Raúl, de espíritu joven

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Tanto por biógrafos como por conocidos, de Raúl se ha destacado su personalidad alegre, bromista y amigable. En las páginas del libro “Todo el tiempo de los cedros”, entre pasajes familiares de los Castro Ruz, la autora también retrata las travesuras y picardías del menor de los hijos varones de Ángel y Lina.


Ya desde aquel entonces era muy apegado a su familia y poseía muy buen sentido del humor, rasgos que conservaría con el tiempo. La guerra revolucionaria, en cambio, forjó en él la valía militar y las cualidades de mando que lo distinguen.


Al contrario de otras figuras prominentes, se podría decir que Raúl tiene poca visibilidad mediática y no se conocen sobre él muchas anécdotas ni entrevistas. “Es una persona que no busca publicidad, más bien la evita.”, comentó su amigo y biógrafo Nikolai S. Leonov.


Para nosotros, los más jóvenes, por lo general quedan solo las referencias. Nos llegó entonces con una imagen más formal, la del jefe militar o el carácter fuerte y, como suele ocurrir en estos casos, en ocasiones se nos perdió entre el verde olivo y pasamos por alto los detalles.


Lo cierto es que Raúl, lejos de ser un líder esquemático o distante, ha caminado al lado de las nuevas generaciones por décadas, nos ha aconsejado, ha puesto en nosotros su confianza y ha velado por nuestras oportunidades, y para ello no siempre hace falta aparecer en televisión o decirlo en voz alta.


Ha sido así desde los años iniciales de la Revolución, cuando puso pensamiento y acción en crear las Escuelas Vocacionales Militares “Camilo Cienfuegos” como cantera para la formación de oficiales y cuadros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. En los “Camilitos” estuvo su mano desde el diseño de los uniformes hasta la confección del reglamento, el cual supervisó detenidamente, pues debía educar a los adolescentes y, a la vez, estimular su vocación.


También tuvo en cuenta el perfeccionamiento del servicio militar que prepara a los jóvenes para la defensa del país y, como parte de sus ideas, nació la Orden 18, que hasta el día de hoy aún le otorga a miles de reclutas la oportunidad de acceder a la universidad una vez salidos de las filas.


Cuando ha ido, de a poco, delegando responsabilidades políticas, lo ha hecho con plena confianza en el futuro, no han faltado de su parte las palabras de apoyo o la guía certera ante el alto compromiso que se nos encomienda.


“La juventud cubana está llamada a tomar el relevo de la generación fundadora de la Revolución”, ha recalcado Raúl, y en esa convicción encierra además el ejemplo de su propia trayectoria política, cuya firme intención ha sido desterrar males como la chapucería, las discriminaciones, el parasitismo y el desinterés.


Al decir de José Ramón Fernández, una de sus personalidades allegadas, el General de Ejército reconoce que los jóvenes de hoy son más exigentes porque son incomparablemente más capaces, más instruidos, más cultos y, sobre todo, más críticos.


Y es por eso que entiende que ya no funcionan las mismas fórmulas de antaño y los argumentos vacíos, pues no se trata de un mero relevo generacional, sino de jóvenes con sus propias motivaciones y sus propios valores.


Somos herederos, eso sí, de la experiencia de quienes nos precedieron, pero con iniciativas acordes a nuestro tiempo, sentido de la responsabilidad ante la realidad que nos tocó vivir y la luz, energía y creatividad únicas que nos regala la edad. Somos, a fin de cuentas, como nos concibió el mismo Raúl, maestros y aprendices de nuestros propios contemporáneos mientras estudiamos, trabajamos y transformamos.

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Susana Guerrero Fuentes
Author: Susana Guerrero Fuentes
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Licenciada en periodismo. Siempre es un buen momento para contar historias

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