El Drama de los Cachorros
- Por Calixto González Betancourt
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Fotos: Carlos Rafael / Estadísticas: Emilio HernándezEs un drama lo sucedido al equipo de Holguín en la 58 Serie Nacional de Béisbol, con sus pobres inicios en los dos períodos, una gran remontada en la primera etapa, que lo llevó del último al primer lugar compartido, para acceder a la segunda fase, en la que se vio afectado por un nuevo método de posicionamiento en la tabla de posiciones.
Luego otra reacción en cuatro subseries y un final lamentable, víctima de tres barridas, para solo dos victorias en 12 juegos y un colofón lleno de interrogantes y ausencias.
El sexto lugar (22-38) de este elenco es meritorio, pues mejora con creces el decimocuarto de la temporada anterior, logrado entre 16 concursantes y por encima de planteles considerados de mayor fuerza.
Objetivamente, teniendo en cuenta lo que mostraban las nóminas antes de comenzar la Serie, Holguín no estaba en la lista de pretendientes para quedar entre los seis primeros y pasar a la siguiente ronda. Sin embargo, superándose a si mismo lo logró, al indicar que tenía para más de lo pronosticado. En consecuencia, cuando en la vida se es capaz de mostrar un nivel superior, individual y en lo colectivo, se le exige y evalúa en correspondencia.
Del protagonismo de los Cachorros en el segmento inicial tratamos ampliamente en su momento. Lo que valen son los hechos sobre el terreno y no se trata de pedir lo imposible de dar (¿peras al olmo?), mas tampoco de conformismo, porque si no estuviéramos negando la superación y el desarrollo, por eso después de aquella gran remontada, se esperaba una mejor demostración de los holguineros en el segundo tramo, aunque solo fuera cualitativamente.
No se puede negar que dañó ese brusco descenso del primero al sexto lugar, gracias a la nueva normativa. Perjudicó primero en la ubicación y probablemente en el subconsciente de los integrantes del conjunto, sin embargo, determinó seguidamente el comportamiento en cada juego.
Los refuerzos no ayudaron lo presumido, matizados por la imprevista partida del estelar lanzador zurdo Yoenni Yera, de buena contribución; la positiva irrupción de Colás y el significativo aporte de Ariel Sánchez.
Lo peor de esta fase resultó el pitcheo relevo, 6.56 promedio de carreras limpias (pcl) y 5,56 el integral en este lapso. Varios partidos con favorables marcadores en el último tercio fueron reveses, por causas de los deficientes relevos, como por ejemplos los tres últimos partidos versus Las Tunas.
El mal de las lesiones, el mayor descenso del rendimiento y cansancio al final del pitcheo son como un filme en reposición. Repito la interrogante de años anteriores: ¿Por qué se lesionan tanto los lanzadores holguineros?.
Algunos técnicos me han dicho: “Son lesiones que ya estaban”, pero ¿el mal de origen? Si se llegaran a conocer las causas, podrían aplicarse acciones preventivas para tratar de disminuir los lesionados y el nivel de las afectaciones. Algunos se recuperan, mas en varios casos vuelven a recaer.
En esta Serie las lesiones incluso dañaron desde el principio: Ernesto Hernández fue baja antes de comenzar el torneo, luego se interpusieron también en José Sánchez, Oris y otros.
Reflexionando para después: ¿No se podría replantearse la distribución del trabajo de los lanzadores desde que comienza el torneo nacional, para que no aparezcan posteriormente el cansancio y dolores de los mejores. Tal vez, una rotación de cinco abridores hasta donde sea posible en el calendario. Podría intentarse dar chances, al principio, a que algunos jóvenes puedan avanzar los partidos.
Dos de los más laboriosos, Paredes y Rafael Sánchez (ya ha tenido problemas en su brazo de lanzar) cuando no respondieron en algunos momentos en la recta final pudo ser por agotamiento.
Wilson Paredes (3.90 p/cl), en su año de consagración, fue la figura del pitcheo holguinero con su 10-5 en ganados y perdidos, siete salvamentos y 86 ponches. El joven Rafael Sánchez (4.25 p/cl,7-5 y cuatro salvados), relevó en 43 ocasiones, con 72 innings lanzados.
Carlos Alberto Santiesteban (3.57 p/cl, 7-6 ), a pesar de dolencias lo hizo bien y solo le conectaron para 239, y Rubén Rodríguez (3.89 y 6-2) con su mejor torneo.
Esta fue la peor defensa de Holguín por muchos años: 65 errores, 964, última en la segunda etapa (general 967 y 117 errores); causante de 28 carreras sucias, más fallas en la mecánica, aspectos definitorios también en varios reveses. En los 90 desafíos le robaron 39 bases y cogieron a 31.
El bateo holguinero se comportó muy bien. En la segunda parte: 307 de average, 77 dobles, 36 jonrones (primero) y 234 carreras impulsadas. En la temporada, 302 average y 85 cuadrangulares (primero) y 487 impulsadas (segundo).
Entre las individualidades en la segunda fase, Geydi Soler: 327 average, cuatro jonrones y 24 impulsadas; Paumier: 326-6-29; Peña:325-2-13; Cáceres:313-4-12; Almeida: 313-1-11, Manduley: 306-3-25.
Mirando toda la temporada, el de mayor distinción resultó Máikel Cáceres con 380 de average, récord para el equipo; además, en su elenco, primero en jonrones (14) e igualado en la cima con Paumier en dobles (23), y tercero en remolcadas (53), sin jugar en todo el calendario.
En toda la campaña destacan los 10 cuadrangulares y 41 impulsadas de Aballe; los 13 vuelacercas de Paumier y Soler, ambos primero en impulsadas en su colectivo con 58 y fue la mejor campaña de Marnolkis Aguiar: 288 average; 11 dobles, cuatro jonrones y 40 impulsadas, entre otras actuaciones, más varias cifras generales y particulares…
En el rendimiento general del plantel: ¿no son demasiados los contrastes con cadenas de derrotas y victorias alternándose, con iguales “actores”?. Por cierto, se imponen más gestiones, con previsión, para llenar esas lagunas a final del entrenamiento, respecto a modelajes y juegos de confrontación que se frustran, lo que, al decir de Noelvis y otros especialistas, provocan los malos inicios de temporada.
La disposición y combatividad del equipo mostró altibajos. Más allá de jugadas y estrategias para elogiar o cuestionar, se trata de una dirección preparada para mover sus “fichas” adecuadamente, aunque no siempre lo logren, sin dejar de reconocer la dedicación del mentor Noelvis González y sus compañeros, pero los resultados no siempre se corresponden con sus esfuerzos, porque inciden varios factores.
No puedo obviar la insistencia en comentarios y mensajes relacionados con disensiones internas, particularmente entre el manager y algunos jugadores. En el caso que eso fuera cierto, es tarea de los directivos limar asperezas mirando hacia próximas batallas.
Aún no ha nacido el manager al que todos lo quieran, pero el timonel tiene entre sus misiones, e insistir, en unir a todos en pos de un propósito. Y cada pelotero debe tener presente que por encima de cualquier posible contradicción interpersonal, en su desempeño integral se debe siempre a su equipo, pueblo y a su prestigio y dignidad como deportista.
Los cuestionamientos no son para dañar a un equipo que, a pesar de varias contingencias, se esforzó y fue protagonista, sino para extraer experiencias válidas, que sirvan en la venidera serie. Aunque el panorama del béisbol en esta provincia sigue con deudas y mucho por enmendar, el sueño de otro Holguín Campeón se mantiene incólume.
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