Congreso Mambí

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Con la convicción de hacer que los debates se parezcan a lo que espera el pueblo los delegados al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba de la provincia de Holguín, efectuaron durante los días 16, 17 y 18 de marzo, sesiones de estudio, intercambio y análisis de los documentos que serán sometidos a evaluación a partir de hoy en las comisiones de trabajo del cónclave.


Pero realmente el VIII Congreso del Partido comenzó hace cinco años, el 19 de abril de 2016, cuando el General de Ejército Raúl Castro, Primer Secretario del Comité Central del PCC, convocó a trabajar duro para cumplir los acuerdos emanados de la séptima edición y en cada oportunidad en que se ha dirigido al pueblo ha enfatizado que, aun por muy difíciles que sean las circunstancias, cuando se mantienen los ideales siempre hay salidas y soluciones.


Es justo lo que hemos demostrado en medio de la pandemia de la COVID-19, la crisis económica mundial y la política extremadamente agresiva de la última administración estadounidense, que unidas dibujaron un complejo escenario y diseñaron uno de los momentos más retadores para el desarrollo de Cuba, los cuales imprimen al actual Congreso del Partido un carácter particular: de resistencia mambisa.


En sus agendas nuestros delegados llevan, marcadas en rojo, las insatisfacciones por resolver y los difíciles retos por vencer en estos momentos de definiciones y del imperativo de abatir todo obstáculo que impida perfeccionar el modelo económico cubano, en el arduo camino hacia un socialismo próspero y sostenible, en el cual no hemos dejado de creer.


Tal es así que al debate se llevan los temas más espinosos, como la política de cuadros, la producción agrícola, la vida interna de la organización y los nuevos estilos de trabajo, entre otros asuntos que permitirán hacer un balance exhaustivo y una evaluación profunda para trazar líneas programáticas de cara al futuro mejor que todos aspiramos.


Porque el Partido Comunista de Cuba es, por definición constitucional, la vanguardia organizada de la nación cubana, que orienta y encausa los esfuerzos comunes en la construcción del socialismo, mientras trabaja con el objetivo primordial de preservar y fortalecer la unidad patriótica de los cubanos.


Hay grandes expectativas, nadie los dude, y el Congreso dará continuidad a la obra que defiende la mayoría de los cubanos, ajena totalmente a las engañosas diatribas, disfrazadas con hermosas palabras, con que intentan comprarnos los neoanexionistas.


Esos, los que armaron las maletas tras la caída del muro de Berlín y el derrumbe del campo socialista, los que apostaron, con música de por medio, que ya venía llegando, lo que nunca llegó y los que, con música otra vez, hoy se aventuran a pensar que lucecitas, lentejuelas, chusmería o ciberchancleteo, augurarán la debacle de la Revolución Cubana, mientras ellos se aseguran un lugar en la “gloria de los apostatas”, sobre los cuales nos advirtió Martí.


Los actuales tiempos y los nuevos escenarios de lucha, devenidos “Girón nuestro de cada día” solo son reflejo de que la continuidad siempre será mucho más que el lógico tránsito de generaciones, es asegurar con timón fuerte el rumbo de la Revolución, la única que hemos tenido desde Céspedes hasta hoy.


Justo la garantía de la unidad y la continuidad son los pilares que sostendrán los profundos análisis de estos días del VIII Congreso, donde tendrán preponderancia asuntos relacionados con la conceptualización de nuestro modelo económico, la actualización de los Lineamientos de la Política Económica y Social y la estrategia de desarrollo económico-social del país.


Resultan estos días de congreso mambí y nuevas cargas al machete de las ideas, cuando el aire vuelve a tomar forma de tornado y victoria, tiempo propicio para suscribir el post en Facebook de Ernesto Estévez Rams, miembro de la Academia de Ciencia, quien afirma: “En el primer discurso del triunfo, Fidel dijo que de ahora en adelante todo sería más difícil. Y ahora oigo llantos de que nos habían prometido... Como si hubiera un culpable. No hay culpable: hay una historia y una dialéctica. Cuba no construirá el paraíso en la tierra, Cuba con su resistencia contribuye a que no muera la esperanza de construirse un paraíso en la tierra”.

 

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