"Amar las glorias pasadas"
- Por Claudia Arias Espinosa
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Era primero de julio de 1935 cuando al Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, quien también se desempeñaba como etnólogo y periodista, le fue otorgada la condición de Historiador de la Ciudad de La Habana.
Antes de que terminara el siglo, la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (Unhic) escogió la fecha para celebrar el Día del Historiador, que ya próximo, motivó a nuestro semanario a conversar con Hiram Pérez Concepción, presidente de la filial provincial de esa organización.
Decía Martí que “de amar las glorias pasadas, se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas” y bien es sabido que, de los errores, la sabiduría para no repetirlos. Por tanto, la labor de quienes investigan, divulgan y enseñan la historia, y además, conservan el patrimonio arquitectónico, documental… es vital.
“La historia nos proporciona sentido de identidad, de pertenencia. Conocerla es una manera de adquirir cultura, de lograr satisfacción espiritual, de crear conciencia patriótica y formar valores”, opina Hiram, y cita el ejemplo de Fidel, quien durante un encuentro con los historiadores del país, en octubre del 2000, declaró que se hizo revolucionario estudiando la historia universal y la de Cuba.
“En el contexto actual, teniendo en cuenta las recientes agresiones del gobierno de Estados Unidos contra nuestra isla, el historiador tiene un papel social muy importante. Martí escribió que ‘de pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento’. Y el historiador es un activista político, ideológico. Todos debemos estar conscientes de ese papel”, afirma.
Le pregunto entonces por los retos que enfrentan hoy los historiadores holguineros para ganar terreno en esa “guerra mayor de pensamiento”. Hiram responde de inmediato.
“Las nuevas tecnologías, porque todos, en especial los jóvenes, las utilizan para disímiles tareas; sin embargo, en estos momentos nosotros no contamos con los medios para insertarnos en esa plataforma. Estamos en desventaja.
“Otro reto es que los historiadores tenemos que trabajar líneas de investigaciónde acuerdo con las necesidades del país, más que por interés personal”.
Me explica que si bien se han abordado todas las etapas de la historia de Cuba, el énfasis recaía en el período colonial, tendencia que comienza a variar debido a la necesidad de profundizar en la República Neocolonial y la Revolución.
¿Cuál es la mejor manera de hacer llegar estos contenidos a los jóvenes, esos que, estando lado a lado, comparten sus secretos a través del chat de Zapia o de Facebook o de WhatsApp…? Indago, en busca de un modo de hacer del que yo misma pueda apropiarme para escribir mis artículos de temática histórica.
“La enseñanza de la historia tiene que comenzar en el hogar. Recuerdo que los primeros conocimientos sobre la ciudad de Holguín me los enseñó mi padre, que era masón y trabajaba como policía municipal en la época de Ramón Grau. A sus hijos nos puso nombre históricos: Hernán, por Cortés, el conquistador español; Hebert, por una de las figuras de la Revolución Francesa; Hiram, como el rey de Tiro… Esa influencia es importante.
“Después, viene la labor del maestro, que debe impartir la historia de forma amena, con pasión. Convertirla en algo vivo, para que los jóvenesno sientan las figuras históricas como meras estatuas de bronce, inalcanzables –yadelanta que Holguín será sede del Seminario Nacional de Preparación Metodológica de Historia, por realizarse en octubre de este año.
“Además, es importante la labor de los medios de comunicación. Todo debe conjugarse para que la socialización de la memoria histórica pueda servir a los objetivos de los que hablábamos anteriormente”.
Menciona el tema y aprovecho para preguntarle cómo valora el tratamiento de los temas históricos en los medios, una cuestión que nos involucra también en esa guerra que hemos de ganar a pensamiento.
“Voy a generalizar y particularizar en algunos aspectos. Creo que el tratamiento de los temas históricos en los medios es insuficiente. Además, a veces se cometen imprecisiones. Hace poco, por ejemplo, se calificó erróneamente a Calixto García como ‘león holguinero’. En ese sentido hay que seguir avanzando”, dice.
Un paso significativo en la concreción de ese propósito fue la firma, el pasado 14 de junio, de varios convenios de colaboración entre la Unhic y otras instituciones de la provincia, entre ellas la Unión de Periodistas de Cuba (Upec).
“Realizaremos procesos de intercambio, conferencias, talleres… El convenio deja abierta la posibilidad de incorporar nuevas necesidades. Además, designamos representantes ante cada una de las partes, para establecer una comunicación fluida. Esperamos que redunde en beneficios para ambas organizaciones”, afirma Hiram, que confía en el éxito y menciona otros logros de la Unhic, reconocidos en la más reciente reunión del Comité Ejecutivo Nacional:
“Contamos con 284 historiadores en la provincia –entre ellos, el Premio Nacional de Historia, José Abreu Cardet– con resultados destacados. En el 23 Congreso Nacional de Historia, celebrado en abril de este año, en Granma, Holguín presentó 19 ponencias, la mayoría de la Universidad de Holguín. Solo nos superó La Habana.
“Tenemos un sistema de más de trece eventos, entre los que destacó el I Simposio Nacional sobre Pensamiento y Acción de Calixto García, a partir del cual se publicó, por el sello editorial La Mezquita, el libro ‘Calixto García Íñiguez, la nobleza de servir a la patria’, una compilación de 16 artículos de autores de todo el país y que presentaremos el próximo 4 de agosto, en el parque que lleva su nombre”.
Hiram cuenta que La Mezquita se fundó en el 2008, fue la primera editorial de la Unhic a nivel nacional y que por sus resultados, este año fue invitada por primera vez a la Feria Internacional del Libro de La Habana.
“Es una vía más que tienen los historiadores holguineros para publicar sus investigaciones, porque debemos reconocer que Ediciones Holguín siempre ha contribuido en este empeño, y en los últimos tiempos, se han sumado Ediciones La Luz y ConCiencia Ediciones”, comenta, y concluye la plática aclarándome que este primero de julio celebraron no solo a los miembros de la Unhic, sino también a profesores, bibliotecarios, museólogos, trabajadores de archivo… quienes, de una manera u otra, mantienen viva la historia.