Soy una semilla que Eusebio Leal plantó en Holguín

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HCS jorgeluis restaurador 4El restaurador holguinero Jorge Luis Betancourt Sánchez, muestra el epistolario que contiene la correspondencia que él sostuvo durante dos décadas con Eusebio Leal Spengler, recién fallecido historiador de La Habana, también se hace acompañar de los libros que recibió como regalo de Leal. Fotos: Heidi Calderón Sánchez
 
Dos escudos de mármol de carrara con incrustaciones en mosaico fueron la sólida base sobre la que surgió la amistad entre Jorge Luis Betancourt Sánchez, conocido restaurador holguinero y Eusebio Leal Spengler, recién fallecido historiador de La Habana, de la cual ha quedado la huella escrita en un amplio epistolario que recoge la correspondencia de más de dos décadas intercambiada entre los dos hombres.
 
Los escudos de mármol, encontrados en el pozo del cementerio de Holguín, fueron un hallazgo que el holguinero quiso devolver a su lugar primigenio, con las ansias de un reparador que precisa remover antiguos mohos, enderezar lo torcido, restituir lo extraviado, Jorge Luis se propuso contactar con Eusebio para lograr su fin.

En el momento del hallazgo, cuenta Jorge Luis, yo desconocía el origen de las piezas, fue en 1986 y mi primera reacción fue entregarlo al Museo Provincial La Periquera, con una carretilla como medio de transporte, atravesé el parque Calixto García y llevé los escudos para el museo; aún conservo el acta de donación, amarilla por el tiempo.

A partir de ahí comencé la investigación sobre el origen de los escudos, yo pensaba que eran del Holguín colonial, tal vez de la Catedral San Isidoro, pero no aparecía ninguna información sobre ellos, hasta que en un libro de la biblioteca del Obispado de esta localidad encontré una foto por la que supe que se trataba de un escudo papal y un escudo cardenalicio, uno había sido del papa Papa Pio XII y el otro del Cardenal Manuel Arteaga Betancourt.

Por una cruz triple que precede el escupo papal también tuve otra pista. Me explicaron en el Obispado que esa cruz solamente le está permitida a las catedrales metropolitanas, así pude concluir que esos dos escudos, solamente podían haber estado en la catedral de La Habana.

Luego de años de investigación, gestiones y algunos viajes a la capital, recibí una carta del Cardenal Jaime Ortega en la que me felicitaba por tan afortunado hallazgo y me pregunta qué se podía hacer para que los escudos fueran devueltos a su lugar, pero mi intención era entregarlos a Leal, porque él era el Historiador de La Habana y en definitiva cuando Leal los devolviera a la catedral estarían también bajo la autoridad del cardenal.
 
HCS jorgeluis restaurador 2El restaurador holguinero Jorge Luis Betancourt Sánchez, muestra fotografía con escudos patrimoniales que dieron lugar a la correspondencia que él sostuvo durante dos décadas con Eusebio Leal Spengler, recién fallecido historiador de La Habana, también se hace acompañar de los libros que recibió como regalo de Leal

Primer encuentro con Eusebio

En mayo de 1997 Leal vino a Holguín invitado a unas Romerías de mayo, fue entonces cuando hablamos personalmente y pude contarle sobre los escudos, yo aún no estaba seguro del lugar al que pertenecían, pero le entregué una foto en blanco y negro y le expliqué todo lo que sabía sobre las piezas.

Conversamos también al día siguiente, le narré historias de la jurisdicción holguinera y con algunas quedó fascinado, también pude expresarle mi admiración por él, desde la primera vez que lo vi en televisión, yo era un niño y me llamó la atención su forma de hablar, al escucharlo con aquella voz tan acompasada pensé que era un cura, un sacerdote católico que hablaba de la historia de La Habana, comencé a seguirlo por televisión y me convertí en un seguidor de Eusebio Leal.

¿Y los escudos? ¿Qué pasó con ellos?

Seguí investigando y a mí llegaron algunas historias, se cuenta que, en los años 60, un saqueador extrajo esos escudos, junto con medio camión de ángeles y querubines del cementerio de Colón y con ese carro vino desde La Habana y los vendió en el cementerio de Holguín.

Los escudos fueron lo único que no tuvo venta, nadie se interesó en ellos y por eso fueron arrojados al pozo y no aparecieron hasta 1986, en una limpieza que se hizo.

Para mí era un acto de justicia, era un deber restituirlos a su lugar.
 
HCS jorgeluis restaurador 3El restaurador holguinero Jorge Luis Betancourt Sánchez, muestra los sobres de correo postal de la correspondencia que él sostuvo durante dos décadas con Eusebio Leal Spengler, recién fallecido historiador de La Habana, también se hace acompañar de los libros que recibió como regalo de Leal

¿Regresaron los escudos a La Habana?

Pasados los años luego de nuestro encuentro, Eusebio me envió un fax en el que me confirmaba que originalmente esos escudos adornaban el altar de La Santísima y Metropolitana Iglesia Catedral de La Habana, y que por causas desconocidas habían llegado a Holguín.

Cuando ya estaba todo claro, Leal se había entusiasmado con la idea y el Cardenal Jaime Ortega también deseaba el retorno de las piezas, entonces recibí una negativa del Museo Provincial.

Con mucha pena tuve que ir a La Habana y decirle a Leal lo que sucedía y él me dijo: Jorge, con lo que se pierde, es así.

Pasaron años hasta que, luego de resolver trámites burocráticos, en el año 2010 logré entregar los escudos a Leal.

¿Los escudos, fueros repuestos a su altar?

Quedaron en poder de Leal.

Hecha tu parte, zanjada la deuda histórica y limpio el honor de los holguineros ¿Continuó el intercambio de correspondencia entre ustedes?

Eusebio me escribía, a él le gustaba que yo tuviera un ejemplar de cuanta publicación se hiciera en ediciones Boloña, me mandaba muy buenos volúmenes, lo mismo de libros de arqueología, de restauración, que de historia o cultura general.

Incluso almanaques que guardo, aunque ya estén en desuso, porque le digo a mi esposa que son regalos de Leal y los conservaré con mucho agrado.

En esta amplia correspondencia también se reflejan asuntos personales

Muy pocos, en alguna ocasión supe de su problema de salud y que necesitaba medicamentos, yo los pedí a unos amigos que viven en España y ellos los enviaron para Leal, él luego me envió una nota para agradecerme.

Cada vez que le escribía, en los últimos tiempos en que ya sabía de su enfermedad, le decía, Eusebio cuídese mucho, usted es necesario en nuestro país.

En una ocasión le dije que lo quería como un padre y tuve el atrevimiento de siempre firmar las cartas de esa manera, como tu hijo Jorge Luis.

Lo mantenía al tanto de mis principales trabajos, por ejemplo, en 2008 cuando restauré el aldabón de La Periquera, enseguida me hice una foto al lado de la puerta y se la envié.

Cada vez que llegaba a La Habana trataba de verlo, iba a su oficina, pero él era una persona muy ocupada y casi nunca estaba, así que mayormente nos comunicábamos por cartas.
 
HCS jorgeluis restaurador 1El restaurador holguinero Jorge Luis Betancourt Sánchez, muestra el epistolario que contiene la correspondencia que él sostuvo durante dos décadas con Eusebio Leal Spengler, recién fallecido historiador de La Habana, también se hace acompañar de los libros que recibió como regalo de Leal

¿Ahora que no está físicamente, que quedó de Eusebio en Jorge Luis?

Eusebio fue mi gran asidero.

Gracias a él se me abrieron muchas puertas al conocimiento, en la restauración constantemente hay que actualizarse con nuevas formas y productos, no es de improvisar porque existen normas internacionales para ella, que son para trabajar la madera, para trabajar los metales.

Gracias a Eusebio tuve acceso a la Oficina del Historiador para lo que me hiciera falta, y esto es algo que yo agradezco mucho.

Para mí Eusebio fue como un combustible, porque muchas veces yo en mi trabajo he tenido que lidiar con realidades, desde la falta de materiales hasta el desánimo de chocar con un detractor, sin embargo, cuando me llegaba la siguiente carta de Leal, me daba fuerzas para continuar.

Hay muchas cosas que me pasaron a mi desde niño que también le pasaron a él, como las incomprensiones, sentir la mano protectora de Leal me dio seguridad y confianza para seguir adelante.

Me siento como una semilla que Eusebio plantó en Holguín, una semilla que él lanzó con su programa de Andar La Habana y que germinó acá.

Por eso cuando pienso que logré entregarle al pueblo holguinero una obra como La casa de la Victrola, que es hoy una realidad y se puede decir que es el museo de la música de Holguín, entonces creo que ese logro tiene como inspirador a Eusebio Leal, él es responsable de esa obra porque me dio fuerzas.

Creo que cada persona tiene una misión en la vida y una de las dos razones fundamentales de mi existencia es la restauración, la otra es mi familia, por eso, la mejor manera en que puedo honrarlo es, dicho en sus propias palabras, salvando las cosas del mundo.
 
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