A 62 años pronunciamos una misma consigna
- Por Melisa Juana García Quesada/estudiante de periodismo
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La tarde transcurría con normalidad. Las personas andaban por las calles con la certeza de que todo estaba bien, cuando la tranquilidad se vio interrumpida por un estallido que hizo estremecer a La Habana dejándola oculta bajo una nube de polvo que ascendía.
La explosión del barco francés La Coubre, el 4 de marzo de 1960 marcó la fecha en que el imperialismo demostró una vez más de lo que era capaz. Trabajadores de la patria, soldados consagrados y miles de familias vieron y sintieron la crueldad del vecino del norte en su propia piel.
Tuvieron lugar dos explosiones que produjeron cerca de un centenar de muertos y 400 heridos y lesionados, la primera ocurrió a las 3 y 15 de la tarde y la segunda sorprendió a todos cuando se encontraban Las Fuerzas Armadas Revolucionarias y un grupo de voluntarios en el rescate de los heridos. Pero, ¿por qué precisamente ese barco? La respuesta está clara y es que el vapor La Coubre transportaba armas y municiones que prepararían a los cubanos para defender la Revolución naciente. El hecho en sí mismo no fue aislado, tiene sus antecedentes y no sería el último en la escalada de acciones por cambiar nuestro rumbo. Bombardeos a ciudades, intentos de intervención, mentiras y calumnias de nuestros procesos y dirigentes eran el día a día al que nos enfrentábamos con una potencia asechándonos y haciendo del camino todo un desafío.
Hoy, a 62 años de este suceso, continuamos luchando contra cada piedra que nos ponen al andar. Es ese vecino incesante quien con nuevos métodos sigue enfrascado en la misión de destruirnos.
Las bombas han sido cambiadas por post, los soldados se han convertido en youtubers, influencers, las promesas ahora son más soñadoras e ilusas pero el objetivo se mantiene fijo, tomar la Isla de Cuba ya no por motivos económicos, ni intenciones de expansión ahora es por costumbre, por dinero, por atención, por envidia y por orgullo.
La explosión de la Coubre la vemos en miles de calumnias por redes sociales, en videos falsos y mentiras que visten como la más pura verdad. Los heridos son aquellos que se intoxican al ver, reaccionar y comentar los miles de FAKE NEWS que navegan en estos escenarios digitales y los muertos son, en este contexto, todos aquellos que cegados por el odio se atreven a traicionar la Patria que los hizo crecer.
Como en 1960 seguimos los cubanos unidos, convencidos del lado donde está la verdad, firmes en nuestras convicciones y fieles a todos aquellos que, como los obreros que murieron en ese terrible sabotaje, dieron su vida por la Revolución que tenemos.
Somos los jóvenes quienes en el andar diario tenemos la misión de hacer que actos tan dolorosos como el de aquel 4 de marzo de 1960 no se olviden, que tengamos la visión de nuestro Apóstol para presagiar el peligro que Estados Unidos representa y la valentía del Comandante en Jefe Fidel para asegurar que la consigna hoy y siempre será: ¡Patria o Muerte!
En el sepelio de las víctimas de tan abominable crimen nació la consigna que ha acompañado a nuestro pueblo en cada escenario. Una consigna que en sí misma resume lo que somos. Que no habrá miedos que nos detengan, ni sombras que nos asusten La vigencia de esta proclama queda demostrada en cada escenario donde los cubanos muestran su patriotismo, solidaridad, internacionalismo y valentía heredada de la sangre mambisa. Cuando decimos ¡Patria o Muerte! estamos apostando por todo lo que tenemos, convencidos del camino andado y el que queda por recorrer, no habrá enemigos que puedan con la fuerza que da proclamar con dignidad: ¡Patria o Muerte! Venceremos