ACN: Cómo hacer bien las cosas
- Por Rubén Rodríguez González
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Este 21 de mayo, arriba al medio siglo de existencia la Agencia Cubana de Noticias (ACN), nombrada anteriormente Agencia de Información Nacional (AIN), que ofrece información actualizada sobre el acontecer nacional, a partir de una red de corresponsales en todo el país. Publica informaciones en español, inglés, francés y ruso y provee un servicio de fotografía, audio y video.
Nacida en 1974 como Agencia de Información Nacional, cambió su denominación en el año 2015, con el objetivo de redimensionar su alcance en el medio periodístico nacional e internacional.
En la esquina de Frexes y Pepe Torres, en la ciudad de Holguín, una sencilla edificación de estilo art déco acoge a la corresponsalía holguinera desde la década de 1970. Desentrañar la mística sobre la eficiencia de las agencias de prensa, desde la sede de la ACN en Holguín es nuestro objetivo, a partir del testimonio de profesionales que la vieron nacer y narran la historia en una suerte de relevo.
Aunque recuerda nostálgica sus inicios en el periódico ¡ahora!, a la holguinera Edda Diz Garcés, actual directora nacional de la Agencia, le correspondió participar de la fundación de la Agencia de Información Nacional en Holguín a dos años de constituida en el país:
“A fines de 1976, me plantearon ir para la AIN. Fue una tarea que me dieron y la asumí. No había nada, ni local ni colectivo. Esos comienzos siempre tienen su atractivo y su inquietud, porque uno no sabe bien qué es lo que va a hacer, ni cómo le va a salir. Nos llevaron a un entrenamiento en Santiago de Cuba, donde estaba la dirección de la Agencia en Oriente; como se había producido la División Político Administrativa, la corresponsalía se multiplicó por cinco en las provincias orientales. Luego, tuvimos otro entrenamiento en La Habana, y el 2 de enero del ‘77 emitimos el primer despacho desde Holguín”.
Del romanticismo entusiasta de los primeros años también da fe la periodista María Elena Balán Saínz, quien se mantiene activa como reportera en las oficinas centrales de la ACN.
“Estudié en la escuela de periodismo en la Universidad de Oriente. En 1975, en el último año de la carrera, realicé las prácticas en la AIN en Santiago de Cuba, ahí comencé a recibir las primeras nociones de lo que es una agencia de noticias, de cómo había que enfocar la información, de la importancia del ‘olfato periodístico’, para buscar dónde había algo curioso, de interés nacional, desde una provincia”.
En enero de 1977, ambas ocuparon una pequeña oficina (de nueve metros cuadrados) en la entonces esfera ideológica del Comité Provincial del Partido en Holguín.
“En ese pedacito pusimos todo nuestro empeño para lograr ese rango de agencia de información nacional, con lo más relevante de la provincial. Fueron coberturas memorables, aunque nunca escribí de deporte ni de zafra… Bueno, posteriormente, se sumaron a la redacción otros compañeros que podían hacerlo”, comenta jocosamente Balán, quien describe someramente aquel local:
“Teníamos un buró, un mueble que era el archivo; una caja de cartón muy grande, llena de memorandos que mandaron de La Habana para que escribiéramos. Eran unos blocs pequeños, blancos, con el rótulo en rojo y azul. Sobre esa caja, pusimos la máquina de escribir, cuyas teclas estaban en francés. Ignoro si fue por la premura, si provenía de una donación o si fue un error; pero con esa máquina empezamos a escribir noticias. Subíamos a un pequeño departamentico donde estaban los teletipos; ahí aprendimos, tanto Edda como yo, a ‘ponchar cintas’ a cualquier hora del día; a veces, hasta por la noche, porque era la forma de enviarlas”.
Los teletipos son dispositivos telegráficos de trasmisión de datos, ya obsoletos, utilizados durante el siglo XX para enviar y recibir informaciones.
Las fundadoras destacan la valiosa ayuda del periódico ¡ahora! en materia profesional y de transporte para participar en las coberturas periodísticas, vasos comunicantes que aún se mantienen. También del Comité Provincial del Partido les colaboraban, rememora Balán, quien atendió la región minera, su preferida industria básica, una experiencia valiosa a la hora de asumir su labor desde la Redacción central, donde se desempeñó como editora y periodista. De los primeros años, recuerda especialmente a María Hechavarría, en la parte económica y al fotógrafo Domínguez, ya fallecido, así como a Tirso Mastrapa, quien aporta su testimonio:
“Empiezo a trabajar el primero de julio de 1977, proveniente de Radio Angulo. Me tentó la propuesta de Edda Diz, corresponsal jefa del incipiente equipo de la AIN, en la naciente provincia de Holguín. Fui el tercero en integrarlo y completé 28 años y cuatro meses de servicio en mi entrañable agencia”.
Mastrapa se desempeñó como corresponsal, atendiendo diversos sectores: industria, agricultura, deportes, cultura, juventud, organizaciones de masas…
El equipo creció con la llegada del experimentado Roberto Ortiz, ya fallecido, proveniente de la corresponsalía de Santiago de Cuba. Después, se incorporaron otros periodistas, como Lino Lubén Pérez, Dania Marrero, Luis Sánchez y Ezequiel Hernández, en sustitución de Edda, quien pasó a directora provincial de la Radio.
Por último, llegó el banense Alfredo Carralero, con valioso bagaje profesional adquirido en las corresponsalías de Ciego de Ávila y Sancti Spíritus.
“La experiencia fue enorme -expresa Tirso-. Mucho me aportó en el plano profesional. Creo que se debió a la concepción bajo la cual nació la AIN: todos éramos lo mismo, independientemente de que estuviéramos en la oficina central, en plena rampa habanera, en San Antonio o Maisí. Éramos un equipo, nadie escribía un despacho noticioso o un trabajo de género sin que pasara por otros ojos y mentes, en la corresponsalía primero y, luego, por los jefes de turno y correctores de la oficina central, quienes eran de los más capacitados en Cuba en aquellos tiempos”.
Además de la labor propia de una agencia de prensa, trabajaban por encargo para publicaciones nacionales como Granma, Juventud Rebelde, Bohemia, Verde Olivo o Juventud Técnica, y escribían para agencias extranjeras, con las cuales también tenía contratos la AIN.
Tirso recuerda que, en viaje de estímulo a Bulgaria, se le pagaron escrupulosamente, en la moneda local, trabajos que había redactado como servicio especial y apenas recordaba.
Luego, se fueron incorporando los fotógrafos y otro grupo de reporteros. Siempre fue una corresponsalía con un equipo de trabajo muy professional, tanto sus periodistas como sus fotorreporteros: Ángel Domínguez, que fue el primero; Edgar Batista y, posteriormente, Juan Pablo Carreras, recién nombrado como corresponsal jefe.
“Nunca ha dejado de ser mi corresponsalía; aunque atiendo por igual a todas las provincias, en esta hay como un cordón umbilical, sentimental y de compromiso”, confiesa Edda, quien reafirma la continuidad del trabajo de un colectivo, al frente del cual estuvieron los periodistas Ezequiel Hernández y Alfredo Carralero, a cuya jubilación, asumió Carreras.
Dentro de la mitología del gremio, resalta el rigor cuasi patológico de la Agencia en cuanto a la redacción de noticias. Se dice que forma a reporteros todoterreno, capaces de ofrecer cobertura periodística a sectores diversos y con óptima preparación técnica.
Para Eileen Molina Fernández, egresada de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Holguín hace once años, la ACN ha sido una gran escuela: “He aprendido el verdadero sentido de la información y los valores de la noticia, como la inmediatez y la prominencia del personaje, y el contraste de fuentes, entre otros aspectos”. Quien escribe sobre salud y ciencia y llama a la agencia su “segunda casa”, dice que allí se ha superado profesionalmente y, en el plano personal, “hemos tenido la oportunidad de construir una hermosa familia, unida y feliz”.
Balán recalca que la AIN le dio las herramientas para luego enfrentar otros trabajos, pues una agencia te enseña la síntesis, rapidez, a valorar lo que en realidad tiene importancia, sin desdeñar algo curioso, que pueda llamar la atención. Luego de un periplo laboral que abarcó el periódico Trabajadores, Radio Reloj, la agencia Prensa Latina y la revista Cuba Internacional, la periodista oriunda del poblado holguinero de Velasco, regresó a la Agencia de Información Nacional, de cuyos 50 años se siente parte orgullosa.
En septiembre de 2007 y procedente del semanario ¡ahora!, el fotorreportero Juan Pablo Carreras llegó a la ACN, tras la jubilación de Edgar Batista, quien falleciera durante la Covid. Contrario a los pronósticos de quien le aseguró, jocosamente, que la agencia sería su “cementerio”, dio el salto y asumió el reto.
No obstante, confiesa que su nuevo empleo le exigió revisar todo lo realizado hasta entonces y comenzar desde cero, pues la agencia dota al fotorreportero de la misma autonomía que a sus corresponsales, en lugar de ser complemento del reportero, como ocurre en otros medios de prensa.
Al cabo de casi veinte años de trabajo allí, valora que la ACN lo dotó de madurez profesional, amplió su visión editorial y le propició oportunidades como la cobertura de los Juegos Panamericanos de Guadalajara, la visita a Cuba de los papas Benedicto y Francisco y el presidente Barack Obama, o la Cumbre del G-77.
“La agencia es un reto, porque tienes que hacer trascender a tu provincia fuera de las fronteras de tu localidad, y eso obliga a despojarse del provincianismo”, asegura.
Estaba por llegar otro desafío. Aunque Juan Pablo se declaraba fotógrafo de pura raza, negado a “traicionar” la fotografía; en el 2016, a raíz de un cambio de tecnología en las cámaras, que permitían realizar videos, su vida profesional tuvo otro punto de inflexión en la realización audiovisual.
Ese “bichito” impulsó el montaje de un estudio para la realización, trasmisión y producción de video digital y la trasmisión de videos destinados a plataformas de redes sociales y canales de televisión.
Y, cuando creía que no tenía que demostrar nada más, le tocó asumir la dirección de la corresponsalía de improviso, tras la jubilación de Alfredo Carralero; lo hizo durante unas Romerías de Mayo, lo cual añadió intensidad al proceso. Su premisa como corresponsal jefe: nunca exigir nada que no sea capaz de hacer, y una única condición, la de no abandonar las labores reporteriles.
Así, ha seguido navegando en ese mar, feliz con el equipo actual, cuando el éxodo que provoca el contexto socioeconómico los ha llevado a contratar estudiantes y formarlos.
Es el caso de Sheyla Díaz Figueras, quien se vinculó a la agencia desde el primer año de la carrera, cuando realizaba sus prácticas profesionales.
“Juan Pablo, quien conformaba el equipo de la agencia, me buscó porque le había gustado la forma en que escribía las notas. Me dijo que estaba dispuesto a formarme, porque es la mejor forma de que tuviera experiencia cuando ya me graduara o estuviera en los años terminales”.
A la altura del tercer año, afirma que sigue siendo una escuela, porque desde ella se conoce mucho el periodismo: “La agencia confía en nosotros, nos mandan a coberturas de primer nivel, incluso con el primer ministro o el presidente; es bien bonito que confíen así en una estudiante”.
“Es un medio con un nivel de exigencia bastante grande, pues se rige por normas de redacción que hay que cumplir al pie de la letra. Hay que tener siempre presente la objetividad, la inmediatez, va formando valores como la responsabilidad, te da herramientas para trabajar, porque las cosas hay que entregarlas rápido y con calidad, y eso te aporta tanto en lo profesional como en la vida personal”.
Otro tanto le ocurrió a Claudia Laura Rodríguez Zaldívar, quien cursa el tercer año y comenzó su vínculo en julio de 2023.
“He ido dejando pistas, según creo. Me encuentro muy satisfecha. Desde el punto de vista laboral, aprendes a buscar la noticia, que no siempre es lo que primero ves o te dicen. Aquí aprendes a escribir; hace poco, me di cuenta de que debía esforzarme para no redactar al ‘estilo agencia’ todo el tiempo, incluso géneros que no lo requieren. La visión se expande y he descubierto que extraño, aunque me cansen, los días extensos de trabajo, como hoy”.
Claudia reafirma el concepto de equipo: “No somos entes individuales, sino un equipo bajo el nombre Agencia Cubana de Noticias”. Dice que, a pesar de la sectorización, cruzan “las fronteras”, aunque su cometido abarca las temáticas de educación, transporte, economía, agricultura, la CTC y las empresas relacionadas con la tecnología.
Aunque la búsqueda para encontrar una noticia de interés nacional es constante y en la agencia predomina la escritura de notas informativas, dos meses atrás comenzó a cumplir con los servicios especiales y se percató de la libertad creativa que implican.
Edda Diz lo corrobora: “Holguín ha sido una adelantada en el sentido de atraer a estudiantes, que luego puedan formar parte del equipo, lo cual es en beneficio mutuo, pues los muchachos se forman mejor como profesionales; sobre todo, en una agencia de noticias que tiene una exigencia muy particular sobre el tema de la redacción, en la calidad e integralidad de lo que se escribe”.
Y, por último, llegó el “experimento”, que es como el gremio llama, coloquialmente, al tránsito de los medios de prensa a unidades presupuestadas, prestadoras de servicios para generar ingresos. La ACN es uno de los 17 medios cubanos que participan en el experimento para la transformación de la gestión editorial, tecnológica y económica de la prensa.
Al respecto, apunta Carreras, que la agencia es el único medio que tiene estructura multimedial, donde existen departamentos de fotografía, radio, audiovisuales, traducciones… y esa propia estructura le exige a cualquier periodista de agencia que sea capaz de reportar hacia esas distintas plataformas.
Pocos meses lleva, en la plantilla de la ACN en Holguín, Yaima Deyá, su flamante comunicadora institucional, quien se ocupa de la novedosa parte “comercial”, con la promoción de los nuevos servicios que comienza a prestar la agencia a partir de este año y que abarca temas de documentación, contratación de ofertas y la relación con los posibles clientes.
“Es una buena perspectiva, que un medio que surgió con un objetivo social y responde a las políticas del país, tenga una forma de ingresar recursos que mejoren salarialmente a sus trabajadores y también el equipamiento o las condiciones de trabajo”, afirma.
“Ahora nos queda llevar a cabo ese ‘experimento’ y que nos salga bien, que lo hagamos con la calidad que el cliente espera y estemos al nivel de otra forma económica, como son las mipymes y los trabajadores por cuenta propia, que poseen más condiciones para prestar determinados servicios que una empresa estatal. Nos va a tocar crecer y enfrentarlos, pero hay muchas expectativas y deseos de hacer”, concluye.
Tercia Claudia Laura: “Con respecto al experimento, hay muchas esperanzas, no solo por la parte económica que, por supuesto, es un gran aliciente. El nuevo modelo da oportunidades creativas que estoy ansiosa por explorar, facetas del periodismo no aplicadas en el país desde hace más de 60 años. Es muy poco lo que conocemos de publirreportaje y fotografía publicitaria, por decir algunos ejemplos y eso incentiva a superarse”.
Para Eileen Molina, es la oportunidad de perfeccionar el trabajo y diversificar el quehacer periodístico, aunque contribuye también a la superación profesional.
Sobre el trabajo de la corresponsalía, la directora de la Agencia Cubana de Noticias resalta la labor del actual corresponsal jefe, entre cuyos resultados cita el primer estudio multimedial de la ACN, actualmente en funcionamiento.
Edda Diz asegura que pueden sacar mucho más de esa área de trabajo, porque las producciones audiovisuales han avanzado sustancialmente, en todas las provincias y centralmente, hasta constituir uno de los servicios y productos dentro de la cartera de negocios de la agencia, que se encuentra en franca ampliación.
Holguín ha logrado, desde el punto de vista tecnológico, disponer de este estudio multimedial, desde el cual se realizan producciones de circulación nacional, como es el caso de las previsiones semanales, cada lunes a través de YouTube; estos productos son también aprovechados por medios como la television y se hallan en proceso de inserción en espacios nacionales.
Y concluye Juan Pablo Carreras: “A la velocidad vertiginosa que ocurren los cambios tecnológicos que inciden directamente en el ejercicio periodístico, un periodista de agencia nunca podrá vivir en zona de confort, si quiere hacer bien las cosas”.
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