Ramona, los retos y Joven Club

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ramona1Foto: Del autor

“Sentí miedo al principio, pues nunca quise enfrentarme al mundo de la computación, pero acepté el reto”, asegura la joven Ramona Núñez García, quien hace 7 años se integró a la red de instalaciones de los Joven Club de Computación y Electrónica en Holguín, a los que hoy considera una extensión de su hogar.

 

Ningún pronóstico advertía que esta profesora de formación, especializada en el área de las ciencias naturales, se desempeñaría profesionalmente en un mundo tecnológico y en constante cambio, como Especialista B en Ciencias Informáticas, pero las circunstancias la llevaron a apostar por nuevos comienzos.

“Después de estar un año fuera del sector de la educación, me dicen que en Joven Club están disponibles algunas plazas laborales, para las que se requería aprobar un examen de suficiencia. En aquel momento fue retador y actualmente lo sigue siendo, porque en mi centro de trabajo uno nunca deja de aprender.

“Luego de aprobar ese requerimiento, esperé unos días, me llamaron y me hicieron una entrevista. La directora en aquel entonces me comunicó que tenía dos opciones: ser parte del centro de información que existía allí u ocupar una plaza como instructora. Aposté por un nuevo reto y escogí la primera".

Con especial nostalgia rememora que el 4 de diciembre del 2017 siempre tendrá un gran peso en su calendario personal, pues ese día fue su punto de partida como obrera de esa entidad clave para la informatización de la sociedad.

“El centro se dedicaba a facilitarle información a los usuarios. Venían personas que estaban trabajando en sus tesis de licenciatura, maestrías o doctorados; también nos visitaban profesores, en busca de materiales audiovisuales para sus estudiantes, entre otros. Sin dudas, fue una buena etapa.

“Posteriormente, me desempeñé varios meses como comunicadora, pero tuve que dejar ese puesto y asumir el rol de instructora, impartiendo cursos y cumpliendo con todas las tareas que se requieren de quienes ocupan esa función.

“En el 2019, llegó como indicación que todos los graduados de nivel superior debían prepararse para salir y brindar servicios a las empresas y organismos, que es parte de mi trabajo actual como especialista. Se me presentó otro reto al recibir esa noticia, pero no estaba dispuesta a rendirme".

Como instructora de la calle, una forma en la que allí definen a esa actividad, debido a su componente práctico en el terreno, ha facilitado el acceso de las entidades a la amplia gama de servicios que ofrecen los Joven Club para personas naturales y jurídicas.

“Por ejemplo, a las empresas se les brindan los servicios de seguridad informática, asesoría e implementación para concebir sus planes para la protección de sus redes informáticas, instalación de los antivirus, cursos, capacitaciones, por solo mencionar algunos.

“Las herramientas pedagógicas que adquirí en la carrera me han ayudado bastante en el intercambio con el pueblo, favoreciendo su entendimiento de los procesos asociados a la tecnología y la informática. Velar por el adecuado trato a los clientes es fundamental".

Con el aniversario 37 de Joven Club a las puertas, por celebrarse este 8 de septiembre, Ramona reconoce el rol esencial de esas instalaciones en la sociedad cubana contemporánea, pues han sabido evolucionar y adaptarse a las novedades.

“En este contexto, nuestras instalaciones desempeñan un papel fundamental, a raíz de la bancarización y el proceso de informatización de la sociedad. Aquí ayudamos a quienes nos visitan a comprar el gas, registrarse en las pasarelas de pago, realizar trámites electrónicos y otros procesos cuya forma de realización es desconocida para muchos.

“A veces, los ciudadanos llegan a nosotros preocupados, pues no saben cómo funciona su teléfono móvil o qué hacer frente a una computadora, y nosotros les abrimos las puertas y con gusto los ayudamos.

“Nuestra prioridad es que se sientan satisfechos con la atención recibida, para que vuelvan cuando lo requieran. Siempre estaremos donde la familia cubana nos necesite.

“El desafío está en seguir acercando más a la población y hacerle ver que todo el que lo desee puede lograr insertarse en los cambios tecnológicos que se desarrollan en el país. Siempre podrán contar con nuestros instructores para aclarar cualquier duda".

En el Joven Club Holguín 1, donde nos recibió, todo el mundo habla bien de Ramona. Cuando se camina a su lado, se percibe el afecto que sus cercanos sienten por ella, lo cual es el fruto de la camaradería y entrega que la caracterizan.

“Mis compañeros han sido mi familia. Llevo siete años de sacrificios y compromiso, pero han valido la pena. Mi lugar está y estará en este sitio, y por él planeo seguir dando lo mejor, sin dejar de apoyar donde se requiera y ayudar a los más jóvenes.

“He recibido varios reconocimientos, gracias a la labor compartida con otros miembros del colectivo, que me hacen sentir mayor sentido de la responsabilidad para cumplir con las tareas de forma correcta y en tiempo. Cada estímulo es una demostración de confianza en tu trabajo y eso es gratificante".

Sus parientes han sido certeros escuderos de cada una de sus acciones y, al mencionarlos, demuestra la importancia que le confiere a su respaldo. No podría haberlo hecho sola y asegura que la estabilidad doméstica le ha permitido crecer en el ámbito laboral. Con seguridad, afirma que ya no siente temor ante lo nuevo.

“Me he ido superando poco a poco y, cada vez que algo me causa duda, pregunto y estudio. Mi familia es especial y ha sido una ayuda importante, pues mi esposo es ingeniero informático, a pesar de no ejercer la profesión, y es mi motor impulsor. Siempre me dice que nunca diga que no sé hacer algo y me ha enseñado mucho.

“Mis hijas también son mi apoyo y cuando me dicen mamá, tú puedes vencer, me dan fuerzas para lograr cualquier cosa. La Ramona de antes de entrar a Joven Club y la de ahora son muy diferentes, pues con el tiempo perdí el miedo a enfrentarme a lo desconocido”.


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