La Periquera en el centro de la identidad del holguinero
- Por Claudia Patricia Domínguez
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No son pocos los que asocian a la ciudad de Holguín a los cubanísimos ritmos interpretados por El Guayabero, la emblemática Loma de la Cruz o la historia que encierra La “Periquera”, indudablemente la institución insigne de la cultura y autenticidad del holguinero.
El terreno que hoy exhibe a esta importante exponente de la arquitectura neoclásica perteneció inicialmente a Pepa Cardé, quien lo utilizaba como valla de gallos, actividad de gran popularidad en aquellos tiempos y que los vendió al español Francisco Rondan para que este construyera un palacete una casa diferente a todas.
Bajo este propósito Rondan, uno de los terratenientes de mayor poder adquisitivo en el territorio y dueño de varias fincas ganaderas e ingenios inició la actividad constructiva para el 1860, la cual se extendió unos ocho años, según investigaciones de José Agustín García Castañeda, destacado antropólogo de la urbe.
Pero al estallar la guerra de independencia el 10 de octubre y a pesar de que algunos detalles de terminación aun no estaban listos en la planta baja de la casona Rondan, al frente de los más importantes comerciantes de la zona, decidieron establecerse y convocar al alto mando del gobierno español para la preparación de la guerra.
De ahí que cuando Julio Grave de Peralta llega a la ciudad con su tropa no pudo tomarla y ante esta situación tuvieron que replegarse hacia sus márgenes, ataque mambí que se repitió nuevamente a mediados de noviembre y en el cual el único punto que no pudo accederse fue la “Casa fuerte” como era conocida.
Unas 500 personas entre miembros de las familias más ilustres y prisioneros que en un intento por evitar que fueran liberados de la cárcel del pueblo se trasladaron hasta el inmueble, encontrándose entre ellos Juana de la Torre.
Esta mujer, de las más valerosas de la historia patria la habían tomado prisionera porque su esposo Manuel Hernández Perdomo con quien vivía en concubinato era uno de los conspiradores más activos desde su función de maestro de pueblo y al comenzar la gesta el ejército español va hasta su casa para capturarlo y al no encontrarlo se llevaron a Juana.
Con ella como garantía quisieron que pidiera a sus amigos insurrectos que detuvieran el ataque, a lo que contestó: “Si debo morir bajo los escombros de este edificio para que triunfe la causa justa que no se detenga un momento el fuego del cañón”.
De este hecho es que la edificación queda bautizada con el nombre de La Periquera ya que al no poder tomarlo ni hacer rendir a los españoles comparaban a la construcción con una jaula y a los soldados con pericos por el color de sus uniformes y les gritaban “Salgan de la jaula pericos”.
Fue así como la vivienda se convirtió en un sitio de gloria para el Ejército Español, quienes celebraron el triunfo con condecoraciones, exposición de objetos de alto significado en el momento del combate y hasta surgió un periódico conocido como “El Periquero”.
Y desde ese momento en la planta alta se asentó allí el gobierno de la localidad, mientras los bajos fueron empleados como guarnición y pagaban el alquiler a la familia Rondan.
Tomás Estrada Palma fue otro de los personajes de relevancia histórica que sufrieron prisión en sus instalaciones y aunque hoy no puede determinarse el lugar exacto donde estuvo detenido si se conoce que permaneció durante al menos una semana hasta que fue sentenciado al destierro y salió del país a través del municipio costero de Gibara siendo el presidente de la República en Armas.
Comenzado el período republicano varios gobernadores vivieron en el inmueble al que también visitaron numerosos presidentes entre ellos el mismo Estrada Palma a su regreso de los Estados Unidos, y como presidente electo se recibió con una cena especial y un desfile militar que presenció desde el balcón principal y desde el cual también se dirigió al pueblo conglomerado en la otrora Plaza de Armas.
Este hecho se repite en otras ocasiones y luego del triunfo de la Revolución Cubana el comandante en jefe Fidel Castro Ruz se dirigió desde allí a los holguineros durante su primera visita a la provincia el 26 de febrero de 1959 con el objetivo no solo de exponer el programa revolucionario sino de conocer las necesidades y peticiones del pueblo.
Desde que terminó la “guerra grande” hasta el 1969 luego de ser declarada la edificación en octubre del año anterior Monumento Nacional la Periquera tuvo función de comercio durante todas esas décadas.
Allí estuvieron los negocios más rimbombantes del siglo XIX como el club social el Liceo, el Café Venus, el tensen Martínez Pupo o el comercio “La Periquera” que cerró luego de la distinción patrimonial para la apertura de la instalación como Museo.
Mientras que en la parte superior junto al gobierno funcionaron en los años 30 el Instituto de Segunda Enseñanza y en los 50 tuvo lugar la Escuela de Ballet, muy ligada al Ballet Nacional de Cuba, pues existen numerosas fotografías que constatan las visitas al centro de la prima balerina Alicia Alonso.
No es casualidad entonces que el aldabón de su puerta sea uno de los símbolos de la ciudad. Visitarla es hoy tarea obligada para las nuevas generaciones que descubren en ella una mezcla única entre historia, cultura y tradición, ingredientes que sin dudas formaron la identidad del holguinero.