La conciencia del peligro

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coronavirus riesgo
 
Dice un viejo adagio: “La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y la salvación” y, como tal, puedes conjeturar, potencialmente, la percepción de una situación futura como amenaza para una adversidad.
 
Siempre hay diversidad de escenarios que originan un nivel de amenaza para la vida: salud, propiedad o hasta el mismo medio ambiente. De ahí la importancia de poder lograr la viabilidad de ocurrencia en la totalidad del perjuicio.

Esos anuncios del mal los encontramos donde hay alto voltaje, derrumbe, suelo resbaladizo, carreteras al lado de una montaña con caída de piedras o peligrosas curvas, conducir en estado de embriaguez, productos venenos sin protección y, ahora, incumplir las medidas para evitar contraer el virus SARS-CoV-2.

Las composturas para impedir la pandemia, orientadas por las autoridades higiénicas- sanitarias y el Gobierno de Cuba, si las cumplimos alejamos el peligro, porque la probabilidad es mínima de que ocurra un suceso o exposición comprometida, con la severidad del daño o deterioro.

El uso de los nasobucos, mantenernos en casa, guardar la distancia social, no participar en fiestas, las limpiezas en las manos son maneras efectivas de protegernos, porque las partículas nasales y bucales de un contagiado, si llegan a nosotros, es más difícil infestarnos.

Por eso la constante insistencia en la utilización de esos mecanismos de resguardos, útiles como freno a la pandemia y al protegernos nosotros, también, resguardamos a los demás.

Debemos conocer que, aunque a veces lo utilizamos como sinónimo, no es lo mismo peligro y riesgo, el primero es una condición o característica intrínseca, la cual puede causar lesión o enfermedad, daño a la propiedad y/o paralización de un proceso, en cambio, el segundo es la combinación de la probabilidad y la consecuencia de no controlarlo.

Suzanne Collins, escritora estadounidense, dijo: “la gente estúpida resulta peligrosa.”, mientras su coterráneo el actor Sung Kang, expresó: “No sólo has jugado con fuego, has empapado las cerillas de gasolina.”
 
Jorge Bucay, médico argentino enfatizo: “Algunos somos absolutamente incapaces de poder ofrecer a nuestros seres queridos la protección que quisiéramos contra todo peligro, contra cualquier dolor, contra las frustraciones, contra el tiempo perdido, contra la vejez y la muerte”.

Podemos sacar nuestras propias conclusiones y si miramos las barbas de nuestro vecino arder…. Mucho cuidado: el riesgo está ahí.
 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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