Emilio Pérez Pardo: Enamorado de mi tarea

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emilio ministerio interior ATH 2Fotos: Alexis del Toro

A punta de lápiz y con tecnología digital, lleva el control de cada uno de los hombres que forman parte de la Unidad integral de Vigilancia y Patrullaje, cuya jefatura asumió hace ya unos cuantos años, luego de transitar por varias tareas y puestos de la especialidad.

Muchos le dicen el intrépido y sagaz, por esa forma desenfadada con que asume las tareas. Para él no hay imposibles. A toda dificultad le busca la solución, lo positivo para convertir el revés en victoria, tal y como nos ha enseñado el Comandante en Jefe Fidel.

“Trabajamos con seres humanos, por tanto tenemos que conocer cada detalle de su vida en el sentido de cómo anda su salud y la de su familia, si tienen alguna situación en el hogar en la que podamos prestar ayuda, entre otras cuestiones, algo muy importante para que puedan cumplir satisfactoriamente sus tareas en la unidad”, alude el Teniente Coronel Emilio Pérez Pardo, oficial de la Policía que desde muy joven integró esta frente del Ministerio del Interior, órgano al que le ha consagrado su vida.

Con esta premisa recibe cada jornada el jefe que, antes de ocupar este puesto, hizo patrullaje en las calles, aseguró visitas, participó en cuanta misión le encomendara el órgano y conoció los rigores de la labor en ese enfrentamiento diario a las indisciplinas y violaciones de lo establecido en la ley.

Mientras conversa el Teniente Coronel Emilio, ascendido a este grado recientemente, deja muy claro lo importante que le resulta la atención al factor humano en esta labor, que aunque en el mundo entero se considera un órgano represivo, en Cuba siempre se apela, en primera instancia, a otros recursos en la actuación.

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“Soy del criterio, y así lo transmito a mis compañeros y subordinados, que la primera arma que debemos usar siempre es el diálogo y la persuasión. Aun cuando tenemos la facultad para aplicar la multa con mayor o menor cuantía, es preciso escuchar a la persona y explicar adecuadamente la infracción, y tomar decisiones justas, siempre que la situación no sea compleja y requiera de otros métodos.

“Insisto en que hay que trabajar con el factor humano y eso lo recalcamos en la preparación diaria antes de salir al terreno. A veces vienen a plantearnos alguna preocupación o inquietud por la actuación de un agente que la persona cree no fue adecuada, sin embargo cuando les escuchamos y damos los argumentos técnicos entienden y se convencen.

“Igualmente cuando el agente se ha equivocado, como también lo he podido hacer yo en algún momento, se hace el señalamiento y llamado de atención, siempre escuchando primero lo que tiene que decir, y eso nos impulsa a mejorar y transformar para bien nuestra labor”, apunta.

Es de los primeros en llegar y de los últimos en retirarse de la unidad, de los que tiene el pie en el estribo por si se requiere su presencia en cualquier lugar que sus subordinados o el mando necesiten.

“Mis jornadas suelen ser dinámicas, pues debo velar por el desempeño de una fuerza bastante amplia. La unidad comprende varios destacamentos: Patrulla, Puntos de control, Carretera con la protección a las vías, la Infantería que son los agentes de orden público que andan a pie o permanecen en una posta, Policía ferroviaria, Puesto de mando y la video protección mediante las cámaras, además de la unidad xenófila (canina).

“Prestamos servicio las veinticuatro horas del día en turnos de rotación para garantizar la vigilancia y protección de nuestras calles, objetivos económicos, el aseguramiento de visitas de primer nivel, traslado de caravanas y los diferentes eventos culturales y deportivos, entre otras tareas”, subraya.

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Máximo empeño pone a la defensa de la soberanía, paz y tranquilidad ciudadana con las que hemos crecido las distintas generaciones después del triunfo de la Revolución, misión principal del Ministerio del Interior, desde su creación el 6 de junio de 1961 con la firma de la Ley no.940, del entonces presidente de la República de Cuba Osvaldo Dorticós Torrado.

“Desde que vestí este uniforme y me inicié como patrullero juré lealtad hasta las últimas consecuencias. Mi estreno fue en La Habana, a inicios de los años ´90, cuando fui llamado a cumplir con el servicio militar. Tenía 18 años. Fui escogido entre los 50 jóvenes, de 700 que estábamos allí vestidos de verdeolivo, para formar parte de Patrulla.

“Aquello me hizo enamorarme de mi tarea, lo sentí como mi propio Angola, mi misión. Aprendí mucho en la capital durante cinco años. Eran tiempos complejos. Por primera vez me alejaba de la familia y conocía la urbe cosmopolita. De esa época guardo muchas experiencias”, explica, no sin antes hablar de su formación durante la infancia y adolescencia en el poblado de La Concepción, municipio de Cacocum, a donde vuelve siempre que tiene la oportunidad para reencontrarse con sus raíces de estirpe campesina.

Fruto de una crianza rigurosa, en la que prevaleció el amor y cariño de sus padres, y la preocupación por darle a él y a su hermana las condiciones necesarias para que se realizaran en su vida, Emilio recuerda los sacrificios y la bicicleta que su papá le compró para que fuera a la escuela, a la que no dejó de asistir ni aunque lloviera. Esa disciplina se fue forjando mucho más después que comenzó a llevar el uniforme azul, el que hace 33 años le acompaña la mayor parte del tiempo.

El muchacho que se había graduado de Mecánico de motores diésel, no pensó nunca antes que su destino y desarrollo profesional sería en estas filas, a las que asegura volver si tuviese otra vida, pues aquí se ha crecido, obtuvo su título universitario de licenciado en Derecho y la preparación de varios postgrados y cursos que le han ayudado a cultivar su cultura general integral.

“La tarea nuestra requiere de preparación tanto física como cognitiva. Siempre que nuestras fuerzas salen al terreno se les brinda información, se analizan los acontecimientos nacionales e internacionales, porque de acuerdo al contexto hay que saber actuar”, asegura, quien practica la empatía como estilo de trabajo, el que ha sido reconocido por el nivel de exigencia, organización, planificación y control de cada una de las actividades que realiza, al punto que tiene el registro de cada detalle en el desempeño de sus fuerzas y de a quienes ha atendido en su oficina siempre que le han ido a tocar la puerta.

En la oficina de Emilio hay varios reconocimientos, como el de Personalidad destacada en la provincia en el año 2021 y la condición Elogio a la virtud, esta última otorgada por el Minint a quienes mantienen una actitud loable y acorde a los principios éticos y morales del órgano y la sociedad. También hay sendos cuadros en las paredes con las imágenes de Fidel, el Ché y Raúl, en una ubicación perfecta, como para tener siempre a la vista estos paradigmas que constantemente le recuerdan su deber con el pueblo e inspiran a obrar con justicia.

Medallas por el Servicio Distinguido y otras condecoraciones atesora de igual manera, con la satisfacción de haber podido servir a su Patria donde ha sido necesario.

“Voy a estar aquí hasta que el mando lo considere”, dice, y recalca que durante estas más de tres décadas ha contado con el apoyo de su esposa Nelsy, quien cuidó de su primogénito Alejandro mientras se iniciaba en su carrera, a la que posteriormente sumó la segunda experiencia como padre tras la llegada de su hija, quien lo convirtió en abuelo hace siete años, su mayor disfrute en los ratos libres. 

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Yanela Ruiz González
Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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