No tomarlo tan a pecho

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Cuando alguien asume las cosas de manera personal y, de inmediato, se dispara con acciones hostiles o totalmente a la defensiva, hay una evidente pérdida del control de sus actos.

Al ocurrir así es una dinámica negativa para las relaciones sociales, al darle más importancia al resto de las personas, desde sus posiciones, que pueden convertirse en su peor adversario.

En ningún momento se puede obviar que como seres sociales, por naturaleza, reside la necesidad de referirnos, entonces hay que analizar, reposadamente, si esos posibles reproches son fundamentados, o no, porque no es recomendable asumir esas recriminaciones de inmediato o guardarla en la almohada cada noche.

Es importante valorar el significado de esa relación, no sacar conclusiones a priori, aprovechar espacio propio, lograr ponerte en la situación del otro, dejar a un lado ideas perjudiciales y forma de ser sin control de los sucesos.

Formar parte de un colectivo hace sentir bien, o no, al igual que tener confianza y apego hacia los demás. Sus palabras de agradecimiento, aprecio y apoyo permiten sentirte más satisfecho, pero si hay criticismo, reproches constante también pueden afectar.

Si esas decisiones te laceran, hasta atarte a alguien, se apocopa la libertad que necesitas e incluso puedes sentir como víctimas de las percepciones que albergas sobre determinado problema, que puede ser verdadero o no, pero requiere de la más profunda reflexión.

Claro que a veces no es posible evitar las disputas y si llegan hay que mantener la avenencia, esperar respetuosamente la oportunidad para hablar, hacerlo con ecuanimidad y aprovechar para escuchar a los demás.

Realmente quienes te rodean influyen en ti, tanto en el pensar como en el actuar, que casi siempre depende de las personas más cercanas, familia y la sociedad.

Por eso hay que evitar tomarse las cosas a pecho, para lo cual los especialistas aconsejan conocer todas las potencialidades de la autoestima, estados emocionales, practicar la autenticidad, honestidad al reconocer errores, establecer límites, evitar los problemas, saber que la amabilidad no es un camino para una constante aceptación, de ahí la firmeza en el sí o el no, ser flexible y aplicar la lógica.

Jamás guardes dudas, ni esos estados que, en cualquier momento, explotan para sacarte de las casillas, al terminar descontrolado al creer que te atacan indirectamente, dinámica que nunca conduce a puerto seguro.

En una relación saludable las personas se comunican, no guardan recelos, ni son agresivas y groseras porque creen que va a ser la única forma en que se les escuche y salirse con la suya.

Albert Einstein, científico alemán, define: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro…Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo…La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”.

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 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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