La Navidad hecha terror

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Pascuas Sangrientas 01 porIlustración: De la autora
 
El jolgorio de las fiestas navideñas, las reuniones familiares y el olor a cerdo asado ya se convertían en estampas cotidianas del oriente cubano. La tenue brisa de aire frío daba indicios de un típico invierno cubano, aunque aquel diciembre de 1956 sería diferente.

Las postales alegóricas a la fecha y los arbolitos llenos de guirnaldas evocaban las blancas navidades propias de Estados Unidos o de países europeos.En Cuba no nieva, pero la tiranía del terrordejó congeladas para siempre las miradas, las sonrisas y las ilusiones de muchas familias. En Cuba nunca se ha visto una blanca navidad, en cambio esta Isla conserva la huella de aquel diciembre rojo y aquellas manos perversas que lastimaron el alma, arrancaron vidas e hicieron derramar lágrimas de sangre.

El coronel Fermín Cowley Gallegos era un hombre, cuanto menos, singular. Originario de La Habana, militar de amplia trayectoria y, desde mayo de 1956,jefe del Regimiento de Holguín; en su día a día dejaba ver una preferencia por ciertos gustos exóticos y tendencia a la excentricidad. Con sus subordinados hacía gala de jerarquía y prepotencia, mientras, con sus superiores, mostraba la más devota obediencia y fidelidad.

Sus lealtades estaban claras desde el 10 de marzo de 1952: seguidor incondicional de las órdenes del “honorable Presidente de la República” Fulgencio Batista, su actitud sería premiadacon ascensos de puestos y de grados militares. Si algo agradaba a Batista eran los hombres de “mano dura” que le evitaran dolores de cabeza. Si algo sabía hacer Cowley era ganarse la confianza del dictador a base de esfuerzo, sudor y sangre, sobre todo, sangre.

El 21 de diciembre de 1956 el coronel recibió un telefonema de la capital que, encabezado con la palabra “URGENTE”, le solicitaba presentarse en la Ciudad Militar Columbia al día siguiente para reunirse con Batista y otros cabecillas de la tiranía.
 
Pascuas Sangrientas 02Coronel Fermín Cowley Gallegos, Jefe del Regimiento Militar No. 7 "Gral Calixto García". Foto: Cortesía del Museo de la Clandestinidad

El encuentro transcurrió entre risas y celebraciones, como un grupo de colegas que festejan sus éxitos y, de cierto modo, eso hacían. Tras el recuento de lo acontecido en las acciones del 30 de noviembre en Santiago de Cuba y los sucesos posteriores al desembarco del Granma, las fuerzas batistianas consideraban liquidada la expedición revolucionaria y creían escasas sus posibilidades de reorganizarse en la Sierra Maestra.

Por otra parte, Batista poseía datos acerca de una expedición de 30 hombres preparada por Carlos Prío, que arribarían por la costa norte oriental en un yate de nombre Corynthia. Sin embargo, se desconocía la fecha del desembarco y había que impedir que los revolucionarios de la región ayudasen a los expedicionarios o se incorporasen al grupo.

El verdadero motivo de aquella reunión era encomendarle a Cowley resolver esos “problemitas” en el norte de Oriente antes de que crecieran. “Tiene usted carta blanca para actuar, esperamos lo sepa hacer”, agregó Batista a su siniestra invitación. De regreso en Holguín, Cowley informa sobre el nuevo encargo a sus fuerzas y organiza el plan.

No se realizarán detenciones pues “los presos causan muchas molestias y gastos, los muertos son más económicos”. La tradicional fecha navideña es el momento ideal para ejecutar las acciones, sin embargo “no quiero muertos en Nochebuena, ese día es sagrado”. Los asesinatos comenzarán pasada la medianoche del día 25, como máximo, pueden extenderse hasta el amanecer del 26. Y, por último,“no olviden sacarles todo lo que sepan a sus invitados”. Cowley se pone de pie, da por concluida la reunión y comienza la operación “Regalo de Navidad”.

En sus 20 años de vida, Rafael Orejón Forment había dado ya muestras inequívocas de coraje y liderazgo. Guantanamero de nacimiento, holguinero por adopción y revolucionario por convicción, trabajaba como electricista en la Nicaro Nickel Company y desde hacía varios meses había asumido la labor de organizar y dirigir el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en la zona de Nicaro, Mayarí.

El 23 de diciembre, pasadas las 10 de la noche, Rafael se encontraba en un automóvil a la salida de la Nicaro Nickel Company junto a dos compañeros. Se desmontaron del auto y los guardajurados de la compañía realizaron las inspecciones de rutina al vehículo, sin embargo, en esta ocasión el joven notó algo diferente a lo habitual: en la garita de vigilancia había dos soldados. Ese no fue el único suceso singular de aquella noche.
 
Pascuas Sangrientas 03Rafael Orejón Forment, líder del M-26-7 en Nicaro y primer mártir de las Pascuas Sangrientas. Foto: Cortesía del Museo de la Clandestinidad

Al reconocer a Rafael entre los pasajeros uno de los guardajurados le pidió que saliera nuevamente del auto, a lo que este se negó enérgicamente. Iniciaron un forcejeo que terminó con armas de por medio. Mientras el joven sacaba su pistola, tres balas se adentraron en su cuerpo, la fuerza vital comenzó a escaparse poco a poco y en segundos se desplomó en el asiento delantero de la máquina. Rafael Orejón moriría unos minutos más tarde en el hospital de la localidad.

Esa noche, Rafael se dirigía junto a sus compañeros al cuartel de guardajurados del central Preston para atacarlo, pero su asesinato frustró la acción y lo convirtió en el primer mártir de aquella Navidad de terror. Sin embargo, nada pudo impedir que unos días antes Rafael informara en Holguín que Fidel estaba vivo y había llegado a la Sierra Maestra. En la mañana del 24 de diciembre, pocas horas después de su muerte, el periódico Norte publicaba la noticia en su primera plana.

El 24 de diciembre, tres oficiales se dirigieron a casa de Cowley, temerosos de informarle acerca de la muerte de Rafael Orejón, pues este asesinato incumplía la orden dada por el coronel de no vestir de luto a las familias el día de la santa cena.

El jefe los recibió aún en piyama y sonriente. Uno de sus subordinados le comunicó lo sucedido la noche anterior en Nicaro y le explicó sobre la necesidad de ultimar al joven revolucionario en ese momento, por temor a que viajara a Guantánamo para visitar a su familia y abandonara el territorio.

Contrario a los gritos y regaños que los oficiales esperaban, Cowley retomó su sonrisa y les dijo: “Ojalá que todos los incumplimientos de mis órdenes fueran así, lo peor hubiese sido que no lo ejecutaran.”

Aquella noche, el coronel invitó a sus hombres de confianza a cenar en su casa. A la luz de un enorme árbol navideño importado desde Estados Unidos, las familias de Cowley y sus colaboradores compartieron bebidas, conversaciones insulsas y degustaron el tradicional lechón asado. Cerca de la medianoche, los asistentes brindaron por el coronel, por ser la persona que garantizaba el bienestar y la seguridad de la ciudadanía holguinera.
 
Pascuas Sangrientas 05Mártires de las Pascuas Sangrientas. Foto: Cortesía del Museo de la Clandestinidad

El reloj marcó las 12. El plazo se terminó. El sonido de las campanadas indicaba el inicio de la Navidad. Misas, velas y oraciones…El hijo de Dios vino al mundo para salvar a los seres humanos de sus pecados. Mientras todos celebraban el nacimiento de Jesús, el 7mo Regimiento se inundaba con el miedo, el dolor, la sangre y la muerte de sus hijos.

Pedro Miguel Díaz Coello era joven, inteligente y revolucionario. En 1956 aquella resultaba una combinación peligrosa. Era uno de los fundadores del M-26-7 en Holguín y su máximo líder. Ya les había demostrado a los esbirros de la tiranía que no era un hombre fácil de dominar ni de convencer. Tampoco temía a expresar sus ideas. Había sido apresado con anterioridad y tenía el dudoso “honor” de que el mismísimo Cowley lo torturara. Pedro sabía que la próxima vez que tuviera a aquel hombre de frente, sería su último día con vida.

El 25 de diciembre es detenido por dos agentes que lo trasladan hasta una finca situada en Aguas Claras. Allí estaban Fermín Cowley y sus oficiales de confianza. Sabían el rango de Pedro dentro del M-26-7, todos ellos lo torturaron hasta el cansancio en busca de información, pero no le arrancaron una sola palabra. Fue trasladado al barrio de Corralito, donde dejaron su cuerpo sin vida colgado a un árbol.

Luis Peña Martínez conocía desde joven el sacrificio del trabajo y, desde entonces, sintió deseos de transformar el país. Su espíritu rebelde lo lleva a integrarse al M-26-7 en la ciudad de Holguín y a denunciar todo aquello contrario a sus convicciones. En la noche del 25 de diciembre fue detenido junto a su compañero William Aguilera Ochoa, conocido como Curry y llevados finalmente al regimiento.
 
Pascuas Sangrientas 06Mártires de las Pascuas Sangrientas. Foto: Cortesía del Museo de la Clandestinidad
 
Tras participar en las torturas y el asesinato de Pedro Díaz Coello, Cowley se encontraba cegado por esa euforia sádica de poder y estaba ansioso por descargarla en los dos jóvenes.

El punzón fue el instrumento preferido por el coronel y sus secuaces para martirizar a los prisioneros, rematados a balazos en la madrugada del 26 de diciembre por el teniente Ávila y el sargento Vidal.En la mañana sus cuerpos fueron encontrados en los terrenos del campo de pelota conocido como Liceo Park.

Pedro, Luis y Curry habían planeado reunirse aquella noche del 25 de diciembre para realizar alguna acción contra la tiranía en respuesta a la muerte de Rafael Orejón. No tenían idea de que aquel no había sido un hecho aislado y que sus nombres también figuraban en la lista del depredador Fermín Cowley, quien entre el 23 y el 26 de diciembre hizo correr tanta sangre quese ganó el terrible epíteto de Chacal de Holguín.
 
En el área que hoy abarca la provincia de Holguín fueron 15 los asesinatos. No hubo combate, prácticamente no hubo reacción por parte de las víctimas. Detenidos en sus propios hogares, secuestrados, empleando las más sutiles y engañosas invitaciones contra ellos y sus familiares, un total de 23 hombres, en su inmensa mayoría jóvenes, resultaron baleados o ahorcados.

Sus cuerpos aparecieron abandonados en lugares apartados de las antiguas regiones de Las Tunas y Holguín, con visibles señas de haber sido salvajemente torturados. Casi todos pertenecían al M-26-7 o al Partido Socialista Popular, sin embargo, varios ni siquiera tenían filiación política.

Pascuas Sangrientas 07Foto: Cortesía del Museo de la Clandestinidad
 
La noticia de los asesinatos comenzó a circular desde muy temprano en la mañana del 26 de diciembre: los nombres, uno a uno iban haciéndose públicos mientras la incertidumbre y el desconsuelo estremecía a las familias, ante el temor de oír mencionar a un hijo, esposo o hermano en la lista de asesinados. Ya en horas de la noche el inventario de aquella masacre estaba completo.

• Rafael Orejón Forment: Baleado en la portada de la Nicaro Nickel Company y fallecido poco después en el hospital.
• Jesús Feliú Leyva: Detenido, le desgarraron el cuello y le dispararon en la sien.
• Ángel Valerio Consuegra: Detenido en su casa, torturado y asesinado.
• Antonio Concepción Perodín: Detenido, golpeado y baleado.
• José Marcial Pérez Cruz: Baleado en la cabeza.
• José Mendoza García: Conducido al cuartel, torturado y ahorcado.
• Alejo Tomás López: Sacado de su casa y asesinado.
• Luis Sera Moreno: Sacado de su casa en la madrugada y acribillado a balazos.
• Aquiles Espinosa Salgado: Sacado de su casa por la fuerza, torturado y ahorcado.
• Loynaz Hechevarría Cordovés: Detenido y asesinado, su cadáver es tirado junto a la línea del ferrocarril.
• Enrique Casals Villarreal: Apresado, torturado y asesinado.
• Thelmo Esperance Levelle: Sacado de su casa y baleado en la parte izquierda de la cara y en el corazón.
• Pedro Díaz Coello: Detenido, torturado, acribillado a balazos y ahorcado tras su asesinato.
• Luis Peña Martínez: Detenido, torturado y asesinado a balazos.
• William Aguilera Ochoa: Detenido, torturado y asesinado a balazos.
• Pelayo Cusidó Torres: Sacado de su casa, torturado y ahorcado.
• Enrique Morgan: Asesinado a balazos en su propia casa.
• Gilberto González Rojas: Le dispararon mientras iba de camino a su trabajo.
• Isaac Hernández Oliver: Recibió un disparo en el vientre y otro en la frente.
• Armando Guzmán: Asesinado a balazos.
• Ramón Téllez Peña: Detenido, torturado y ahorcado en un árbol.
• Silverio Núñez Hernández: Detenido y acribillado a balazos.
• Héctor Infante Pérez: Detenido y baleado.
 
pascuas monumentoMonumento erigido en Holguín, memoria de los mártires de las Pascuas Sangrientas. Foto: Elder Leyva
 
Durante aquellos días, fueron buscados y perseguidos otros hombres que fortuitamente salvan la vida. De no haber escapado de las garras de la tiranía, el total de muertos sumaría más de 40 personas.

La crueldad de los hechos y el dolor de las familias movilizó las protestas populares. Varias causas judiciales fueron abiertas y, como era de esperar, el proceso seguido contra los acusados, entre ellos el propio coronel Cowley, terminaría en una farsa. Se sentenció que los autores de la masacre formaban parte de las mismas bandas subversivas o terroristas a las cuales, se dijo, pertenecían las víctimas.

Todos los integrantes de las fuerzas armadas encausados resultaron absueltos, el M-26-7 quedó temporalmente desarticulado en el territorio y los hogares de aquellos hombres permanecen de luto hasta el día de hoy. Desde entonces y hasta la actualidad, los trágicos hechos que marcaron las navidades de 1956 han sido reconocidos por el pueblo cubano como las Pascuas Sangrientas.
 
 
Luna fija y redonda de níquel taciturno,
tú, sempiterna cómplice de la novia que espera,
medallón suspendido sobre el pecho nocturno,
¿viste llegar la Muerte con sus ojos de cera?
 
Pascuas Sangrientas de 1956, Nicolás Guillén
 
Susana Guerrero Fuentes
Author: Susana Guerrero Fuentes
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Licenciada en periodismo. Siempre es un buen momento para contar historias

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