La rebeldía de Adigio Benítez
- Por Jorge Suñol Robles
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Cuenta y describe la obra de su padre con un gran compromiso. Ser hija de Adigio Benítez ha sido un privilegio absoluto. Asumió el reto de estudiar e investigar sobre el legado artístico de este maestro de las artes plásticas.
Hoy lo recuerda como un hombre humilde, de ideas muy humanas, un ser disciplinado y sacrificado, amante de su hogar y las madrugadas. Adigio, me confiesa, era un elemento clave en la armonía familiar y un ejemplo para todos.
Hoy quiere que los jóvenes se acerquen e interesen por la obra de quien fuera Premio Nacional de las Artes Pláticas en 2002, y luego, Premio Nacional de la Enseñanza Artística en 2003. Por ello, como parte de las actividades de Iberoarte en Holguín se ha insertado una conferencia sobre la vida y obra del artista santiaguero, impartida por la propia Surnai Benítez Aranda, además asesora del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC).
Hace un recorrido por los trazos del pintor, enlaza los caminos recorridos por su padre, que iniciaron en la Academia de San Alejandro, donde se graduó en 1949.
“En aquel momento ya trabajaba haciendo dibujos políticos para la prensa. Primero para el magazine Mella que era el Órgano de la Juventud Socialista y luego para el periódico Hoy, clausurado a causa del golpe de estado de Fulgencia Batista.
“Colaboró un tiempo con una publicación del Partido Socialista Popular que se llamó La Carta Semanal, hacía dibujos políticos para poner de relieve los problemas de la sociedad cubana de entonces. Muchas personas esperaban la prensa porque el tenía una manera muy especial de denunciar los problemas tantos nacionales como internacionales”.

De la obra de Adigio hay que destacar su trabajo en la ilustración de la prensa progresista cubana. Es este uno de los motivos por el que se hiciera un fuerte trabajo de investigación, que luego se materializó en el libro titulado “Adigio en la esquina roja”, del cual Surnai formó parte y lo describe como un ring de boxeo, como la posición que asumía su padre en aquel contexto.
Este creador trascendió también en las artes visuales cubanas, fue maestro fundador de la Escuela Nacional de Arte y luego del Instituto Superior de Arte. “A través de su pintura y su dibujo se puede apreciar todo el proceso de un rebelde, de un hombre que no se conforma haber alcanzado determinados logros en la esfera artística, sino que constantemente estaba renovándose, buscando nuevas maneras, tratando de estar a tono con los movimientos internacionales”, refleja Surnai.
Su trabajo atravesó varias etapas, vivió 89 años y cada vez se repensaba. “La obra artística de Adigio pasó desde el realismo de los años ´50, por momentos importantes como el pop, la abstracción y la nueva figuración, precisamente por ese espíritu inconforme, esa búsqueda de un arte nuevo, de una sinceridad en la expresión artística, todo ello lo hacía dialogar con todas las tendencias del momento”.
Benítez Aranda insiste en que no solamente debemos dedicar investigaciones a artistas de la primera Vanguardia. “Hay que estudiar los maestros después del trinfo de la Revolucion, los maestros que estuvieron en el proceso de construcción de una cultura en esa etapa. Nosotros tenemos una riqueza que nos invita a estar permanentemente estudiando y rindiédole el honor que se merecen estos artistas”.
La dirección FCBC la invitado, además, para ser jurado de la Feria de Artesanía. Sobre su participación en este espacio, considera: “Insistimos mucho en que hay que defender el trabajo artesanal autóctono. Hemos hecho algunas recomendaciones para que la feria no se convierta en algo meramente comercial. En Holguín hay muchos artesanos muy valiosos, continuadores de tradiciones, innovadores en sus técnicas, eso hay que ponerlo de relieve durante un evento como este”.
El homenaje a Adigio Benítez también es reflejado desde el audiovisual. La realizadora Niurka Reyes se insipiró en labor creativa del artista para su documental “De la luz se alimenta”, exhibido también dentro del programa de Iberoarte.
Recuerdos necesarios y oportunos, trazos que dicen y callan. Línea inconforme. Honor a un maestro, a un educador.
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