Resiliencia universitaria
- Por Jorge Fernández Pérez
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“Al Alma Mater se le debe una deidad, como la Virgen de la Caridad”, señala una contagiosa canción dedicada a la Universidad, con la que el grupo Buena Fe quiso destacar el papel clave de esa institución para el futuro de Cuba, independientemente de cualquier obstáculo o circunstancia adversa.
Las casas de altos estudios han tenido la honrosa misión de formar a profesionales de vanguardia que hoy aportan, desde diferentes trincheras, en pos del desarrollo de la Isla. Más allá de un enfoque academicista, la Educación Superior se propone el crecimiento de los educandos, desde una perspectiva integral y trabaja por fomentar la presencia de valores.
¡Cuántas anécdotas guardan los pasillos de esos templos del conocimiento que se extienden por todo el país! Recuerdos de primeros amores, fraternales amistades, maldades juveniles o discrepancias evaluativas atesoran quienes pasaron por sus aulas. Experiencias puede haber muchas, pero la mayoría coincide en que la Universidad fue la mejor etapa de sus vidas.
Sin embargo, en el escenario actual hay una realidad que no se puede ocultar: una parte de los jóvenes que llenan los campus, otrora entusiastas y joviales, respiran aires de desencanto, que inciden de forma directa en su motivación y desempeño docente.
Factores hay varios, tanto internos como externos: la innegable crisis global, de la cual la nación no ha escapado, provoca que la vida del cubano se trastoque y se dificulte el desenvolvimiento diario. La emigración, el aumento de los precios y una pirámide social que continúa invertida provocan el escepticismo en algunos respecto a la mejoría futura.
¿Acaso podemos culparlos? Sustentar una carrera en la Cuba de hoy significa un sacrificio, que traspasa la índole académica. Gracias a la Revolución el sistema educativo es totalmente gratuito y existen disímiles posibilidades para la formación profesional, pero hay otros gastos asociados a la misma que se ensañan con los bolsillos de no pocas familias.
Cada mañana inicia la aventura de un grupo de universitarios, que libran célebres batallas como la del temible transporte o la protagonizada por los apabullantes precios para acceder a una merienda. Otro grupo, desde las residencias estudiantiles, se enfrentan al inestable abastecimiento de agua, a lo cuestionable de la elaboración de los alimentos o a lo difícil de viajar hasta los territorios donde residen.
Algunos, cansados de tantas aventuras que desafían la estabilidad económica de sus familias, optan por dejar de lado sus estudios e iniciarse en el mercado laboral, en busca de una remuneración monetaria para contribuir con los suyos. No faltan quienes piensan que estudiar en la Universidad no les garantizará la vida a la que aspiran.
Si bien puede comprenderse la desmotivación de los universitarios, producto al contexto actual, no es válido pecar de ingenuos. La continuidad de la Revolución cubana está en manos de los jóvenes, por lo que son blanco de bombardeos mediáticos que persiguen socavar sus convicciones al mostrarles lo “beneficioso” de otros sistemas, que nada tienen que ver con el nuestro.
Hoy, el trabajo con la juventud es esencial, escucharla y saber lo que piensa puede aportar mucho en el desenvolvimiento futuro del país. Es cierto que la situación está difícil, nadie lo niega, pero queda de parte de los pinos nuevos, como dignos continuadores, revertir la realidad que vivimos, sin perder de vista los principios que nos distinguen como cubanos.
En tiempos de crisis la resiliencia se impone de conjunto con alternativas creativas, que faciliten el enfrentamiento a los problemas. En nuestro país es prioridad la enseñanza superior y el interés gubernamental se centra en facilitar el acceso a todo el que desee superarse.
Quienes nos formamos en la Universidad queremos que la nación crezca y se desarrolle. Apoyar a los compañeros que no sienten demasiado entusiasmo y sumarlos para construir el modelo de vida al que aspiramos para la nación debe ser un cometidode primer orden, pues, en nuestras aulas, se gesta el futuro de Cuba.