Pérdida de Tradiciones

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costumbres
 
Dicen los abuelos que ahora los relojes ya no se detienen en cada hora, apresurados por concluir el día. Las personas comparten una taza de café con menos frecuencia. Nos hemos vuelto dependientes de la tecnología y olvidado el valor de una conversación frente a frente.Lo que ayer era tradición y folclor, hoy se convierte en recuerdo.
 
Las identidades y costumbres responden a argumentos socioculturales. En Cuba, a lo largo y ancho de la geografía nacional, en los tiempos que transcurren, han surgido nuevas maneras de ver la vida y muchas de las tradiciones, que son elementos de nuestra nacionalidad, han cedido espacio a nuevas tendencias culturales.

La Bandera Cubana, el Himno de Bayamo y el Escudo Nacional no son los únicos elementos que denotan cubanía. Además de los símbolos patrios contamos con una larga lista de pautas que identifican a un cubano en cualquier lugar del mundo.

En la actualidad, la pérdida de algunas tradiciones culturales autóctonas del pueblo cubano se hace notable. Muchas personas de las nuevas generaciones desconocen qué es el son o el zapateo y no son capaces de distinguir incluso si se trata de un baile o una canción.

No son todos los cubanos los que se interesan por otras culturas y no por la suya, si bien es cierto que muchas personas cantan y bailan canciones foráneas, pero también disfrutan al ritmo de la música tradicional,orquestas cubanas de timba y hasta de un buen órgano.

La forma de vestir, de apreciar la música tradicional y folclórica del país, disfrutar un tabaco y hasta de un ron de producción nacional de buena calidad es, en su mayoría, lo que incentiva a turistas extranjeros a visitar la Isla. Sin embargo para los cubanos ha perdido mérito lo que es tradición,dándole prioridad a lo que es tendencia.

El país ha consolidado una importante fuente de ingresos en el turismo y de alguna manera ellos han tomado el protagonismo a la hora de comercializar productos que demuestran la identidad cubana. Lo que impide que los cubanos se sientan estimulados a adquirir estos productos por su alto valor.

Por ejemplo,obtener una prenda de vestir de calidad, como la guayabera, es un lujo para un trabajador que cuente con un salario medio. El café de producción nacional, sin mezclas, es uno de los más exquisitos del mundo, pero adquirirlo puede llegar a ser un logro para la mayoría de los ciudadanos por el alto valor monetario con el que se comercializa.

Los tabacos cubanos “Habanos” son muy cotizados en el mundo por su calidad, en el territorio solo se encuentran en tiendas de hoteles o lugares turísticos cuyo costo por unidad excede los 8 dólares, el más económico. Por lo que es una utopía para la mayoría de los cubanos, que solo pueden acceder a los de venta en moneda nacional, que no tienen la misma calidad.

Cada generación tiene dinámicas propias de la época y el lugar. No es intentar forzar la cultura, sino facilitar una propuesta llamativa, que no se piense que “la gente de antes” es a las únicas personas a las que les pueda gustar bailar un danzón o el mambo. Las nuevas propuestas culturales también son aceptadas porque serán el legado que se sumará a las costumbres que ya existían. Pero es necesario inculcarle a las nuevas generaciones la importancia de las tradiciones que nos identifican.

No se trata de imponer los patrones que se han pautado para componer la identidad cubana, el reto de estos tiempos, para que no mueran nuestras raíces, ni nuestras expresiones culturales más tradicionales es saber hacerlas atractivas para las nuevas generaciones. Se puede abogar por el uso de recursos novedosos sin desechar la esencia de nuestro legado cultural.

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