La imprescindible Celia
- Por Maribel Flamand Sánchez
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Su vida se apagó un día como hoy (11 de enero) hace 40 años, pero la conmemoración por su partida en todo el país nos la devuelve vital, activa, indispensable para Fidel y la tropa rebelde que se reorganizaba y tomaba fuerza en la Sierra Maestra luego del Desembarco del Granma en diciembre de 1953, e incluso antes, por la red clandestina armada por ella para apoyar a los expedicionarios.
A Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley, combatiente indispensable tanto en el llano como en el monte, la protegieron durante su intensa vida clandestina seudónimos como Norma, Carmen, Caridad, Aly. Pudieron ser otros, tal era su pericia para evadir la persecución de los sicarios al mando del tirano Batista.
En las siguientes palabras del Comandante eterno de la Revolución Cubana también se ratifican cualidades de la guerrillera: “Era muy exigente, muy meticulosa en todos los detalles, muy cumplidora, muy esclava del deber en todos los campos: en la guerra, en la paz, en la construcción del socialismo en nuestro país”.
Tales maneras de ser y pensar la llevaron a estar siempre en la vanguardia. Fue la primera mujer en ocupar la posición de soldado combatiente en las filas del Ejército Rebelde, el 28 de mayo de 1957, por su participación en el combate de El Uvero. Fue primera también en establecer los contactos con los expedicionarios del Granma, en hacer llegar los primeros recursos, el primer dinero que llegó a la Sierra.
A ella, al apoyo de su padre y a la escultura Gilma Madera, se debe que el busto de José Martí se encuentre en la cima del pico más alto de Cuba, El Turquino, desde el 21 de mayo de 1953. Fue también la principal impulsora de la creación del Pelotón Femenino Mariana Grajales el 4 de septiembre de 1958.
A la mujer más buscada por la dictadura batistiana durante 1957 se debe el surgimiento de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, institución que ayudó a fundar en 1964 y condujo hasta su muerte. Su capacidad de previsión la hizo recopilar y guardar cada papelito, cada documento, cada orden, cada carta enviada por Fidel y los principales jefes, fuente documental imprescindible para contar la historia de la lucha en la Sierra Maestra.
En la belleza del Palacio de Convenciones y el Parque Lenin, en armonía con la naturaleza está su impronta.
Fue Armando Hart quien durante la despedida del duelo la calificó como “la flor más autóctona de la Revolución”. De ella dijo también el combatiente revolucionario: “Entre sus cualidades debemos destacar su rechazo a cualquier forma de ostentación y su apego a las maneras simples y sencillas de trabajar. Su carácter me recuerda aquellos versos de Martí: ´El arroyo de la Sierra me complace más que el mar´. No podía ser de otra manera quien estaba tan unida a Fidel”.