Huellas
- Por Jorge Suñol Robles
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Cuentan que un joven holguinero llegó un día a Santiago de Cuba y sin reponerse de los baches del camino, lo primero que hizo fue subir los escalones de la Plaza de la Revolución Antonio Maceo. No resistió la belleza de aquel monumento, un titán que invita a “calentarte” en la tierra más calurosa de la Isla.