Mujer periodista
- Por Rosana Rivero Ricardo
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Fotos de archivosSu día puede comenzar a las cinco de la mañana, mientras monta la cafetera, sintoniza el informativo para escuchar su reporte y pone el pie en el estribo de la cobertura que la demanda justo a las seis.
Le encanta como luce su cabello, que casi siempre lleva suelto, aunque alguien insista en que: "periodista, ese pelo no volverá a coger color", porque se tiñó con la tierra roja de Moa o el hollín de sus fábricas de níquel, o se empegotó con el olor dulzón de la melaza de los centrales o recibió un “tratamiento” a base de la tierra que levantaron los dromedarios que combaten el fuego en Pinares de Mayarí.
La mujer periodista llega a casa y no calienta la noticia. Escribe rápido, edita, envía el trabajo. Se quita el polvo del camino. Cambia las botas por los tacones y se va de teatro, a por otra cobertura con los ojitos chinos de cansancio.
Ella es la Agatha Christie del oficio: las mejores ideas para un artículo se le ocurren fregando y puede hasta escribirlas golpeando el teclado que sabe de memoria con una sola mano, mientras en la otra sostiene a un bebé que aún no entiende que su mamá es periodista.
Una mujer periodista sabe que lo único que aguanta por gusto son los tacones, así que nada la detiene, ni siquiera el arcaico criterio de que esa cobertura es exclusiva para hombres, porque es muy peligrosa.
Una mujer periodista no tiene miedo. Se le ve sobrevolando su tierra en helicóptero para evaluar los daños de un huracán, aunque el viaje le cueste la bilis, grabando las llamas que, por segunda vez, azotan nuestra Loma de la Cruz, entrevistando a un importante artista con su bebé en brazos, vistiendo de verde como doctora cirujana para entrar a un salón de operaciones, sin desmayarse en el intento, saliendo con la frente en alto, aunque alguien que no gustó de tu último trabajo de investigación le advierta que puede amanecer con hormigas en la boca, enfrentándose a los dolores propios del alma-naque y al temor de que se te vaya la corriente cuando estás redactado un reportaje, fajándose por la noticia al luchar un puesto frente al ministro para tener el audio de mejor calidad, aunque sus escoltas la carguen en peso y le reclamen por el atrevimiento…
Batallando para ganarle, aunque sean, segundos al tiempo, para atender la casa, la familia, los padres que se están poniendo viejos, superarse, hacer la cola del agro…
Ella es maestra de quienes la siguen, sicóloga, estadista, doctora, jueza, realizadora, fotógrafa, community manager, dirigente, Ella es, simplemente, una mujer periodista.
