Sembrar sobre la piedra
- Por Yenny Torres
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Ante las adversidades de un relieve rocoso, la inventiva de un matrimonio gibareño hace germinar la tierra. Fotos: Cortesía de los entrevistados
“Cuando se quiere, se puede”, parece una máxima inventada por Maité Rodríguez Rodríguez y Noel Jesús Rodríguez Lorenzo, quienes han “echado raíces” en la Gegira, sitio gibareño con nombre tan insólito como su gente. Ante el relieve rocoso, su inventiva y alternativas de sembrar de forma ecológica le han dotado de prosperidad económica y eficiencia productiva.
“Nosotros mismos `hemos hecho´ la tierra de labranza. Desescombramos y recogemos desechos que usamos luego para barreras muertas, que evitan la erosión.
El escabroso suelo solo es beneficiado por las bondades de la naturaleza y el esfuerzo de Maité y Noel
“Empleamos barreta y pico en cerros o arrecifes de piedra, que llenamos con tierra y funcionan como una maseta para sembrar plátano y fruta bomba.
“Tenemos cavernas inundadas en la finca, pero, por ubicarse en una zona tan baja, no podemos usar el agua; entonces estamos a expensas de la naturaleza; por eso beneficiamos el suelo con abundante estiércol y abono natural, con lo que se fortalece y recupera”, explicó Noel, quien es, además, presidente de la CCS José Velázquez, donde radica uno de los 12 polígonos productivos de la nororiental provincia de Holguín, y, a su vez, uno de los dos que abarca el Proyecto Ecovalor.
El matrimonio no ceja en su empeño de alcanzar las ocho toneladas de plátano por hectárea.
Maité, quien es extensionista de dicho proyecto, explica que ella capacita a los productores y asesora al círculo de interés sobre el tema en la zona. “Tenemos nueve fincas en el polígono y la cooperativa cuenta con 672 hectáreas, entre bosques naturales y áreas cultivables. De nuestras producciones vendemos al polo turístico de Guardalavaca y Cayo Coco. Conservando y protegiendo el suelo se logran niveles productivos altos”.
En ese punto, Noel no logra contenerse y la interrumpe. “Como rendimiento, tenemos entre seis y siete toneladas de plátano por hectárea, aunque debemos alcanzar ocho. También en toneladas por hectárea, de fruta bomba llegamos hasta 15; de melón y calabaza, entre seis y siete; de berenjena, zanahoria y remolacha, entre cuatro y cinco”, añade, orgulloso de su labor.

Maité y Noel, matrimonio en la vida y el trabajo, comentan que por las condiciones naturales del sitio, están pensando en crear un mirador.
“Debido a la posibilidad de observar el litoral desde Puerto Padre hasta Gibara; la existencia de tocororos, cartacubas y más de 200 aves que emigran aquí; las vías de senderismo; por colindar con el área protegida de Caletones; y las “piscinas” naturales de nuestras cavernas, propicias para nadar y bucear; nos preparamos para el Ecoturismo”, explicó Noel.
Aunque en la finca existen cavernas inundadas, estas no favorecen los cultivos por encontrarse en zonas bajas.
La familia Rodríguez apuesta por el desarrollo sostenible y la armonía con el medio ambiente. Su historia va ligada a estas prácticas, por la naturaleza, la prosperidad, colaboración, el planeta, el amor…
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