Infravalorado

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infravalorado

Hay personas que esperan lo mejor de los demás, pero sin reciprocidad, ni jamás explorar para hallar una posible respuesta sobre determinadas acciones que les empequeñecen.

No es recomendable vivir mucho tiempo con esa sensación adherida al interior de cada quien, porque corroe, duele, carcome y daña.

Entonces calificarse como minimizado por los demás tal vez sea por el deterioro de la autoestima, inseguridad para la apreciación personal o coexista un problema de menosprecio, en cualquiera de los casos debe resolverlo para un mejor equilibrio social.

La razón para sentirse desestimado por otros, casi siempre, yace en la cavilación, porque al creer percibir una situación de desventaja, se activa internamente un sistema de alarma avisando que ocurre algo maléfico.

Es cuando gestos como la amabilidad, un reconocimiento, afecto cotidiano son como inyecciones capaces de reforzarte y crearte que todo va bien. Si es todo lo contrario, reiteradamente, surge el miedo, suspicacia e incertidumbre de que nadie te estima.

Ahora bien, en ocasiones, esta situación puede ser origen de una devaluación real por parte de uno hacia alguien o realidades que deben atenderse para encontrar la verdad.

¿Qué es recomendable? Descartar si tu necesidad de refuerzos y reconocimientos de otras personas es excesiva o si la búsqueda constante de aprobación externa revela tus carencias internas de inseguridad, todo lo cual desemboca en problemas e incluso termina en rupturas de las relaciones.

Pero si es real una infravaloración es necesario hablarlo con la mayor franqueza, sin ambigüedades y exponerlo desde los ejemplos sucedidos, así como es recomendable especificar qué esperas de los demás.

El menosprecio es lesivo en todos los niveles: familia, pareja, amigos, en el trabajo, entre vecinos, compañeros… estar inmersos en un contexto así desgasta psicológicamente.

Es imprescindible no descuidar nada en ti, higienizar la mente, reforzar la fe, robustecer la autoestima, convencerte que todo va bien, que si puedes lograrlo, autopremiarte, dejar de focalizar la atención en el qué dirán, sin miedo al futuro, alejar los sufrimientos, disfrutar de los ratos agradables, de bienhechoras compañías, de quienes te aman siempre, sin importar como eres y cuidar con esmero el ser una buena persona.

Ya lo dijo Martin Luther King, líder del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos: “Nunca, nunca tengas miedo de hacer lo correcto, especialmente si el bienestar de una persona o animal está en juego. Los castigos de la sociedad son pequeños en comparación con las heridas que infligimos a nuestra alma cuando miramos para otro lado”.

Por su parte Hermes Antonio Varillas Labrador, educador y poeta venezolano, afirma: “No sufro de complejos, reconozco soy ignorante, es parte de mi humildad; y sin hacer comparaciones con los demás, simplemente me llena de orgullo que hoy soy menos ignorante que ayer y que en la labor de educar también aprendo y por ello me mantengo en tal acuerdo de forma tenaz”, mientras Jean Paul Sartre, filósofo francés: “La perspectiva permite el juicio, la comparación, la reflexión”.

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 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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