Grito de independencia
- Por Reynaldo Zaldívar
- Hits: 1085
El 24 de febrero de 1895 se erige como un hito crucial en la lucha del pueblo cubano por su independencia. Este día marcó el inicio de la fase armada de la Revolución del 95, un proceso que había sido meticulosamente planeado por José Martí.
El camino hacia la insurrección no estuvo exento de obstáculos. Entre el 12 y el 15 de enero de ese año, las autoridades estadounidenses detuvieron y confiscaron las armas destinadas a lo que se conoció como el "Plan de la Fernandina".
A pesar de estas adversidades, el fervor por la libertad entre los cubanos no solo persistió, sino que se intensificó, acelerando el desarrollo de los acontecimientos. En este contexto de creciente agitación, tanto en la isla como entre los exiliados, el 29 de enero, José Martí, junto a José María Rodríguez en representación de Máximo Gómez y Enrique Collazo por la Junta Revolucionaria de La Habana, firmaron una orden que autorizaba el levantamiento simultáneo en todo el país. Esta estrategia buscaba evitar que las autoridades españolas pudieran concentrar sus fuerzas en un solo lugar y sofocar así el movimiento.
A inicios de febrero, Juan Gualberto Gómez recibió la orden, según algunos historiadores, envuelta en un tabaco. Él se encargó de hacerla llegar al resto del país.
El estudiante de derecho de la Universidad de La Habana, Juan Tranquilino Latapier, contactó en Oriente con Guillermón Moncada, Bartolomé Masó y José Miró Argenter, quienes confirmaron y dieron su aprobación para marchar a la manigua.
En Las Villas, el mayor general Francisco Carrillo alegó no tener armas y que esperaría la llegada de Máximo Gómez a Cuba, por lo que la región central no se sumó al levantamiento armado. Tampoco lo hizo Camagüey.
Mientras tanto, en La Habana, fue apresado el general Julio Sanguily, sobre quien recaían fundadas sospechas de que realizaba labores de espionaje a favor de España.
Juan Gualberto marchó hacia Ibarra, en Matanzas, y allí se alzó en armas el propio domingo 24, pero España sofocó en pocas horas el foco insurreccional.
Mala Noche, territorio hoy perteneciente al municipio holguinero "Calixto García", era un lugar de difícil acceso, rodeado de ciénagas, donde los mosquitos podían levantar vivo a un hombre. Alejado de la ciudad y del ojo infortuno del enemigo. Allí se reunieron la mañana de aquel 24 de febrero los insurrectos de la región, tal vez para establecer una continuidad histórica entre el 68 y el 95, pues el lugar otrora había servido como prefectura mambisa. El sitio volvía a estar lleno de hombres dispuestos a ver, bajo cualquier esfuerzo, libre a su patria del yugo español.
El historiador Hernel Pérez Concepción, en el libro "Miradas al 24 de febrero", apunta: "El pronunciamiento en Mala Noche fue secundado por acciones similares, el mismo 24 de febrero y días posteriores, por miembros de la Junta Revolucionaria holguinera en Santa Lucía, Fray Benito, Aguada la Piedra, Yagüajay, Banes, Tacajó y Báguanos, entre otras."
Acudieron campesinos por decenas al llamado. Hubo que hacerles entender que había que esperar a tener igual cantidad de armas, pues desarmados era peligroso para toda la tropa. Se alzaron, además, veteranos de la talla de Luis de Feria Garayalde, Cornelio Rojas y Remigio Marrero.
Ese día no hubo combate en Mala Noche. Solo un grito de independencia o muerte, una apuesta por la libertad de Cuba. Partieron de allí en lo que sería un continuo bregar en círculos por el territorio, intentando no ser vistos y dando combates aislados al enemigo, mostrando que la Patria volvía a tener en pie de lucha a sus hijos y que estos solo descansarían al verla totalmente libre y soberana.