Química de verano

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verano hg 1El verano es momento propicio para estrechar lazos de amistad y disfrutar en familia. Foto: Canal Caribe
 
Eso de que el verano es idóneo para hacer “química” es una certeza. Este año mucho más, pues tenemos una sobredosis de entalpía, o sea, un calor no solo humano a tope, que, quizá por asumir como símbolo una “H”, ubica a Holguín entre las provincias de más “calurosa” recepción. Y aunque se calcula en julius, muy bien pudiese hacerse en agostus.

Además, acertar una Diana con la “presión” del tiempo y el “volumen” de personas en la calle significa enfrentar su “composición”, o sea, tiene todos los elementos para desarrollar reacciones, incluso, “endotérmicas”.

A lo que puede añadírsele los aromas ADN, equivalente a ácido desodorantinucleico, que nada tienen que ver con la genética, pero bien pueden “modificar” el día.

Fiestas, piscina, comida… resultan indispensables en casi todos los “proyectos” de verano, en los cuales se “diluyen” las “reservas” no solo energéticas.

No obstante, para el cubano lo importante es divertirse, por eso intenta no pensar en la mochila o los zapatos que tendrá que “obtener” para el niño antes de septiembre. Y esta vez, apuesta a su presupuestado salario todo lo que soñó hacer durante años, sin pensar que un solo sueldo no compone verano.

Las redes sociales suelen ser los “laboratorios” preferidos para “experimentar” y ensayar nuevas “fórmulas” de conquista. Sobre todo porque se prueba con diversos argumentos, con el objetivo de obtener como “reacción” la picardía: quien solo frente a su chat se ríe… De resultar, habría que descubrir cómo se “descarga” un (a) novio (a) por internet.

Pero siempre queda la opción de los tradicionales amores de verano, cuyo back groom de playa, atardecer, brisa… “catalizan” el desenlace de un beso y con él la idea de que la perfección existe, aunque a veces la “sustancia” de la relación sea demasiado “volátil”.

Del mismo modo que el H2O resulta imprescindible en la “tabla del período”, el OH resulta incompatible a la hora de manejar; pues puede, por medio de la fatalidad, aguar, y no en plan de refrescamiento, los días de vacaciones.
 
Los niños suelen hacer muchas amistades. Construyen castillos de arenas, se sueñan capitanes de barcos y cuanta ocurrencia circunde la idea de playa, o la magia del mar. Hacer nuevos grupos se vuelve tendencia, aunque sea en condición de “electrón diferencial”, o sea, el último en unirse al piquete.

La noche antes del paseo, los pequeños no duermen, emoción+ expectativa+ ganas de disfrutar=insomnio infantil de verano: la ecuación perfecta de la niñez.

Todo se vuelve agitado, los padres intentando mitigar en una quincena las necesidades de goce de dos meses, pues el restante tiempo en que trabajen piensan entregar sus hijos a la niñera clásica de la etapa: la televisión. Por eso apelan al convencimiento sobre la buena programación o acuden a los contenidos de la memoria, disco duro, laptop, o cuanto dispositivo se tenga, para atar las crías a una pantalla.

La gente intenta viajar a otras provincias, ahora si es en tren mejor, pues lo nuevo es nuevo. Ansía ir al campismo, porque este nos mantiene unidos no solo por naturaleza, también por presupuesto. Aspira descansar, tomar aire puro; aunque la travesura de los menores o insensatez de los mayores, dejen a veces sin aire.

La etapa estival se sueña, se suda, se espera. Las personas quieren amor, amistades, momentos bellos para recordar. La familia se une, los primos se encuentran, los examantes tropiezan, la empatía hace de las suyas. Por eso, en el gigante tubo de ensayo que es el verano, la Química no puede faltar.
 

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