La Mona Lisa de Mérido Gutiérrez
- Por Claudia Patricia Domínguez
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Cuentan que hace unos 70 años un joven músico holguinero buscó refugio en la Biblioteca Pública de Nueva York para protegerse de una fría nevada. Allí contempló sorprendido la belleza de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci y compuso la línea melódica de lo que luego se convirtió en uno de los más trascendentales temas musicales.
Para ese momento su esposa había dado a luz al primero de sus hijos, Franklin, y ante la agobiante situación económica que atravesaba la familia un buen día decidió vender algunas de sus composiciones entre ellas Mona Lisa, la cual había inscripto con anterioridad en el registro de la propiedad intelectual en la Jefferson Music CD Inc, documento que aun conservan sus hijos.
Tiempo después el reconocido cantante Nat King Cole, una de las grandes voces románticas del mundo sedimenta su prestigio, precisamente, con el tema Mona Lisa grabado para la firma Capitol, en California, Estados Unidos, tema que resultó ganador del Oscar a la mejor canción de 1950.
Su hija, la destacada investigadora Carolina Gutiérrez Marroquín recordó que a su padre no le gustaba hablar del éxito de la pieza musical que llegó a establecer –en aquella época- récord de venta de discos. El propio Mérido reconocería en sus Memorias recopiladas por Madelin Gutiérrez Marroquín, otra de sus hijas, su profunda decepción cuando tuvo que suplicar por un permiso para grabar con el trío América su propia canción.
“Vendí mis derechos de autor… después la pieza fue famosa, muy famosa (…) Nat King Cole hizo muy popular el número, mis posibilidades de ganar dinero como compositor las había perdido, sin embargo me di cuenta de que mi música tenía valor”.
Y así fue; el joven que años atrás había ido a probar suerte en los programas de artistas aficionados de la radio holguinera, en los que obtuvo en más de una ocasión primer lugar, aun sin saber tocar ningún instrumento musical y autocalificándose como imitador ya que no tenía los recursos para adquirirlos, representó a la música cubana dentro de la comunidad hispana de los Estados Unidos con un variado repertorio que abarcaba géneros como el son, el bolero, la guaracha y la rumba.
En su fructífera obra acompañó y alternó con artistas de gran prestigio como Libertad Lamarque, Chucho Martínez Gil, Amanda Ledesma y el trío Los Panchos, todos ellos grabaron con éxito temas de su autoría como el bolero-son Lágrimas de ron.
Aun cuando nunca se le reconoció completamente la autoría del multiversionado tema Mona Lisa su carrera como artista resultó tan valiosa como su impronta intelectual que lo llevó también por los caminos del periodismo. Pero este será tema de próximas crónicas en las que seguiremos desentrañando peculiares historias del pueblo más simpático de Cuba y su gente, de acuerdo con el concurso popular realizado en 1922 por el periódico La Lucha.
En aquel entonces el joven Mérido Gutiérrez Rippe trabajaba como lavaplatos en hoteles y restaurantes de esa ciudad norteamericana a la que había llegado en búsqueda de mejoras económicas, tarea difícil en su condición de emigrante.
Para ese momento su esposa había dado a luz al primero de sus hijos, Franklin, y ante la agobiante situación económica que atravesaba la familia un buen día decidió vender algunas de sus composiciones entre ellas Mona Lisa, la cual había inscripto con anterioridad en el registro de la propiedad intelectual en la Jefferson Music CD Inc, documento que aun conservan sus hijos.
Tiempo después el reconocido cantante Nat King Cole, una de las grandes voces románticas del mundo sedimenta su prestigio, precisamente, con el tema Mona Lisa grabado para la firma Capitol, en California, Estados Unidos, tema que resultó ganador del Oscar a la mejor canción de 1950.
Su hija, la destacada investigadora Carolina Gutiérrez Marroquín recordó que a su padre no le gustaba hablar del éxito de la pieza musical que llegó a establecer –en aquella época- récord de venta de discos. El propio Mérido reconocería en sus Memorias recopiladas por Madelin Gutiérrez Marroquín, otra de sus hijas, su profunda decepción cuando tuvo que suplicar por un permiso para grabar con el trío América su propia canción.
“Vendí mis derechos de autor… después la pieza fue famosa, muy famosa (…) Nat King Cole hizo muy popular el número, mis posibilidades de ganar dinero como compositor las había perdido, sin embargo me di cuenta de que mi música tenía valor”.
Y así fue; el joven que años atrás había ido a probar suerte en los programas de artistas aficionados de la radio holguinera, en los que obtuvo en más de una ocasión primer lugar, aun sin saber tocar ningún instrumento musical y autocalificándose como imitador ya que no tenía los recursos para adquirirlos, representó a la música cubana dentro de la comunidad hispana de los Estados Unidos con un variado repertorio que abarcaba géneros como el son, el bolero, la guaracha y la rumba.
En su fructífera obra acompañó y alternó con artistas de gran prestigio como Libertad Lamarque, Chucho Martínez Gil, Amanda Ledesma y el trío Los Panchos, todos ellos grabaron con éxito temas de su autoría como el bolero-son Lágrimas de ron.
Aun cuando nunca se le reconoció completamente la autoría del multiversionado tema Mona Lisa su carrera como artista resultó tan valiosa como su impronta intelectual que lo llevó también por los caminos del periodismo. Pero este será tema de próximas crónicas en las que seguiremos desentrañando peculiares historias del pueblo más simpático de Cuba y su gente, de acuerdo con el concurso popular realizado en 1922 por el periódico La Lucha.
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