Las raíces en la luz
- Por Liset Prego Díaz
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La niña breve tuvo 15 hermanos. Nació en San Germán, el 12 de febrero de 1930, pero fue inscrita varios años después, en la ciudad de Holguín, y como holguinera creció. Ahondando sus raíces al pueblo de sus primeros y últimos días.
¡Madre (…) yo hubiera querido conocerte, para poder ya que no verte, evocarte, pero … nada, ni eso puedo! No te conocí, y no puedo recordarte en ningún determinado momento. Y por eso te amo más, mucho más (…). ¨
Tampoco el padre la acompañó en su infancia. Pero el abrazo de las tías madres, Anga y Lala, suplieron con afectos pródigos a la huérfana.Eulalia Curbelo Barberán, Lalita, tuvo una una vocación de servicio que la impulsó a estudiar magisterio.
Desde pequeña hubo en mí el deseo de escribir, necesitaba testimoniar, hacer saber y sentir lo que me golpeaba en alegría, tristeza, necesitaba trasmitir lo que sentía y lo que me rodeaba con un sentido – desde aquella época – muy preciso de la justicia social.
Colmada de atenciones y de esmerada educación, formada en el amor a la familia y la devoción a Dios, creció Eulalia Curbelo Barberán. Tan hermosos fueron sus días infantiles que sugiere:
Trata de alargar lo más posible la época de la niñez porque esta no vuelve nunca y, por lo tanto, tampoco sus encantos y alegrías.
Y crecía Lalita, estudiosa, aplicada, de una vocación de servicio que la impulsó a estudiar magisterio. Bien lo sabe Anga, porque le ha dicho, que de ella le viene el amor por una profesión de entrega cotidiana.
" (…) Aquí en la casa se ríen, porque dicen que me he enamorado de mi profesión. Y Yo creo que es así (…).
Pero el mundo fuera de la casa y el colegio, la realidad social de sus contemporáneos, no escapa de los ojos verdes de Lalita. Es consciente de los dolores ajenos, y quiere hacer algo por acallarlos. Conspira, lucha, se enfrenta a lo injusto, clandestina y arrojada.
Al mismo tiempo escribe sin parar cuadernos de poesía, hace periodismo, el periódico Norte es su púlpito para hablar de literatura. Sus pasiones son varias, educar, escribir, leer, luchar por Cuba.
El matrimonio llega a su vida y es efímero como una planta que florece para morir en una noche, y en apenas un año ha perdido un embarazo y se ha divorciado. No volverá a casarse. Y con solo 27 años nadie puede decir que no entienda de pérdidas.
" (…) ¿Qué el mundo da heridas? Demos nosotros ternuras. Sentirá el bochorno de nuestra dádiva.
¡Pobre de mí si yo hubiera respondido con la misma moneda de los que han venido a pretender herirme! Hoy no fuera más que un poco de nada. Porque es menester que comprenda que dando bien por mal el alma se ensancha y crece.
Renueva tu corazón, empieza a vivir desde ahora camino hacia la luz y date en ternura, en palabras buenas, en sinceridad y bondad. Recuerda que nunca recibimos más que cuando estamos dando.
Y como es de un corazón amplísimo, sigue abriéndolo de par en par a otros amores, como el de los amigos, o los niños que, tras el triunfo revolucionario de enero de 1959, serían la inspiración del que llamó, su mejor poema, aquel sueño, aquella realidad, La casona del amor diario.
De tantas maneras Lalita se dio a los otros, fue protagonista en tantas actividades que impactaron en la sociedad holguinera, que parecía estar en todas partes, ayudando a impartir justicia, enseñando, velando por los niños huérfanos, cuidando de sus tías madres, sin desatender su autopreparación, sus poemas, sin dejar de admirar lo bello.
¿Por qué escribo? ¿Qué razón hay para escribir, para hacer poesía?Fotos: Carlos Rafael
Nada más de expresar las cosas que laten en mí y en la naturaleza, las cosas que toco y me tocan, y de las que soy testigo (…). Es mi tiempo, la vida que vivimos (…) Mi existencia, nuestra existencia. Cadena que nos une a los otros, aunque no pensamos igual. Seres diferentes dándose la mano. El corazón guardado.
Intentos de modelar los instantes para que no duelan. Ser cuando la mayoría parece. Y no saber quién trae la máscara. Y a veces todo resulta vano o produce cansancio.
Cosa simple esta de estar viva. Aparentemente andar y volver. Y saber que no hay huida ni regreso. Época de soles muertos. Y vivir. Y no morir del todo (…)
Podía ser de otro modo, pero están echadas mis raíces en la luz (…)
Y este parece ser su destino, trabajar, educar, ayudar a los otros, entregarse.
Ya se publican sus libros, Decenas de premios, condecoraciones, distinciones. Miles de libros, amigos, cartas cruzadas, acólitos, su familia y su casa, llenan sus días.
Trabajo, y eso me hace sentir bien. Trabajo hasta agotarme sin fuerzas, es como si sintiera que tengo poco tiempo y que todavía tengo mucho que hacer. La madrugada siempre me alcanza entre mis libros con toda la preocupación de este vivir y de este vivir de todos. Me cuidan el pino y los rosales. La soledad sigue siendo mi mejor compañera.
Pero el tiempo es un ladrón implacable. Y sus tías madres ya están esperándola al llegar a la casa, que es su refugio, parte de sí. Ha ido aprendiendo a fuerza de vivir cosas esenciales. Ha sufrido y se ha repuesto a lo adverso desde su nacimiento. No desmaya.
Hay que ser más fuerte que lo rutinario, hay que crecer por encima de lo vulgar. La pobre gente no tiene la culpa de ser como es. No es fácil amarla, pero siempre hay algo que darles. Y al decir la pobre gente sé que me entenderás a que me refiero. A esa gente vulgar y rutinaria que todos los días nos encontramos y que por estar todavía en plano subdesarrollado no pueden entendernos. ¨
Ahora pide respeto por su soledad. Mas no está sola, su madrina la acompaña. Los poetas que le piden consejos, sus alumnos, el trabajo que no termina nunca.
A ratos en su torre, hecha a su medida, su bastión para el verso, escribe, oye música, lee. Sueña.
No la detienen los años transcurridos, con 66 se jubila como maestra, pero aún le queda tanto por hacer. Y continúa, porque la felicidad no puede ser vegetar, ella confirma: ¡la vida pese a sus dolores, sus angustias, sus penas, es hermosa, digna de vivirse, de llenarse de ella en la simple forma de tocar una hoja o beber un vaso de agua o encontrar un amigo en el camino, o una voz hermosa!
Así atraviesa Lalita el umbral hacia otro siglo. Rodeada de agasajos, de premios, viendo nacer los libros con sus textos y sobre ellos, en su casa de Frexes 132, y el 28 de diciembre de 2002, parte, para permanecer, la niña breve, legando un patrimonio que no alcanzan a medir aún los de su tiempo, para la ciudad de Holguín, donde el amor materno que trasciende la sangre, la hizo plantar y volvió profundas sus raíces de luz.
¨ Testamento. ¨
Yo,
Lalita Curbelo Barberán,
estoy pensando que
la muerte llega,
que vuelve de un rumor
que no conozco,
que se aproxima y quiere
tragar la frente pálida…
Yo, de arrecife y lágrima,
Quiero dejar mis cosas más
amadas,
lo único que tengo…
estos libros, mis versos,
la Biblia, mi retrato,
y mi máquina gris de
escribir tanto,
unas plumas, un tintero,
unas piedras,
la sortija de amatista
y un crucifijo de madera
casta,
quiero dejar estas cosas
que tengo
y las que amé y no tuve:
el mar, la noche, (¿que no
la tuve nunca?)
quiero dejarlas así
como quien deja un poco
de su sangre,
a ti, que tanto amo.
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