Trabajar de la mano

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jovenes 2Foto: Foto: Alejandro Azcuy / Escambray

 

¿Cómo son los jóvenes de hoy? ¿Cuáles son sus intereses? ¿En qué medida consiguen encontrar espacios para expresar sus inconformidades o desacuerdos? ¿Es suficiente el trabajo que se realiza con esas edades?

 

Todas estas preguntas, son apenas una pincelada del grosor de interrogantes que conforman la polémica en torno a la juventud cubana. La realidad es que el mundo está sumido en un contexto convulso, y nuestro país no se ve exento de los efectos que eso trae consigo.

 

No es válido ponerse una venda en los ojos y, bajo inconsciente optimismo, asegurar que no existe ninguna dificultad en cuanto a los jóvenes, el futuro de la nación. Son muchos los factores, tanto internos como externos, que inciden en sus modos y proyecciones; la crisis económica mundial, la pandemia de la COVID-19 y la agudización del bloqueo económico comercial y financiero, son solo algunos de los aspectos cuyos resultados han hecho que, en buen cubano “la cosa se ponga dura”.

 

Sin embargo, nuestro gobierno es contrario a dejar las cosas al azar o acomodarse en el banco de la ingenuidad. La dirección del país sabe que es vital el trabajo con los jóvenes y, en aras de hacer en ese sentido, se ha volcado por entero en buscar estrategias y acciones a llevar a cabo.

 

El pasado mes de febrero el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez sostuvo un intercambio con dirigentes y expertos que conforman el grupo gubernamental, cuya tarea es elaborar la política integral para la atención a jóvenes y niños.

 

Según lo recogido en Cubadebate, el mandatario cubano aseguró “que se demanda un desempeño más inteligente, más elevado, más culto, de todas las instituciones que tienen que ver con los jóvenes en el país”.

 

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz lo dejó claro en su concepto de Revolución, cuando como primer aspecto ubicaba el “sentido del momento histórico”. Es vital entender y aplicar esa premisa cada día; la nueva generación dista mucho de ser siquiera semejante a sus antecesoras.

 

Hay que atraer a los jóvenes y, más que sencillamente comunicarles decisiones tomadas desde la experiencia, hacerlos partícipes de todos los procesos que se llevan a cabo en el país. No se puede ver a esa etapa como demandante de atención permanente, hay que darle las herramientas para su autodesarrollo.

 

La visión cambia con el paso del tiempo, y la que tienen los pinos nuevos, puede aportar dinamismo y frescura al funcionamiento de la nación. Mucho se ha insistido en ese aspecto; la Federación Estudiantil Universitaria, próxima a cumplir 100 años, tradicionalmente alza su voz en favor de defender las proyecciones de los más jóvenes; “Revolucionando”, es la consigna que trae la organización en este 2022.

 

No son los universitarios el único grupo con el que se quiere trabajar, desde la dirección del país; llegar a comunidades complejas e intencionar acciones para resolver las principales problemáticas sociales de la juventud que allí reside, también es una tarea de primer orden.

 

El desafío generacional, es una línea clave para el desarrollo del sistema revolucionario. La meta está clara: los jóvenes deben encontrar espacios en Cuba, para desarrollar sus respectivos proyectos de vida, y de esa manera hacer oídos sordos a cantos de sirenas. Trabajar de la mano con el relevo, será directamente proporcional a continuidad y futuro.


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