Tocando al corazón
- Por Yanela Ruiz González
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Foto: Cortesía de la entrevistada
Acuna en su interior a la niña que nunca ha dejado ir y sueña al compás de ese encanto. Bien lo pueden afirmar sus alumnos del centro escolar Camilo Cienfuegos de San Agustín de Aguarás, el pueblo más viejo del municipio calixteño, donde la maestra Yarismilka Marrero García, ayuda a “Crecer creando”.
Dicen los que la conocen que busca siempre proyectos renovadores, alegra a todos con su sonrisa, contagia con su optimismo y que es una excelente colega, amiga, compañera, buena madre y maravillosa maestra, aliada eterna de los educandos. Para ella no existen los imposibles, por muy duros que sean los tiempos.
Hablan también de su generoso y bondadoso corazón que no le cabe en el pecho y de la paciencia y el empeño en todo lo que se propone, más cuando se trata de hacer lo mejor para otros. Esa es la maestra Yari, como cariñosamente le dicen. Joven talentosa que tiene fe en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud. Pareciera que Martí la habita en todo lo que hace.
La conocí en un evento que soñó y lo hizo realidad. La sede fue en la escuela primaria del pueblo. Allí, con el aporte de todos, hizo que se expusieran valiosos objetos pertenecientes a las familias legendarias de esa zona, que les fueron confiados y donados para una especie de museo itinerante, orgullo de los coterráneos, porque cada pieza cuenta un pedazo de la historia de los que llegaron y se asentaron, de los que nacieron y se quedaron, hasta de los que ya no viven allí, pero vuelven a encontrarse con sus raíces de hace más de un siglo en San Agustín de Aguarás.
No es Yarismilka una historiadora, es solo y es mucho a la vez, la maestra que mueve montañas, querida y admirada, apasionada de su terruño, del que vive eternamente orgullosa, y así se lo transmite a sus pupilos. Es difícil decir un “no” ante un pedido suyo para materializar algún proyecto que tenga que ver con la localidad y su gente.
¿Cómo lo logras?
“Tocando el corazón. Porque las personas necesitan que les digas tú eres valioso. Me importas. Tú tienes algo que yo necesito. Quizás no tiene un título universitario y no sea una experta, a lo mejor no es un especialista en la materia pero tiene mucho que aportar, cuando las personas se sienten importantes y valoradas, no hay como negarse.
“Hay personas difíciles. En algún momento quizás me han dicho algo que no me gustó y hasta me han lastimado. Pero vuelvo, porque cualquiera tiene un mal día y no somos perfectos. Cada uno de nosotros tiene potencialidades y necesidades, sobre todo afectivas. Hay mucha gente necesitando que le prestemos atención. Y hacerles saber que yo estoy aquí para lo que necesiten, quizás no sea mucho lo que les pueda aportar, pero si los acompaño y les dedico tiempo les estoy dando mucho de lo que requieren”.
¿Por qué se dice que la maestra Yari ayuda a “Crecer creando”?
“Es el nombre de un proyecto que surgió a partir de la necesidad de atender a un niño con diagnóstico de autismo que llegó a mi aula de primer grado hace cuatro años. Yo no había escuchado prácticamente nada de esta condición, pero pensaba que los padres tampoco sabían. Entonces yo no podía dejarlos solos.
“¿Cómo ser indiferente a este niño que llegó para enseñarnos que de las diferencias se aprende y que el ser humano está listo para integrarse a cualquier sociedad, siempre que le den esa oportunidad? Entonces me surgió esta idea, hoy una de las acciones contenidas en mi tesis doctoral sobre la formación laboral de educandos con autismo para su inclusión en los oficios.
“Integra un grupo de acciones para lograr que estos educandos en el futuro sean capaces de ejercer un oficio y puedan vivir del trabajo de sus manos sin depender de mamá o papá o de alguna institución.
“En el proyecto participan niños con necesidades educativas o no, porque todos aprenden a apreciar ese trabajo que sale de sus manos, que muestra su capacidad para transformar una materia prima en un objeto valioso. Eso los enamoró”.
Con este proyecto en tu pueblo también han aprendido más sobre las personas con trastorno del espectro autista. ¿Qué satisfacciones le genera lo logrado?
“Hay tantas experiencias. Primero he tenido que estudiar. Fueron días y noches y yo decía a la madre de Rudney, el niño que nos ha movido a todos en este reto, por así llamarlo, vamos juntas en este camino para el que nadie está preparado, y hoy son muchas las satisfacciones.
“La primera vez que el niño me dijo “maestra Yari” es uno de esos momentos grandiosos. Cuando me abraza y besa, ya me demuestra que me ha aceptado como parte de su mundo y eso es otro logro, como también asimilar que otro maestro le dé clases, o compartir en grupos de estudiantes y permanecer.
“Se han sumado muchos colaboradores, pintores, artesanos, carpinteros, los tabaqueros, la familia crece y se multiplica porque ve resultados. Y no solo abren la puerta de su casa cuando se les busca, abren la puerta de su corazón y ese es el reflejo de la respuesta que han dado a este proyecto que les da vida útil al tiempo de los niños y a quienes se involucran en él.
“Tanto así que el 2 de abril es una fiesta en la comunidad preparada por todos para concientizar sobre el autismo. Ver a mi pueblo vestido de azul y que los tabaqueros toquen con la chaveta en la mesa es una muestra de que Rudney y su familia no están solos, y que están aportando a que se sienta integrado, querido aun con sus diferencias. Ahí también está la magia de que todos somos importantes. Los niños aprenden de la gente de su pueblo porque es donde se integran y de eso se trata, de que la comunidad también sea parte de su educación”.
¿De dónde le nace esa pasión por educar?
“De niña jugaba a cambiarme el nombre. El mío me parecía muy grande. Pero un día descubrí lo feliz que se sentía mi maestro Elder cuando lo llamaban Maestro. Él no tenía corriente, no tenía un teléfono, pero daba todo lo que podía y más. Mi primaria transcurrió en un aula multígrado y tenía temor que al llegar a la secundaria no estuviera a la altura de mis compañeros que estudiaron en el centro escolar.
“Para mi sorpresa mi maestro ya me lo había dado todo y entonces a partir de ahí yo quise parecerme a él, ser capaz de darlo todo aun cuando no tengas todas las condiciones, apostar por lo que quieres. Cuando siembras una semilla cuidarla para que nazca la plantica, crezca y se convierta en árbol y de frutos. Ese es el propósito cuando cogemos a un niño, que podamos nosotros transformarlo en un hombre de bien y cuando pase por la calle poder decir con orgullo este fue mi alumno y que esa persona diga ella fue mi maestra.
“A mi maestro nunca lo voy a olvidar, ya no está, pero sembró la semilla y le agradezco infinitamente que haya hecho de mí la maestra que soy. He tenido otras opciones, como integrar la dirección de la escuela, pero la magia del aula, esas cuatro paredes, una pizarra y los niños no los cambio por nada. Quiero decir la función de maestra, porque me gusta realizar actividades fuera, me voy para la fábrica de tabaco con los niños, la bodega, un potrero y nos deslizamos en yaguas por una loma…”
Por último, qué implica para la maestra Yari haber sido reconocida con la condición de Mejor Maestro Investigador en el evento provincial de Pedagogía 2025.
“Más que orgullo es el compromiso a seguir aportando a la educación cubana desde lo mejor que sé hacer, instruir y educar a las nuevas generaciones en mi amado terruño y seguir soñando nuevos proyectos, animada por la niña que llevo dentro”.