya con más de 90 años de edad, como José Areces Gruma, a quien la memoria ya no le acompaña mucho pero mantiene una vitalidad a prueba de un estrechón de manos.
En su apartamento de Villa Nueva, donde vive con su hija Loida, doctora especialista en nefrología del Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Íñiguez Landín, Areces también recibió el reconocimiento de las autoridades. De origen cienfueguero, encontró el amor en Las Tunas pero vino a cultivarlo en el reparto Lenin de la ciudad de Holguín, donde fue profesor del antiguo Instituto Técnico (ITH).
Areces tiene mucha historia, desde su protagonismo en Girón hasta sus aportes posteriores para echar adelante los proyectos de la Revolución, consolidar una familia cuyo fruto fueron una hija y un hijo, uno ya fallecido, pero ambos formados en carreras universitarias, gracias a los logros de la Revolución, por la que su padre dispuso hasta la vida.
Para los que estamos más distantes en el tiempo de los acontecimientos que forjaron y permitieron alcanzar tantas conquistas muchas veces no apreciamos en toda la dimensión su impronta. Me pregunto cuántos conocerán que en la calle Máximo Gómez no. 372, esquina a Cable, vive Ramón Betancourt Del Río, uno de los holguineros que también estuvo en el enfrentamiento a los mercenarios pagados y equipados por la CIA y el Pentágono e impidió que llevaran a cabo su famosa Operación Pluto, aprobada desde el año anterior por el presidente Dwight D. Eisenhower.
Ramón Betancourt Del Río.
De no ser por la valentía de los combatientes como Ramón la historia sería diferente. Por algo su esposa Silvia lo llama “mi héroe”. Y es que formar parte de las tropas que rebatieron la agresión de los más de mil 500 mercenarios bajo la guía del Comandante en Jefe Fidel, y no permitir que concretaran sus propósitos de ocupar una cabeza de playa, establecer un gobierno provisional y solicitar el reconocimiento y la intervención de Estados Unidos y la OEA, fue más que un acto glorioso, la determinación de vencer o morir en la defensa de la soberanía.
Ramón expresa su emoción por la visita y el reconocimiento. Aunque tiene dificultades con la visión escucha atento. Es notable el gozo que siente al intercambiar con los presentes. Agradece y manifiesta sentirse honrado. Entonces sugiere:
“Hay que conversar mucho con los jóvenes y mostrarles la historia tal cual fue. Quedamos pocos de los que tuvimos la vivencia de la Cuba antes del ʻ59, donde prevalecía la miseria, el hambre, parasitismo que pasó el pobre, mirados de reojo porque no éramos personas para los políticos y ricos de la época”.
Esas fueron algunas de las razones por las que estos combatientes estuvieron dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre, un legado del que siempre hay que beber porque como dijo Queipo Ruiz, “ustedes son guía y ejemplo”.
“Girón fue también una muestra de la unidad del pueblo cubano, el mayor valor que tiene la Revolución, por eso el General de Ejército Raúl Castro Ruz insiste en que hay que cuidarla como la niña de los ojos y esa tarea nos toca a los nuevos combatientes de estos tiempos”, significó el primer secretario.