La batalla avanzaba y los Cachorros no aparecían por ninguna parte. Estaban perdidos en el bosque, donde sus ínfimas mordidas y ladridos lejanos contrastaban con el “concierto” predominante de Avispas, Toros, Leñadores, Elefantes y otros. Cuando la fiesta estaba cercana al final, los Canes nororientales por fin encontraron la ruta, pero ¡demasiado tarde!, ya no había sitio para bailar ni ¡clasificar! Los único que pudieron lograr (duodécima posición) fue separarse un poquito de los más rezagados.