El que va el primero, va dos veces
- Por Rosana Rivero Ricardo
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Cuba tiene el privilegio. En pocos sitios del mundo se da una fiesta como esta. Los preparativos comienzan varios días antes, semanas… El diseño de los carteles para la empresa, la escuela, la comunidad… Escoger el pulóver de la marcha, preferentemente rojo, blanco o azul. Seleccionar una gorra a tono. Rescatar las banderitas que se conservan del año pasado. Un pomito con agua y para el desfile.
Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García en Holguín.
En la provincia de Holguín es la Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García la que aúna a sus hijos para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores.
La gente con su pulóver, su gorra, su banderita y su pomito con agua empieza a llegar bien temprano. La alegría mayor es cuando finalmente, análisis del croquis de la ubicación de tu sindicato, encuentras a tu colectivo laboral. Entonces empieza la narración de las peripecias para llegar, los chistes, las bromas y el “chucho” al perdí´o del grupo…
Y entre tantas personas, reconoces a amigos, compañeros, vecinos, gente que hacía rato no veías y ahora tienes la posibilidad del reencuentro. Eso solo ocurre en la fiesta mayor del proletariado en Cuba, donde todo el mundo está invitado. Se ponen al día al tiempo que siguen la evolución del desfile.

La marcha comienza y con ella se multiplica la alegría. El denominador cubano es demostrar ante la tribuna las iniciativas de los colectivos de obreros que van desde consignas, banderas gigantes, barquitos que “navegan” en tierra, coreografías… Todo por tal que el locutor de turno mencione tu sindicato, tu empresa, tu unidad frente a los micrófonos. Entonces, cuando eso ocurre, la dicha es plena.
Hay quien suele desfilar dos y hasta tres veces. Pasa con su centro de trabajo. Luego se reincorpora al de un amigo, hermano, padre, hermano, cuñado, esposo… El objetivo es festejar el Día de los Trabajadores y aquí no importa si se pasa doble o triple. La alegría, las iniciativas no se agotan; al contrario, se multiplican.
Luego, cuando la marcha acaba, sigue la fiesta. A brindar con cerveza fría por el proletariado mundial, a soñar porque todos, algún día, gocen de nuestros mismos derechos.
Y en la tarde, cuando parece que ya se está en “batería baja”, no disminuye para nada el entusiasmo. Se enciende la televisión y se observa la transmisión del desfile en la provincia de Holguín. Se sigue atentamente cada detalle. Habla el locutor. Recuerdas sus palabras. Ya está cerca. De refilón en la pantalla, un brazo, una gorra, aunque sea un breve fragmento tuyo… En esa milésima de segundo, brincas de tu asiento y gritas: “Mírame, mírame…” Porque definitivamente, el que va el 1ro, va dos veces.