Las huellas boxísticas de Pepe Buitrago

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pepe buitrago 1Fotos: Elder Leyva y Carlos Rafael
 
No es gratuito el calificativo de Padre del Boxeo de Holguín que muchos le atribuyen a José “Pepe” Buitrago Miranda, cuyas huellas están en la impronta de esa disciplina desde mediados del siglo pasado en el oriente cubano. Pepe retrocede varias décadas atrás, para ir a los orígenes de su andar en el pugilismo y luego transita en el tiempo, mientras se mece lentamente en un balance de su hogar de calle Mártires, en la Ciudad de los Parques, que lo vio nacer hace 84 años.

Habla bajo y pausado. A veces sus ojos brillan y sonríe, cuando descubre que han vuelto a su memoria pasajes olvidados.
 
¿Cómo inicia la historia boxística de Pepe?

-En 1950 me inicio como locutor. Anunciaba peleas en el Club Atlético, también en los parques de Las Flores y el Martí, en Holguín. Me pagaban algo por cada cartel anunciado. Desde un principio era un gran observador del accionar de los boxeadores. Luego comencé a ayudar en su labor al avezado técnico José Castellanos en el entrenamiento a niños en su casa, en el reparto Vista Alegre. Ayudé, igualmente a entrenar a los boxeadores holguineros que formaron parte del equipo de la antigua provincia de Oriente de aquella época a un Torneo Nacional Guantes de Oro en La Habana; en esa lid dos boxeadores de aquí clasificaron para un Campeonato Panamericano, el welter Oscar Campos, en ese tiempo Campeón del país y que logró la medalla de plata en la justa continental y “Curro” Morejón (48, eliminado).
Mientras se expande el boxeo en la ciudad de Holguín en la década de 1950, con más gimnasios y
practicantes, yo me consolidé como entrenador, de forma voluntaria al lado de Castellanos y de otro técnico, Ernesto de la Guardia. Me involucré más en esa disciplina, como locutor en los carteles y en función de preparador, como lo hice en la Arena Cristal ( la actual Henry García), cuyas graderías entonces eran de madera y donde anteriormente hubo una cárcel. Algunos de los peleadores que ayudé a entrenar fueron profesionales más tarde.

¿Y al triunfar la Revolución?

-Cuando triunfa la Revolución preparo un gimnasio propio en un espacio de la Arena Cristal. Mi primer alumno en esta nueva etapa fue Pablito Moreno (112 kilos), quien triunfó en la provincia de Oriente y le ganó a Otaniel “Gallito” Saavedra, combatiente del Ejército Rebelde y el mejor púgil de Castellanos… Me convertí en un técnico del nuevo deporte, que llegó con la Revolución. Los favorables resultados como entrenador me dan relevancia en Oriente y directivos del boxeo me tienen en cuentan para que prepare a promesas de este deporte…

¿Entrenaste a estelares boxeadores de Oriente y Cuba?

-En más de una oportunidad alisté o participé en la preparación de sobresalientes peleadores como el subcampeón olímpico y luego titular mundial Rolando Garbey (71 kilos), en Santiago de Cuba. Al tricampeón olímpico de los pesos completos Teófilo Stevenson llegué a entrenarlo en una unidad militar en Uñas, Gibara, donde se encontraba y aquí en Holguín. Igualmente a otros estelares: el subcampeón olímpico Enrique Regueiferos (63,5), al guantanamero Duque Estable…Formé parte de colectivos técnicos de Oriente a torneos nacionales Playa Girón y luego a las lides del país por equipos.

Yo trabajaba como preparador en la “Henry García”, en Holguín, donde también entrené a tuneros, entre ellos al destacado Omar Santiesteban, pero cuando llegaba la fase de preparación, previa a las competencias, me mandaban a buscar desde Santiago de Cuba, entonces capital de la provincia de Oriente. Alisté a Orestes Salazar, el primer holguinero que se tituló en un “Playa Girón” (60 kilos en 1968). Varias veces atendí al equipo Oriente en los campeonatos nacionales de la FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y obtuve un primer lugar. Formé parte de comitivas cubanas a lides a Sierra Leona, Guinea, Ecuador…

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¿Qué sucedió cuando Holguín se constituye como provincia?

-Fui nombrado como primer comisionado de boxeo de la provincia de Holguín (1976- 1985), aunque no dejé de involucrarme como entrenador. En los períodos 1985-87 y 90-92 y en un breve tiempo posterior colaboré técnicamente en Perú. En el intermedio de esas colaboraciones volví a fungir como comisionado. Se laboró con intensidad para armar una estructura que permitiera el desarrollo del boxeo en la nueva provincia y particularmente en sitios que se convirtieron en holguineros:
Sagua de Tánamo , Mayarí y otros; en la formación de entrenadores y varias tareas. Buscamos boxeadores de calidad “hasta bajo la tierra”, personalmente capté a Arnaldo Mesa (54 y 57 kilogramos), quien llegaría hasta subcampeón olímpico y multimedallista mundial. Entrené en varias oportunidades a nuestro primer Campeón Mundial Ángel Espinosa (71,75 y 81 kilos). En la escuela Manuel Fajardo (gimnasio en la segunda planta) entrenábamos al equipo d este territorio. Ayudamos y guiamos a Ricardo Díaz (54, 60) a quien trajimos de Nicaro y luego monarca mundial juvenil. También a Manuel Martínez (54), oro en los panamericanos de Indianápolis-1987 y un Copa del Orbe.

Resultó una época fructífera para el boxeo holguinero (década de1980), con gran número de peleadores de calidad, además de los mencionados, teníamos a Donatién. Lores, entre otros; la provincia lograba buenas ubicaciones en los “Playa Girón” y entre los cuatro primeros en los Nacionales por Equipos. Además, positivos resultados internacionales. En esa época había más apoyo y recursos para este deporte. Después me desempeñé como Comisionado en el municipio de Holguín y entrenador en la “Henry García” hasta que me jubilé con 80 años de edad.

¿Los resultados en Perú?

-Ese país no ganaba oros en el torneo Sudamericano desde 1948 y logré que mis pupilos acumularan cinco coronas en una edición de ese certamen, para obtener el primer lugar. El favorito, Argentina, se quedó con tres títulos, también con un preparador cubano, que, por cierto, cogió tremendo berrinche. La prensa deportiva peruana me apodó con el calificativo del Hombre de los Milagros, por los resultados alcanzados y que motivaron que tuviera que regresar a esa nación en dos oportunidades más. Yo dije que el milagro era mucho trabajo, consagración. Desarrollamos topes en Cuba y jornadas de entrenamiento en Holguín.

¿Algunos te catalogaban de refunfuñón?

-Es que nunca me quedaba tranquilo ante lo que no estaba bien, era la pasión por el trabajo, por eso me buscaba a veces problemas, por algunas trabas y me “fajaba” por la atención de los atletas. Y obteníamos los que buscábamos. Justo es afirmar que los técnicos laboraban con mucho deseo en la formación de los pugilistas.

¿La familia?

-Es mi tesoro, mi esposa Gina, mis hijos Carmen y José Antonio y dos nietos… Ahora con mis problemas de salud me sobreprotegen, me cuidan mucho.
 
¿El boxeo holguinero actual?

-Debe mejorar el trabajo en la base, a nivel de combinados.

¿El mejor boxeador que ha dado Holguín?

-Por sus condiciones físicas y facultades, Ángel Espinosa, pero Mario Kindelán fue un boxeador integral y el más laureado, con su dos títulos olímpicos y tres mundiales.

¿Te consideras reconocido por tu gran aporte al boxeo?

-Son muchos los reconocimientos que recibí en mi trayectoria laboral y los años dedicados al boxeo. Recuerdo un homenaje que me dedicaron, junto a otros entrenadores, en Santiago de Cuba. En Holguín recibí las medallas Mártires de Barbados, Rafael María de Mendive; también por los 50 años de los Juegos Escolares y Fundador del Inder; la condición de Hijo Ilustre de la Ciudad de Holguín y tantos diplomas. Pero el reconocimiento que más me satisface es íntimo y es por haber contribuido, con dedicación plena, al desarrollo del boxeo, no solo en Holguín y que puse mi granito de arena en varios púgiles que le dieron grandes triunfos a Cuba, Oriente y Holguín.


 
Calixto González Betancourt
Author: Calixto González Betancourt
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Master en Comunicación Social, Licenciado en Periodismo. Especializado en temáticas deportivas. Responsable de la Columna “En esta Serie” por más de 30 años.

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