Washington y la tercera guerra mundial

La globalización de los conflictos internos y externos parece ser la fórmula de países como EE.UU. y sus aliados.
Conforme a sus intereses hegemónicos o lo que es lo mismo, los intereses de la administración Joe Biden, suministran armas letales al régimen de Kiev: tanques, misiles hipersónicos, drones, ojivas termobáricas y lanzamisiles portátiles, entre otras. Pero, ¿cuál es el objetivo realmente?¿Debilitar a Rusia, ayudar a Ucrania o provocar la tercera guerra mundial?
EE.UU. y la organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) persisten en su empeño de echarle leña al fuego. A pesar de la presunta corrupción del presidente Ucraniano Volodimir Zelenski, siguen comprometiendo miles de millones de dólares en materia de financiamiento.
No obstante los únicos beneficiados son las empresas del complejo militar industrial estadounidense, cuyas ventas aumentaron de 2021 a 2022 en 50 mil millones de dólares y sus homólogos europeos, que como mediadores en el suministro de armas, obtienen ganancias superiores a las del mercado.
Por su parte, Joe Biden no se beneficia, porque las protestas en contra de su gestión presidencial en EE.UU. y su impopularidad son cada vez mayores. Así, el presupuesto federal que debe destinarse a los sectores sociales se reduce por el enorme gasto que representa la guerra.
Biden no es capaz de resolver los problemas internos de su país, como el descarrilamiento de un tren con sustancias tóxicas para la salud y el medio ambiente. Sin embargo, supuestamente se preocupa por la democracia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
En este contexto se emplea el método de las cortinas de humo para desviar la atención de los temas que importan realmente, con noticias falsas o irrelevantes: supuestos globos espías, que convulsionaron a la sociedad norteamericana al traer a la memoria el derrumbe de las Torres Gemelas, y una cena con su esposa donde aparentó armonía y tranquilidad.
Quizá, sea un nuevo reparto del mundo, la tercera guerra mundial lo que se cocina. Washington después de fracasar en Vietnam y Afganistán, intenta otra escalada contra Rusia que cuenta con la industria bélica más grande del mundo.
La estrategia es entonces, servirle en bandeja de plata el oro a un presidente corrupto en uno de los mayores descalabros de la historia. Pues muchas veces los soldados ucranianos no saben usar armas modernas y los cursos de capacitación requieren de tiempo.
Además, cuando los operadores calificados son neutralizados en combate, los sustituyen combatientes no entrenados y el ejército ruso destruye el armamento o se apodera de él.
Es necesario destacar que las sanciones económicas contra Rusia, demuestran su capacidad de ser autosuficiente. Puesto que el Rublo llegó a tener, el año pasado, más valor que el Dólar Americano, a pesar de las medidas unilaterales que pretendían reducirlo a escombros.
Washington se resiste a una nueva derrota y presta oídos sordos a los intentos por establecer negociaciones de paz, porque prefiere la guerra, el retumbar de sus cañones y ganar el terreno perdido contra las fuerzas progresistas del mundo, entre ellas, China y Rusia.