Altruismo de bata blanca en las montañas holguineras

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medico la melba 1Fotos: Elder leyva
 
Los tiempos cambian de la misma manera que su gente y su modo de pensar. Ahora no hablamos de los gobiernos de turno, de la precariedad ni de que no tengan acceso a un médico para atender sus dolencias.

La realidad es otra, pues gracias a las bondades de la Revolución Cubana no hay un sitio que no tenga lo que tenía que tener, como dijo Nicolás Guillén, el Poeta Nacional.

José Ángel Sotolongo César, de 26 años y Médico de la Familia en la comunidad La Melba, en el municipio holguinero de Moa, atiende sus 245 pacientes, aquejados fundamentalmente por hipertensión arterial y se enorgullece de no tener muerte materna ni infantil. El trabajo no es un problema, como tampoco la estancia en el lugar.

Cada 24 días, por regla, debe descansar, mas en ocasiones no garantizan el médico sustituto y su estancia se prolonga.

“Comunicación, camino y transporte son lo más sensible para esta comunidad, distante aproximadamente 50 kilómetros de la capital municipal, cuenta con electricidad solo cuatro horas, por lo cual, además de su mochila, cargó también con la “balita de gas” que le facilitó la familia.
 
medico la melba 2
 
No hay cobertura, pero tampoco ha sido un obstáculo. Nos cuenta que ante un caso de urgencia extrema, tuvo que dejar su paciente y trasladarse a más de un kilómetro a una torre en una empinada loma para comunicarse desde su celular. Nada, que para estar en la cima, hay que subir la loma.

“Agradezco la ayuda de campesinos y del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), porque me han prestado su medio de transporte, un caballo, para visitar a mis pacientes en La Nasa, a cinco kilómetros. Sería ideal que se tuviera en cuenta esta posibilidad, porque tanto a mí como a quienes me sucederán por estos parajes, les ayudaría en gran medida a prestar una mejor atención, sin descuidar el tema de valorar la posibilidad de la instalación de un teléfono de minutos para casos de emergencia. Criticar no es morder, sino señalar con manos piadosas el lunar que oscurece la obra bella.

A pesar de los pesares, se siente bien en la comunidad y no cree en utopías, habla con firmeza, dispuesto a cumplir con su deber.

Reciprocar es ser virtuoso. Servir, el modo superior de agradecer.
 
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