Versiones de un detective

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reseña libro 01

Todo empezó en el librero de un solar en La Habana, textos de todo género e idioma con algo en común, su antigua dueña. Como buen lector robó algunos libros, pero también decidió investigar quién era esa mujer.

Recorrió el espacio. Vio cinco botellones de fraile -interesante posesión pero nada concluyente-. Vio un cuadro con un signo de interrogación -aún menos concluyente-. Encontró un pasaporte, ahora sí, tenía algo. Nelly Bianchini se llamaba, era suiza y traductora. Tecleó el nombre en el navegador, descubrió algún que otro dato sobre su trabajo en Cuba y hasta fotos de una relación. Pero necesitaba más, había que ambientar una historia.

No sé si un detective, pero tan lejos llegó el intento de Sherlock Holmes que Roberto Ráez creó, al mezclar la investigación con sus delirios, el personaje de Adria Mancini, el alma de su última novela Versiones de la traductora, la cual ganara el pasado año el Premio Calendario en la categoría de Narrativa.

El libro está dividido en dos partes, en ambas se explora un misterio: a donde puede llegar el ser humano con tal de escapar de sí mismo. En las primeras páginas eres una mezcla rara entre periodista y escritor que en vez de centrarse en su segundo manuscrito decide seguir la huella de una traductora. En las últimas, eres esa traductora, te conviertes en su mayor miedo: morir sin haber logrado lo que tanto anhelaba.

Una hora y veinte minutos, eso tardé en leer el libro, sin imaginar que acabaría con el corazón en la mano. La primera pista fue la portada, Elena Burke, una figura que acompaña la segunda parte del texto. Es más, no pierdan la oportunidad de escucharla mientras leen, pero que no falten "Es contigo" y "Llanto de luna".

reseña libro 02

La imagen de la mujer es el mayor mérito del libro, tan real que duele, tan real que aterra. Sí, porque mientras leía pensaba en ella -alguna amiga-, en la otra –una conocida-, en todas las demás –en mí-. Al igual que Adria tengo deseos de hacer algo más grande sin estar a la sombra, al igual que Adria sería capaz de violar lo ético con tal de ser valorada.

En ambas partes el autor experimenta en la narración, nos muestra su estilo característico con el uso de la primera persona, pero también decide escribir con la figura del narrador omnipresente, adentrándose en la piel de una mujer. Como fiel admirador del neopolicial latinoamericano, el autor busca su propio sello en un género que siempre destaca en sus lecturas.

La novela presenta un lenguaje directo, como le gusta a él, sujeto más verbo más predicado, simple, sin adjetivos, odia los adjetivos, es más, seguramente está leyendo estas líneas tachando con un corrector rojo cada adjetivo.

Roberto Ráez un día fue inspirado por su experiencia en un taller literario, resultado de esto fue su primer libro Boustrophilia. Más tarde su inspiración sería una mujer; una introspección hacia conflictos internos que cada uno posee. Roberto demuestra que, con cada libro, es posible reinventarse. Solo sé que espero su próxima publicación donde, quizás, me cuente los misterios de un instructor penal.

Publicado por la Casa Editora Abril, Versiones de la Traductora será presentado en la presente Feria Internacional del Libro en Holguín. Una opción para aquellos que devoran los policíacos, para aquellos que le temen a la soledad, a morir y ser olvidados, para los que leen, para aquellos que, de vez en cuando, se pierden olvidando quiénes son.


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