Médico de su pueblo y otras latitudes
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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La historia de él es apasionante, llena de anécdotas y de los más inusitados hechos, que le han marcado la vida, no solo como profesional de las Ciencias Médicas, sino también en lo social y personal.
Cómo iba a imaginar el hijo de campesinos pobres de Los Haticos de Velasco, que un día se iba a graduar de doctor, ser reconocido en su comunidad por su experticia y apego a sus raíces; recorrer países de este continente y otros más lejanos, hasta convertirse en el primer cubano y, hasta ahora, el único hijo de esta pequeña Isla del Caribe en portar en sus manos una Antorcha Olímpica.
“Ese acontecimiento me hizo sentir muy honrado al poder representar a los más de 13 mil médicos cubanos partícipes, en ese momento, en el Programa Más Médico, en Brasil. Todo ocurrió por iniciativa de mis pacientes, que colocaron en la página web de la Olimpiada Río de Janeiro-2016 una historia sobre mi desempeño como colaborador de la Salud.
“Fui uno de los 12 mil seleccionados entre miles de candidatos para participar en el relevo de la Antorcha Olímpica en su paso por más de 300 ciudades hasta su llegada al estadio de Maracaná. Recorrí 400 metros, pero para mí resultaron miles cargados de conmoción, sentimientos, sano orgullo...
“Todavía de solo recordar ese día me embarga la emoción por haber representado a Cuba en ese hecho histórico. La llama olímpica pasó, simbólicamente, a la lamparita, que venía desde Grecia”.

Así hoy, el doctor Argelio Hernández Pupo, especialista de Segundo Grado en Medicina General Integral (MGI) y quien hace 33 años hace honor al Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, comienza recordando un acontecimiento, por el cual quizá miles lo hayan conocido en Cuba y más allá de nuestras fronteras; sin embargo, su labor como galeno comunitario, docente e internacionalista trasciende con fuerza cada día.
Uno de sus principales méritos, a decir de la mayoría de quienes lo conocen, es haberse mantenido en el servicio médico comunitario o docente de donde salió, el municipio de Gibara, unas veces en Los Haticos, por donde comenzó todo; Velasco, "Floro Pérez" o en la Villa Blanca de los Cangrejos.
Solo de ese círculo ha salido las tres veces que ha cumplido misión internacionalista. Primero en Namibia; luego un poco más cerca, en Bolivia y, por último, en Brasil.
El también máster en Longevidad Satisfactoria dice que en los primeros 12 años de trabajo allí vivió un acontecimiento que lo marcó para el resto de su existencia.
“Tenía a una lactante de seis meses ingresada por gastroenteritis y los padres firmaron el consentimiento informado del alta a petición, para llevarla al ¨brujo del quimbo¨. A los seis días después la regresaron deshidratada grave, lo que nunca antes había presenciado. Por el estado como se encontraba no fue posible canalizar una vena, incluso intentamos la vía intraósea, sin resultados, y para no dejar de hacer nada, colocamos una gastroclisis. Por la madrugada avisaron de su fallecimiento. Me partió el alma la tranquilidad del personal sanitario y familiares. Al preguntar a una enfermera el porqué de esa conducta, me contestó que la madre había manifestado tener otros nueve hijos más esperando por ella”.
En ese país, a miles de kilómetros de casa y familia, Argelio junto a otros colegas cubanos fue víctima de un grave accidente automovilístico durante un viaje, para asistir a una reunión de trabajo de la brigada médica en la ciudad de Otchiwarongo. “Al sacarnos de las ambulancias vimos muchos cubanos a la espera nuestra. El solo mirar sus rostros nos hizo sentir seguros de que íbamos a salir bien de aquel trágico incidente, que por nada nos cuesta la vida”.
Pero, para el hoy jefe de la Sección de Atención Primaria de Salud en el municipio de Gibara, las misiones allende los mares no se detendrían. Así, en febrero de 2006, como parte del Contingente Henry Reeve, llegaría a Bolivia, que en esos momentos afrontaba grandes inundaciones. Primero, por ese motivo fue la salida un tanto rápida, pues continuaría allí en la atención médica comunitaria a la vez que se superaba científico y técnicamente a través de diplomados y postgrados, como el de Oftalmología clínica, para contribuir a dar cobertura a la Operación Milagro.
De vuelta en 2008 al terruño querido, al doctor Argelio se le vio otra vez en la Atención Primaria de Salud encargado de asistir a la población, ocupar distintas responsabilidades a nivel de municipio o en el policlínico; impartir docencia; ser requerido por sus pacientes de siempre de la ciudad de Gibara, Los Haticos, Velasco o del poblado de Floro Pérez, donde vive junto a su esposa e hija, quien le sigue los pasos, ya a punto de graduarse de la carrera de Medicina.
Cinco años después el médico, que en su vida profesional ha tutorado cerca de un centenar de tesis de alumnos para hacerse especialistas en MGI, es reclamado para formar parte del Programa Más Médico, en Brasil, en el nordestino estado de Piauí.
“Uno de los pocos sustos que pasé en ese país ocurrió poco después de la llegada, interactuando con una paciente mayor, que me espetó: ‘Doctor, usted parece un pediatra de la medicina particular’. Impresionado le pregunté por qué me decía aquello, a lo cual respondió: ‘Porque usted examina correctamente a los pacientes’. Sus palabras me consternaron, pues pensé que me lo había dicho por estar haciendo algo mal. Lo que me permitió reafirmar lo que somos: un ejército de avanzada, altruista, en una sociedad que apuesta por el futuro, para demostrar, precisamente, como diría quien fuera gestor y protagonista de esta obra, que los médicos hemos escrito, cuando expresó: “No creo que haya otra profesión más humana, ni otro trabajo más humano, que el trabajo directo que ustedes realizan con la población".
El gibareño reconoce que en ese gigante suramericano “tuve la oportunidad de conocer directamente lo que me contaban mis padres que acontecía en Cuba antes del enero de 1959, porque tuvimos la oportunidad de vivir varios procesos electorales, durante los cuales resultaba bochornoso ver la compra de votos para una cirugía estética, para la realización de exámenes diagnósticos, como una tomografía o simplemente para pasear”.
Confiesa guardar grandes satisfacciones como médico, desde atender los dos embarazos de su esposa, luego a sus hijos, a sus padres y a todo el que lo reclama; aprender y prepararse todo cuanto ha querido y así lo confirma su voluminoso currículo, testigo irrefutable de su experiencia profesional, estudios vencidos y participación en eventos; además ser miembro del tercer Contingente Carlos J. Finlay, participar en dos Congresos de Medicina Familiar y en tres ocasiones haber tenido la oportunidad de estar en eventos o reuniones presididos por Fidel.
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Somos y seremos la referencia...más , seremos la diferencia bella para el mundo.