Del arte manual a la comunidad
- Por Roxana Bárbara Almaguer Alemán
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Fotos: Carlos RafaelUbicada en la calle Máximo Gómez de la ciudad de Holguín, pasa desapercibida por el andar a prisa que llevan las personas. Parece una casa como cualquier otra, a excepción del cartel que la identifica. Dentro hay muchas historias como la de una alumna que confiesa: profe yo tengo una prótesis de cadera y desde que estoy aquí se me ha olvidado mi problema.
Existen muy pocas en el país: una en Santiago de Cuba, otra en La Habana, y la de nuestra localidad holguinera.
Fue fundada al triunfo de la Revolución Cubana cuando, por iniciativa de Celia Sánchez Manduley y Vilma Espín Guillois, surge un proyecto para integrar a las amas de casa y campesinas a la sociedad, inicialmente con cursos de corte y costura. Siempre contaron con el apoyo de Fidel.
La Academia de Artes Manuales es para todas las personas sin límites de edad, sin distinción de sexo o raza, y de nivel escolar.
Su directora, la Lic. Yelaine Ochoa Moya, explica que desde hace aproximadamente tres años, el porcentaje de los jóvenes aumentó; porque establecimos alianzas y vínculos con diferentes instituciones educacionales de la provincia: escuelas politécnicas, especiales, primarias, secundarias, círculos de interés. También atienden las prisiones de jóvenes y mujeres.
Cuenta con 37 cursos que van desde los más tradicionales: Corte y costura, sastrería, bordado a máquina y a mano, el deshilado y 11 tipos de tejidos. Se incorporaron otros como miscelánea, papier maché, cerámica fría, artesanía textil o muñequería, el parche del que se deriva el parche utilitario, confección de carteras, sombreros, barbería, peluquería.
“Muchos vienen a recuperar su salud, porque padecen de enfermedades sicológicas: ansiedad, depresión, y aquí retoman el timón de su vida. El tejido a crochet y el bordado a mano son una terapia de relajación excelente”, comenta su directora.
Tienen alumnos de 13 municipios de Holguín y de cinco provincias orientales, con un horario de una vez por semana dos horas o cada 15 días, cuatro.
“Le enseñamos a niños discapacitados: ciegos, sordos-mudos sin ser defectólogas o tener alguna preparación pedagógica. Incluso, para comunicarnos con los sordos-mudos a veces tenemos que crear nuestro propio lenguaje.”
La Academia de Artes Manuales enseña cómo, de una manera tan sencilla, se puede ser útil a la sociedad, porque todos crean con sus propias manos.
