Alerta con los estafadores

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Una llamada con asterisco 99 para pedir la devolución de un saldo de teléfono, “transferido por equivocación”, y un mensaje de texto corroborando lo dicho pusieron la alarma en casa. Ya habíamos escuchado sobre esta tendencia de estafa y, por supuesto, no llegamos a ser víctimas.

En los últimos tiempos se ha hecho mucho más frecuente escuchar, o ver denuncias en las redes sociales sobre este proceder inescrupuloso de quienes quieren vivir a costa de la ganancia fácil del dinero, con ingeniosas maneras para llevar a vía de hecho estas operaciones, al punto de que a muchos les resulta poco fácil discernir, o sospechar, que se trata de un engaño a todas luces.

Los estafadores, personas carentes de valores morales, crean una familiaridad que les permite interactuar cómodamente, con una habilidad envidiable para convencer al otro. Ni el mismísimo Juan Carlos Onetti concibió a Julián, personaje protagonista de su novela "La Estafa", tan manipulador y timador, como los desfalcadores que discurren por las vías digitales de estos tiempos, apropiándose de saldos de tarjetas bancarias y de teléfonos. Basta analizar cada uno de los “modus operandi” para percatarse de las disímiles formas en que tratan de efectuar su cometido.

En conversación con un amigo especialista en estos temas, a quien le ha tocado contribuir a desentrañar no pocas veces situaciones de este tipo, supe de cinco maneras más comunes o principales que usan los estafadores en su proceder, y que igualmente son las que más se han visto en los procesos investigativos trabajados por las autoridades del Minint, algunas ya expuestas en el programa televisivo Tras la Huella.
Una de estas maneras es el mensaje falso, en su amplia modalidad, como por ejemplo el recibido en casa, haciendo alusión a una transferencia de saldo móvil que nunca existió.

Pero hay quienes son más habilidosos y a través de una conversación pactan una transferencia al unísono no presencial con la complicidad de una tercera persona. El que va a ser estafado, autenticado en su pasarela de pago y listo para efectuar la operación con la cuantía hablada, procede al recibir la confirmación por un mensaje de audio, pero nunca recibe el monto que supuestamente le correspondía.

A través de la plataforma de pago virtual Enzona también se han dado casos. En la negociación de alguna compraventa convencen a la persona de que le van a transferir el dinero primero por esta vía, pero ponen la condición de que necesitan un grupo de información: el número de carné de identidad, captura de pantalla de la tarjeta, matriz criptográfica o la Banca a distancia y las últimas diez operaciones, datos específicos que le sirven para crear un perfil en esta pasarela, operar en ella como si fuera el titular y apropiarse del dinero.

Y no solo eso, si la víctima no cancela la tarjeta luego, continúan con el uso de ese perfil con esos datos para estafar a otros y entonces el que ya fue estafado se ve involucrado en otros hechos de este tipo, sin haber cometido el delito.

Similar ocurre con la transmisión de dólares al extranjero, luego de obtener información del que recibirá el dinero, el estafador se hace pasar por este e induce a que se haga la transferencia. Para ello se vale de disímiles artimañas, que implica hasta cambio del número de Whatsapp.

Y está también el supuesto gestor que utiliza a una tercera persona como palanca para la estafa, por ejemplo en la promoción y venta de pasajes a título de agencias que operan online y realmente no existen. ¿Cuántos han llegado al aeropuerto y cuando efectúan los procedimientos allí se enteran de que no existen tales pasajes aparentemente reservados?

En este caso hasta la persona encargada de la promoción y venta es estafada, pues es usada para dar la cara a los clientes y propiciar las ventas, pero no es el que recibe el dinero. Es una víctima inducida, al igual que el mediador que emplean como garantía de la realización de la transferencia en la compraventa de MLC no presencial. Eso a veces genera hasta violencia, pues algunos timados, al percatarse de la estafa, toman la justicia por sus manos.

Mi amigo me decía que estos hechos ocurren en toda Cuba. Proliferan más en los tiempos de crisis económica, y muchas veces son relativos a la fluctuación del valor del dólar.

Pillos siempre han existido en todo el mundo. Lo que está más claro en nuestro contexto es que las causas y condiciones las pone la víctima, que se mueve en un mercado informal y no tiene respaldo de ningún tipo y encima propicia los datos personales al estafador, innecesarios para una transferencia.

Debemos alfabetizarnos más en el uso de los pagos digitales y ser más celosos con nuestro dinero. Saquemos cuentas de que ni las instituciones bancarias a las que tenemos asociadas nuestras tarjetas conocen las coordenadas de nuestra matriz criptográfica, si la facilitamos a otro ya estamos generando la posibilidad de que ocurra un hecho delictivo hacia nuestro patrimonio.

Por otro lado, hay que tener mucho cuidado con las líneas telefónicas y tarjetas bancarias que se venden o adquieren sin hacer el traspaso de titularidad, pues existe un gran número de estas en estas condiciones y muchos se han visto involucrados en estas estafas sin haber cometido el delito.

Algo a tener en cuenta siempre es que los estafadores no proceden con lo que los pueda incriminar, y así me lo recalcaba mi amigo, se enmascaran en la identidad de otra persona, en perfiles falsos, en tarjetas bancarias o líneas telefónicas que no están a nombre de ellos. Tenemos que ser conscientes de que si un bien está a nuestro nombre estamos en la obligación de responder por todo lo que esté aparejado a ello, porque puede tener trascendencia y no siempre de forma positiva.


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