Retorno a la normalidad seguro y con disciplina
- Por Yanela Ruiz González
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Tras casi un año de confinamiento y dura batalla contra la COVID-19 ya se vislumbra un mayor control de la pandemia en la provincia de Holguín, lo que permitirá continuar el retorno gradual a las actividades socioeconómicas, las rutinas laborales y al curso escolar presencial con la totalidad de los educandos.
Si bien el regreso paulatino a la normalidad no es un proceso desconocido, pues ya vivimos una primera experiencia en el 2020 cuando se logró contener la propagación de la COVID-19, retomar la cotidianidad en el nuevo contexto implica ser mucho más coherentes, responsables y disciplinados con las orientaciones que se brindan para evitar amargas vivencias como las que nos ha dejado este rebrote pandémico.
Recuerdo que el pasado año se concibió un paquete de 190 medidas para apoyar el proceso de desconfinamiento y volver a las actividades habituales en la “nueva normalidad”, sin embargo, a pesar de la perenne insistencia para no descuidar ninguna de ellas, muchos oídos sordos e irresponsables prevalecieron y con ello imprudencias que pagamos por igual justos y pecadores.
No demoró mucho que tales deslices se tradujeran en cifras milenarias de enfermos por días, de las que se desprendieron otras de cientos de fallecidos a lo largo de esta segunda temporada del terrible episodio pandémico.
El panorama obligó a enfocar todas las atenciones a reducir el impacto del coronavirus que más estragos ha causado en el planeta. Volvió el cierre de establecimientos, la paralización del curso escolar presencial, la postergación de metas y un sinnúmero de restricciones que lógicamente, afectaron en gran medida a la economía del territorio, ya lacerada por el impacto del bloqueo.
Como para reafirmar el dicho de que “segundas partes nunca fueron buenas”, el rebrote de la COVID-19 nos ha demostrado crudamente lo vulnerable que somos, lo que nos conmina a la necesaria comprensión de cuanto tenemos que evitar, a toda costa, un “coqueteo” con una tercera oleada, sobre todo ahora que debemos aunar fuerzas para restablecer la economía, base fundamental de la vida y prosperidad que tanto anhelamos.
Aunque un poco más experimentados en este asunto de convivir con una pandemia, resulta imprescindible asumir conscientemente este retorno a las actividades cotidianas, a esa ya no tan “nueva normalidad” de la que tanto se ha hablado desde la psicología, sociología y todas las ciencias que estudian la esencia humana, su comportamiento y realización.
Es hora de volver a las aulas y rutinas de trabajo que exigen presencialidad, que funcionen todas los espacios de intercambio y de hacer que las deprimidas cifras en las producciones y los servicios se reviertan desde el ingenio y la creatividad, pero siempre con la premisa de que hay que cumplir, en primera instancia, las medidas higiénico- sanitarias que todos nos sabemos de memoria, pero no siempre ponemos en práctica.
No cabe en este minuto un desliz como el de no contar con las condiciones para el correcto lavado de las manos en centros laborales y escuelas, como tampoco para no tener bien ubicado el paso podálico con todas las de la ley, y no usar correctamente la mascarilla o nasobuco.
Tampoco podemos permitir aglomeraciones y reuniones en lugares hacinados. En ello juegan un rol fundamental las organizaciones políticas y de masas de base en cada institución o entidad, las que también deben velar por el rescate de la disciplina laboral, que garantiza el orden y el logro de metas.
Si queremos percibir avances en un futuro inmediato pongamos todos de nuestra parte, cuidémonos, tengamos percepción del riesgo, seamos amigos de la prudencia y cumplamos cabalmente con lo que corresponde en cada uno de nuestros puestos, de modo que podamos superar las dificultades impuestas por el SARS-CoV2 y garantizar un retorno seguro para mantener con vitalidad todos los frentes.