Las mujeres y el micromachismo persistente en el deporte

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“Eres una niña, debes ser más delicada”, “ese no es un deporte para hembras” o el vulgar “es una marimacho” son algunas de las expresiones que, de manera directa o indirecta, hemos escuchado para referirse a niñas con gustos deportivos, “de varón”. Los estigmas creados por la supuesta fragilidad del género femenino han inundado al deporte por años y ha influido negativamente en el desarrollo exponencial del mismo.

La presencia de la mujer en el deporte cubano ha sido considerable, destacándose personalidades como Mireya Luis y Ana Fidelia Quirot y holguineras con Legna Verdecia y Odalys Revé. Esto se ha hecho más notable en la actualidad, ya que los pasados años deportes considerados "de hombres" han abierto sus puertas al género femenino. Aquí no podemos dejar de mencionar al béisbol, fútbol y el levantamiento de pesas, en el cual las mujeres cubanas mostraron avances en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 celebrados el año anterior.

A pesar de esta actitud inclusiva para con las féminas, sigue existiendo un cierto accionar discriminatorio hacia las deportistas y, más aún, a aquellas que practican deportes que han estado gobernados durante años por hombres.

Debe mencionarse la reticencia de algunos a países, entre los que está incluido el nuestro, a crear una rama femenina en el boxeo, bajo excusas como que es un deporte muy violento para mujeres. Absurdo si consideramos que el judo, el taekwondo y la lucha libre tienen representación de este género y no dejan de ser igual de violentos.

Hace tiempo el Comité Olímpica Internacional (COI) ya dio su aprobación a esta inclusión y mujeres de varios países se batieron a los puños por el tan deseado oro olímpico, con resultados excelentes.

El arbitraje femenino en Cuba es bastante activo. Actualmente árbitras cubanas han recibido la máxima clasificación de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (Fifa) para ejercer su profesión en torneos y mundiales de fútbol.

micromachismo deporte ivethÁrbitra cubana Iveth Santiago. Foto: Cubahora

Sin embargo, a pesar de la existencia de varias mujeres que se desempeñan en este oficio, son muy pocas las que lo realizan en competencias masculinas. La reconocida árbitra cubana Iveth Santiago ha admitido que realizar su trabajo en competencias de fútbol masculino es bastante exigente para su forma física, pero que esto la prepara mejor para cualquier labor que le sea encomendada. Así que ¿por qué no más mujeres árbitras en juegos masculinos?

Las ramas masculinas de deportes como el boxeo, el béisbol y el fútbol ocupan los mayores espacios en la programación televisiva deportiva y las primeras planas de los periódicos.

Algo de lo que no muchos se habrán percatado, pero que asegura sin lugar a dudas la existencia de un micromachismo en la esfera deportiva, es el lenguaje utilizado para referirse a las deportistas.

En el caso de los deportes por equipos, podemos encontrar muchas redacciones con las frases “las pupilas de”, “las discípulas de” o “las muchachitas de”, que connotan al entrenador de una figura paternal y a las entrenadas les da un matiz dependiente. Si bien muchos dirán que es una exageración mía, hay muchos medios que han comparado estas expresiones a las que se usan para referirse a equipos formados por hombres y a la relación de estos con su entrenador. “Dirigidos por” y “conducidos por” son algunos ejemplos que dejan muy claro la interacción más equilibrada entre preparador y entrenado.

En otros países, la diferencia salarial entre mujeres y hombres, aunque estos practiquen el mismo deporte, es significativa. Las revistas y la prensa rosa convierten a las atletas en objetos sexuales, lo que sirve como violencia simbólica, pues de manera indirecta subordinan su trabajo debido a su género.

Un lenguaje más inclusivo, sin uso de ningún estereotipo de género es, por supuesto, una manera de acabar con los rescoldos de machismo que quedan en esta esfera.

Además, no podemos negar que el pugilismo es uno de los deportes en que nuestro país recibe mayor reconocimiento internacional, así que la añadidura de la rama femenina no solo potenciaría la escuela de boxeo de Cuba como una de las mejores del mundo, sino también eliminaría trabas que estigmatizan a la mujer como un ser menos fuerte y capaz.

La prensa deportiva cubana se enorgullece de tener en su nómina a periodistas talentosas como Yisel Filiú y Melissa Blanco. En esta rama del periodismo se ha logrado lo que durante años pareció imposible: que una mujer narrara deportes. Fue Blanco la que, pocos meses atrás, se convirtiera en la primera mujer narradora de boxeo, ejerciendo esta labor en el torneo Playa Girón, ante ya lo había hecho en el béisbol.

Con la creación de la Sección Femenina de Cronistas Deportivos de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), las pocas féminas que hasta el momento desarrollan este trabajo se ven representadas y defendidas.

Alentar la preparación de más periodistas deportivas, árbitras de diferentes deportes y atletas femeninas debe ser labor esencial de nuestro país, si se quiere terminar de construir la sociedad inclusiva e igualitaria por la que se ha estado trabajando todos estos años.


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