Disciplina laboral
- Por Hilda Pupo Salazar
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Si como dice la frase la disciplina es un puente entre las metas y el éxito, nunca renunciemos a ella para hablar de ese requerido progreso, porque de qué valdrían tantos planes y esfuerzos en medio del “actúo como me da la gana”.
Todos los grandes logros los anteceden positivos métodos de accionar, entre los que está la autodisciplina, lo primero a consolidar para poder materializar los propósitos con fin de lograr una favorable conducta ante el trabajo.
La disciplina laboral es el conjunto de acciones que nos ayudan a lograr el acatamiento a las políticas, normas y reglamentos de una entidad por parte de todos sus integrantes, como capacidad para establecer un orden mínimo necesario con el fin de ejecutar, de manera eficaz, una actividad.
En cualquier lugar, la falta de orden abre las puertas a otros males como: ineficacias, irrespetos, improductividades, desorganización e incumplimientos.
No se entiende la realidad en una oficina de servicios a la población, si quienes atienden llegan tarde y se van temprano o tener que pagar altos montos a personas “dueñas” de los primeros turnos de una cola, para poder acceder a tales actividades.
El pueblo se disgusta con los procederes de la gente que están haciendo un “negocio financiero” de las prestaciones a las masas, esos complican cualquier proceso y hacen pasar trabajo.
Estamos ante la desorganización de quienes brindan esas ayudas y no es justificado desentenderse del nocivo fenómeno de enriquecimiento ilícito, porque eso es “puerta afuera”.
Si lo que ocurre adentro, se perjudica por la conducta de otros, esté donde esté, deben tomarse cartas en el asunto y crear mecanismos de labor en contra de esas actitudes entorpecedoras.
La máxima dirección del país aboga por procesos, que no creen molestias a los pobladores y mayor entrega de los colectivos, lograda con más amor al trabajo.
Podemos aprender más si interiorizamos estas máximas: el poeta argentino Facundo Cabral: Quien no ama su trabajo, aunque trabaje todo el día es un desocupado.
Napoleón Bonaparte: El triunfo no está en vencer siempre, sino en nunca desanimarse. Un proverbio inglés: Un mar calmado no hace marineros.
Del empresario estadounidense Henry Ford: Siempre tienes razón, si crees que puedes, puedes, y si crees que no puedes, no puedes. De cualquier manera tienes razón. Lao Tzu, filósofo chino: Para dirigir personas, camina detrás de ellas.
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