Cintas rosas para la vida

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De la Venus de Willendorf, a la capitolina, pasando por la de Milo todas lo exhiben como atributo; Hera creó la Vía Láctea con un hilo de su leche, según la mitología griega; permanece en la estatuaria Artemisa y sus incontables senos, todas apuntan a la construcción de un patrón en el que esta parte del cuerpo es esencial, venerada, venerable, fuente de vida, centro. Cuentan que en algunas culturas antiguas representó la inmortalidad.

 

El cine, la pintura, la literatura, se han encargado de ponerlos bien visibles. Erógenas, eróticas, esenciales en la maternidad, las mamas son entendidas como elemento consustancial de lo femenino, tal vez por eso el temor sea más grande cuando llega hasta allí el cáncer.

 

Una de cada ocho mujeres lo padecerá una vez en la vida, hay famosas de la escena y celebridades de distintos ámbitos a escala mundial que lo han sobrevivido. Persisten debates sobre cirugías preventivas ante el riesgo genético incrementado por antecedentes familiares. Existen métodos diagnósticos certeros, pero él sigue apareciendo, y cuando sus síntomas son evidentes, es común que sea tarde.

 

Un bulto o nódulo, cambios de coloración o enrojecimiento en la zona periférica de la aureola del pezón, dolor, secreciones, aumento de los ganglios linfáticos cerca de la axila, inflamación del brazo, son indicios de que algo puede no andar bien, y es preciso buscar ayuda especializada.

 

Pero cuántas mujeres por ser más fuertes, o aparentarlo; por no ocasionar molestias a la familia, a los hijos, cada uno en su mundo, al esposo, a los amigos, se postergan, piensan muchas que hay tanto afuera que arreglar que su problema no está entre las primeras cosas de la lista.

 

Cuántas mujeres viven el tabú de explorar su cuerpo por placer o por prevención de un riesgo concreto, que se evidencia cada año mostrándose como una importante causa de muerte entre las féminas, que se puede contener a tiempo con el recomendado autoexamen mensual, y una visita al especialista al menos cada dos años.

 

Muchas esconden lo síntomas, a veces creyendo que todo pasará, que va a desparecer, otras desconocen del peligro real que estas señales representan, temen ser mutiladas, así perciben la amputación, ven en ella la pérdida de aquello que las hace mujeres completas.

 

Y aunque es dolorosa la pérdida de cualquier parte del cuerpo, y su impacto emocional no es desdeñable, no está en el pecho, el cabello largo, en un útero fértil, o unas caderas amplias lo femenino, porque ello trasciende, y se connota en cuestiones más complejas, de mayor hondura, de sentido diverso. La vida es mucho más rica e importante que la talla del busto.

 

Las mujeres solemos descuidarnos casi siempre por el rol de cuidadoras de los otros, de parapeto de la familia, y ante una dolencia de los demás miembros encendemos las alarmas, movemos la tierra de su eje si hace falta para buscar alivio a los hijos, los padres, el esposo enfermo, pero cuando se trata de la salud propia, nos cuesta más movilizarnos, por eso el llamado a concienciar acerca del riesgo latente de padecer cáncer de mama.

 

Tejamos redes de apoyo a las mujeres que padecen esta enfermedad, a las sobrevivientes, a las que acompañan y cuidan a otras mujeres enfermas, a los hombres que la sufren, aunque sean menos en las estadísticas.

 

Naturalicemos y extendamos el autoexamen. Apoyemos, no discriminemos. Nadie conoce las luchas internas de los/las demás. No aguardemos al 19 de octubre, a que una conocida sea diagnosticada, a que nos toque llevar cintas rosas por alguien querido que se fue antes de tiempo, a ser nosotras mismas en la sala de espera.

 

Hera, Artemisa, Venus pueden ser símbolo de otros valores, como fuerza, determinación, lucha, más allá de sus senos eternizados por los artistas y mitos. Construyamos otros paradigmas donde el centro sea la salud, la vida.

Liset Prego Díaz
Author: Liset Prego Díaz
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Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

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