El diseño del Albatros

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Fotos: cortesía del entrevistadoFotos: cortesía del entrevistadoEn la terraza de Ediciones La Luz, en una tarde callada, de esas en las que parece que nunca acabará el tedio o se romperá con algo funesto. Alejandro está sentado en su taburete blanco, el de "la inspiración", leyendo en el celular. Le interrumpo. Me observa y parece que desea morderme: he interrumpido la cena...
Alejandro: Vas a grabar o...
Isaac: Tranquilo, solo vamos a conversar y dejaremos el resto a la memoria.
A: ¿Te importa si fumo?
I: No importa, estás en tu guarida...
A: ¿Te molesta si termino de leer un poema y luego comenzamos?, es que estoy enganchado.
I: Léelo en voz alta, por favor.
A: Es de noche / en carretera / volando
Los Doors con dientes hacen realidad su voltaje
El cuerpo del alma se baña en el viaje
El centro se curva
La curva es salvaje
La carretera es Dios mismo
Cada ganglio / cada trozo
resbala: se esfuma
El pie va braceando
La mente desyerba la euforia del eco.
 
Callo mientras él repite los últimos versos en voz baja. El poema es de Mario Santiago Papasquiaro, mexicano neurótico, de los poetas más influyentes en las últimas décadas. Alejandro no parece neurótico, pero sí tan influyente como para estimular cambios en su generación.
 
I: Lees como si el poema fuera tuyo.
 
A: No lo escribí, pero es mío. Los versos no son del autor, son de aquellos que los necesitan para sanar o enfermar...
 
I: Y ahora ¿te enfermas o sanas?
 
A: Agonizo... Pero no importa, nada grande se habrá perdido, solo un pretencioso diseñador con la maldad de un poeta que tal vez nunca salga del nido.
 
I: Solo tienes 25 años y posees cinco premios, entre ellos la Beca de Creación El Reino de este Mundo. Esto podría llamarse éxito...
 
A: Trato de no pensar mucho en los premios, me desconcentran, te hacen creer el mejor. Te ilusionas y parece que ya has hecho bastante, se acaban las ganas de seguir trabajando... Y aún soy muy joven... No quiero que la energía se me acabe.
 
I: Y la energía, ¿de dónde la sacas? ¿Del amor?
 
disenador 2A: No lo sé... Soy muy disperso, creo que tengo algún problema de concentración, tal vez cuando mi mente y el cuerpo andan por lugares diferentes ocurre ese acto milagroso de la creación. No creo que el amor me ayude en eso, casi todo lo que he hecho en poesía, sale de lo contrario, se me hace difícil escribir desde la felicidad, mis versos son más bien impulsivos, llenos de imágenes revueltas y confusas.
 
I: ¿Tu etapa beat ya terminó?
 
A: Sí, en ocasiones actúo como los beats, me levanto y vuelvo a sentir su libertad, y a vivir como ellos, y querer morir como ellos, pero solo a veces; el resto de los días no sé qué soy: un rato artista, un rato diseñador, un rato Schopenhauer, Lorca, Bolaño, Baudelaire, Dostoievski, Wilde, Rimbaud... y otro rato nada…
 
I: ¿Cómo pueden vivir tantas almas en una sin estallar?
 
A: Dándoles a cada una su espacio, que peleen entre ellas y la que venza liderará por unos días, hasta que sea derrotada. Esta guerra me ayuda, me salen buenos diseños de libros cuando la división de mis almas es más feroz. Y también los versos. Como si me clavara 7 puñales y me saliera agua y sangre.
 
I: ¿Tu poemario saldrá a la venta en unos meses?, ¿diseñarás el libro?
 
A: Todavía tiene que reposar un poco antes de comenzar ese viaje infinito. En cuanto al diseño, no sé hasta qué punto sea saludable para el libro, o para los lectores, que yo sea el diseñador, además eso depende de la editorial que lo edite.es demasiado pedante. Mejor otra editorial.
 
I: ¿Tienes competencia en el diseño?
 
A: En el país la competencia casi no existe, solo unos pocos con los que se pueden confrontar puntos de vista, teniendo en cuenta que estamos en el siglo XXI y todo evoluciona, hoy día el diseño está más cerca de lo que creemos y la mayoría de las personas formamos parte gracias a las redes sociales, esto obliga a buscar otras formas para el diseño, en este caso de los libros, hay que impactar, ser auténticos y convencer al consumidor. Creo que el diseño editorial cubano, en sentido amplio, está un poco atrás, envejecido, tal vez.
 
I: Hace dos años casi mueres en un accidente, ¿hasta qué punto cambió tu pensamiento?
 
A: La vida se nos puede detener en un segundo, es real y no lo creemos, pero cuando eso pasa no piensas en nada de lo que hiciste sino lo que deseas hacer, y al salir del hospital empecé a hacer lo que he querido, amo lo que hago y le pongo mi fe a las cosas que puedan perdurar.
 
Uno puede ser tan perverso, o angelical. Prefiero tener conciencia de lo que hago, y hacerlo a conciencia; yo no escojo el momento para escribir un poema, el poema me escoge a mí; aquí, en la editorial, tengo una jornada laboral que cumplir, pero no siempre tengo el ánimo necesario para diseñar y me pongo a leer, escucho música, fumo y tomo café.
 
I: Muchos dicen que los artistas no son útiles, ¿cómo respondes?
 
A: Si un crítico intenta opacar la reputación de Allen Ginsberg, ¿acaso sus versos perderán la fuerza? ¿Acaso las alas del Albatros se quebrarán con los insultos? Pero en otro caso, Oscar Wilde dijo que todo arte es completamente inútil, hay que ver realmente lo que perdura en el tiempo, como diría Roberto Bolaño Dentro de mil años no quedará nada de lo que se ha escrito en este siglo… así que juzguen los que vivan en el siglo XXX.
 
Este es el pedazo que guardo de aquella tarde. Alejandro dijo otras sentencias de interés, pero una entrevista a un espíritu que engendra belleza nunca sacia, sino aumenta el apetito: es mejor guardar para después. Y él lo sabe. Y lo utiliza. Alejandro lo niega, pero en los salones literarios de Cuba es alabado su trabajo. Esa mente modela la piel de un libro o desparrama su lira en el vientre de las páginas, como si el prestigio estético de toda una cultura dependiera solo de él... ¿Quién más se atreve a negarlo?

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