Empresa Avícola de Holguín: Ejercicio de tenacidad
- Por Ania Fernández Torres
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Después de un rosario de adversidades, del huracán Ike, del Irma y otros fenómenos con nombres similares, he visto renacer de sus cenizas las naves de las granjas avícolas de Holguín, que dan batalla, resisten y comienzan, una y otra vez, en un ejercicio de tenacidad de sus trabajadores, comprometidos con una de las actividades pecuarias más dinámicas e intensas.
Así lo constatamos en la Planta de incubación Manuel Ascunce Domenech, en el Cruce de El Coco, en el municipio cabecera, una de las unidades de la UEB Agricultura Alternativa, de la Empresa Avícola de Holguín, que garantiza el programa de reproducción de aves semi rústicas, camperas y codornices en la provincia.
Entrar en alguno de sus locales exige tanta formalidad como cuando vas a visitar una sala de partos, ropa sanitaria, filtros podálicos, desinfección, medidas de bioseguridad e higiene, que no llegaron ahora tras la amenaza del Coronavirus si no que son costumbres en sitios como este.

Dentro del salón Miriam Cabrera, técnica de esta unidad, nos comenta: “Tenemos dos máquinas incubadoras de tecnología china con capacidad para 19 mil 200 huevos. Realizamos marcaje en serie para diferenciar el momento de entrada cada semana a la incubadora y llevamos como una historia clínica. Esa serie pasa 18 días y medio en estas máquinas, donde reciben balanceo cada hora para evitar que el embrión se pegue a la cáscara, y luego pasan dos días y medio en la nacedora, con otros requisitos de temperatura y humedad”.
Para esta mujer, con 41 años de experiencia en la actividad, la principal preocupación es: “Resolver el problema del Grupo Electrógeno pues, aunque no hemos tenido grandes apagones, sí ha faltado la electricidad por tres, nueve y hasta 13 horas. Los huevos deben pasar el proceso completo, si se va la corriente en algún momento, se retrasa el desarrollo embrionario o el pollito no se acaba de formar y si está en etapa de nacimiento hay grandes pérdidas”.
La perseverancia y el ingenio del colectivo de la planta ha permitido la recuperación de varias máquinas, entre ellas una de las denominadas Victoria, que estaba inactiva junto a sus hermanas, a las que me niego a darles la categoría de obsoletas por lo que representan, porque son las veteranas de aquel momento histórico en que Cuba le cambió a Estados Unidos sus mercenarios por incubadoras.

Los polluelos, con un día de nacidos, son vacunados y trasladados a la Granja Álvaro Barba Machado, donde inicia el desarrollo de las aves, que serán destinadas al Plan Turquino, los módulos pecuarios y el desarrollo de patios y parcelas familiares.
Esta granja, de las más eficientes de la provincia, ha vuelto a su verdor tradicional, al ambiente agradable y a su acostumbrada cultura del detalle. En 13 naves tiene capacidad instalada para 18 mil polluelos, en estos momentos hay 14 mil animales, y con solo 21 trabajadores aseguran la calidad y vitalidad de los pollitos, la limpieza de las áreas, incluido los pisos de cascarilla de arroz, así como la regulación de la humedad y la temperatura.
Avanza en el módulo pecuario integral, produce sus propios alimentos y tiene siembras de plátano, frijol y boniato, con el objetivo de llegar a obtener 50 libras de productos por trabajador, 30 de ellas para consumo interno en los comedores y 20 para venta a trabajadores.
Durante nuestra visita se efectuaba la entrega de 3 mil animales para el Plan Turquino de Mayarí, el sábado próximo llevarán polluelos para Cueto y cada fin de semana será de este modo, hasta llegar a la mayoría de los consejos populares de los cinco municipios del Plan Turquino, según afirma Rafael Cuervo Martínez, director de la UEB de Agricultura Alternativa.

Pero una de las misiones fundamentales de la “Álvaro Barba” es formar el remplazo para la Granja “Luis Turcios Lima”, cuya función primordial es la reproducción y el cierre del círculo productivo de este tipo de aves semirústicas, una línea genética más productora de huevos y camperos, que, aunque es productora de carne también puede usarse como ponedora.
Obtener huevos fértiles es el objeto social de la “Turcios Lima”, también situada próxima al caserío del Cruce El Coco. Tampoco aquí resultan nuevas las medidas de higiene y salubridad, solo las han intensificado en esta etapa de lucha contra la COVID-19.
Acerca de este tema Eduardo Hechavarría Cartamil, administrador, comenta: “Hacemos pesquisas diarias a los trabajadores, mantenemos estricto control en puesto de entrada, quienes entran por la mañana no salen hasta la tarde, uso obligatorio del nasobuco, del uniforme sanitario, lavamos la ropa diariamente y la desinfección es constante pues es algo común para nosotros”.

Algunos especialistas afirman que un trabajador, de naves como las de este centro, camina diariamente 15 kilómetros para realizar sus actividades de revisión, alimentación, acondicionamiento del área, recogida de los huevos, entre otras diligencias técnicas.
Para Alexander Cruz, quien lleva 13 años de labor allí, es grande el compromiso de los trabajadores con la producción de alimentos. “Han mejorado las condiciones de trabajo, estamos vinculados a nuestra área, todo lo que pase aquí es mi responsabilidad, pero también todo lo que ocurre en la granja, porque queremos cumplir el plan y aportar el máximo a la alimentación del pueblo”, asevera.
Actualmente la granja tiene una viabilidad del 98 por ciento y los huevos fértiles son recogidos y clasificados todos los días en las mismas naves, se fumigan y van a un cuarto de climatización donde se conservan hasta su traslado a la planta de incubación, allí se monta la serie semanal, para lograr la sostenibilidad de los nacimientos: los lunes los semi rústicos y los jueves los camperos.
Ambos tipos de aves son producto del cruzamiento de animales raciales con criollos y esto le confiere rusticidad, resistencia, avidez por el consumo de hierba, insectos y otros elementos que favorecen la formación de su aparato digestivo y el aprovechamiento de los nutrientes.
Así nos comenta Yosvani Díaz Hidalgo, director de producción de la Empresa Avícola, quien asevera, además, que estas aves están diseñadas genéticamente, para asimilar pienso industrial pero también masa verde, de plantas como la Moringa y la Leucaena, molidas o deshidratadas al sol en mezcla con otros productos o pienso criollos hechos en casa. Son muy resistente a temperaturas altas, aunque demandan amplia disponibilidad de agua.

Según este Médico Veterinario, los ejemplares semi rústicos a los 132 días de nacidos ya proporcionan huevos y los camperos entre 135 y 140 días y, este último, si se destina para carne, a los 60 días de nacido sirve para el consumo porque generalmente alcanzan 1,5 kilos de peso, de ahí los beneficios de la cría en patios y parcelas, como parte de la agricultura familiar.
Sobre la forma de obtener pollitos para estos fines Díaz Hidalgo, afirma: “Es muy fácil, los jueves los interesados deben personarse en la Empresa, sita en Calle General Salazar, frente al parque José Martí, ahí se les entrega autorizo para comprar hasta 30 pollitos, de entre 14 y 21 días de nacidos, ya vacunados y en óptimas condiciones de salud para fomentar la cría de aves”.
La Empresa Avícola de Holguín, la segunda más grande del país, se implica dentro del Programa Nacional de producción de cinco kilogramos de proteína per cápita, de ellos, uno debe ser de carne de ave, y en ello tiene un papel primordial la extensión de la cría de especies resistentes como estas, según especificó Jorge Romero Marrero, Director adjunto de dicha entidad.
Esta empresa, como tantas otras de la Agricultura, vivió un deterioro paulatino tras el derrumbe del campo socialista, el recrudecimiento del Bloqueo, la escasez de recursos, incluido alimento animal y el combustible, así como diversas situaciones, que conllevaron al uso de múltiples alternativas para mantener su vitalidad y cumplir sus funciones.
Sin embargo, actualmente recupera sus condiciones técnicas, produce cerca de 426 mil huevos diarios, prevé cumplir con la producción de 152,6 millones de posturas en el año, busca incentivar el fomento de patios y parcelas para la cría y mejorar y crecer en infraestructura. Metas superiores, para las que cuenta, como mayor recurso, con la tenacidad a toda prueba de sus trabajadores.
