Jóvenes holguineros apoyan labores contra la COVID-19
- Por Yanela Ruiz González
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La solidaridad de jóvenes y trabajadores de las universidades holguineras para enfrentar la COVID-19 no se hizo esperar. Fotos: Yensy Torres Oliva
Ante el alza de casos positivos a la COVID-19 en el territorio, estudiantes y trabajadores de la Universidad de Holguín vuelven a poner su alto sentido humano y compromiso en función de apoyar las labores en centros de aislamientos e instituciones hospitalarias.
La respuesta de la comunidad universitaria de esta casa de altos estudios no solo demandó de la disposición de tres de sus sedes, sino de la colaboración de sus directivos, profesores, estudiantes y trabajadores de servicio.
“A partir de las indicaciones del Consejo de Defensa en la provincia, la UHo adoptó las medidas pertinentes en relación al curso escolar que recién había iniciado, se orientaron actividades y tareas que los estudiantes de años terminales deben cumplir y se alistaron las sedes José de la Luz y Caballero, Manuel Fajardo y Celia Sánchez Manduley para acoger a los contactos de casos positivos a la enfermedad y viajeros procedentes de otros países”, explicó Marisol Pérez Campaña, vicerrectora de la institución.
En el caso de la sede Celia Sánchez Manduley, explica la vicerrectora, se atienden a los ciudadanos cubanos residentes o no en el país que proceden de otras naciones y opten por cumplir su etapa de aislamiento aquí, con servicio gratuito en la atención y transportación garantizada por el Gobierno hacia su destino, al que irán luego de que tengan el resultado negativo del PCR que se le hace al quinto día de su llegada, como otra de las acciones para prever la propagación del virus.
No menos compleja es la tarea en la sede José de la Luz y Caballero. Bajo la conducción de Iosvany Hernández, vicerrector de extensión universitaria, hay todo un equipo articulado, que desde horas tempranas de la mañana comienza a movilizarse en función de propiciar un ambiente agradable y seguro para los que allí permanecen, considerados contactos de casos positivos de los municipios.
Ganarle la batalla a la COVID-19 es la máxima de los trabajadores y estudiantes de la UHo.
“Los días transcurren agitados, sobre todo en la mañanas cuando organizamos cada uno de los procesos de apoyo a la atención que recibe el personal aislado. La propia experiencia de etapas anteriores ha permitido que todo fluya de una manera más eficiente tanto por la parte del personal de Salud como los que complementamos su labor aquí”, comenta.
En la sede Manuel Fajardo otro colectivo afronta el día a día para ganarle vidas a la COVID-19 en esta batalla que poca tregua ha dado. Comandado por Michel Alberto Pérez García, Decano de la Facultad de Cultura Física, se desempeña en las tareas propias de higienización y servicios básicos como pantry, limpieza, desinfección de ropa, la quema de desechos sólidos, todo lo que tenga que ver con el aseguramiento de procesos colaterales al servicio médico, que demanda el personal aislado.
Manuel Pérez Almenares, secretario del Comité UJC de la Universidad, manifiesta el orgullo que se siente al ver la disposición de los jóvenes, quienes acuden sin reparos al llamado a través de grupos de whattsapp o los diferentes canales de comunicación.
En la zona más roja del combate contra la COVID-19
Las batas verdes y largas cubren sus cuerpos, los rostros apenas se adivinan. Manos y pies también se protegen al máximo. Durante 15 días una brigada de diez jóvenes trabajadores, estudiantes y recién egresados de la UHo, apoyaron voluntariamente las tareas del Hospital Fermín Valdés Domínguez, la zona más roja de enfrentamiento a la COVID-19.
Veinticuatro horas del día se está expuesto a la mortífera enfermedad aquí, donde se ingresan los pacientes sintomáticos y se gana la dura batalla por la vida. Sin embargo, asumieron el traje de “valientes” y cumplieron la misión. Entre ellos los estudiantes Claudia, José Carlos, Camila, Diannelis y los profesores Yoandris, Yuney, Rolando y Héctor.
Sobre su experiencia durante el servicio en la institución hospitalaria José Carlos Pupo Barinaga, estudiante de tercer año de la carrera de Contabilidad comenta: “Nos enfrentamos a la tarea con la experiencia de haber trabajado en centros de aislamiento, sin embargo, estábamos conscientes de que el reto era aún mayor, por lo que entraña estar de cara a pacientes positivos sintomáticos a la COVID-19 y además, con el personal de Salud que interactúa directamente con ellos”.
Confiesan que sintieron temor en algún momento, lo que les sirvió como herramienta para hacer las labores con responsabilidad y todos los sentidos activos. Una acción irresponsable podía desencadenar una tragedia y repercutir en el resto. “Aprendimos allí a trabajar en equipo y a cuidarnos no solo en lo individual, sino primó la precaución colectiva. Ahora la percepción del riesgo es mayor, pues vimos el verdadero rostro de la COVID-19 allá adentro, pacientes que llegan y se complican en cuestiones de horas. Vimos un personal de la Salud consagrado y batallador. Realmente se convirtieron en nuestra fuente de inspiración por la labor tan humana que realizan”, acotó.
Aunque muchas han sido las medidas puestas en práctica para combatir esta tercera oleada de la pandemia, cada día se torna más desafiante ante las consecuencias de la escasa conciencia, disciplina y responsabilidad. La provincia suma casos y contactos a diario que van a parar a estos centros de aislamiento e instituciones hospitalarias, donde valor, humanismo y solidaridad sobreabundan para restarle ventajas al virus y ganar vidas, pero que muy bien podrían evitarse, pues quienes allí se desempeñan también corren grandes riesgos.
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