Placa libre
- Por Luis Mario Rodríguez Suñol
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Esta columna tiene unas cuantas semanas de retraso. No encontraba los materiales para levantarla, ni el cuerpo legal para justificar su propiedad colectiva. Después de fundir la zapata en las líneas anteriores, he aquí su contrato de lectura.
Primero: esta columna sostiene una placa libre: libre de multas, licencias e inspectores, y con mucho espacio para construir sueños, criterios, experiencias, inquietudes… También, para prender algún que otro “chucho” con tiritas de “cuero”, y que no siembre mucho “berro”.
Primero: esta columna sostiene una placa libre: libre de multas, licencias e inspectores, y con mucho espacio para construir sueños, criterios, experiencias, inquietudes… También, para prender algún que otro “chucho” con tiritas de “cuero”, y que no siembre mucho “berro”.
Segundo: este es un espacio solo para jóvenes, y como la juventud es un estado mental… aquí solo se exige vigor en las emociones, salud en el alma y muchos deseos de compartir anhelos, ya sea por zapya, bluetooth, un disco de tres y medio o una paloma mensajera. Si Etecsa se sigue proyectando, tendremos en cuenta al móvil.
Inciso a, del punto Segundo: Una frase: “Cuando tu corazón se empiece a cubrir con las nieves del pesimismo y el hielo del escepticismo, entonces y solo entonces, estás empezando a envejecer”.
Tercero: en esta placa se aplauden las opiniones en blanco y negro, y se respeta el derecho natural de discrepar en 3D: con tono, balance y lenguaje. Por eso, el que venga a mezclar el teque con el convencimiento a toda costa, fácil, fácil, puede caerse de la placa, y aún no se ha dicho la altura.
Cuarto: en este espacio al aire libre puedes mojarte con recuerdos de cualquier tipo. No faltarán los primeros amores, ni la primera caries a causa de una “muela” rechazada. Vivirás de nuevo los tiempos de literas y maldades con pasta de diente, las fugas, los desvelos por las pruebas, las fiestas… También es permitido llorar y rememorar tristezas.
Quinto: a la placa pueden subir vestidos como quieran y sobretodo como son, pero fundamentalmente vestidos. Tampoco hay barreras musicales. Le descargaremos al trap, al reguetón, a la trova, al canto lírico... El ritmo nunca será un problema. La bronca será con las letras. Ahora sí, el DJ siempre los obligará a probar un par de versos de Sabina, Silvio, Frank Delgado o Buena Fe.
Sexto: a los efectos legales, esta placa será propiedad de quien demuestre sistematicidad en la convivencia, sin “sacar en cara” niños chiquitos, carné de diabético ni ausencias justificadas. La idea esencial es construir entre todos.
Séptimo: si ha llegado hasta este punto acaba de aceptar el contrato de lectura espontáneamente, pues nadie lo ha obligado a leer o escuchar estas letras. Y si lo obligaron, no importa, ahora quédese y comparta con nosotros. No nos vaya hacer el “feo” de tirarse de la placa.
De la otra parte: firma la presente, “el Luisma”, que no es tonto, y sí padre orgulloso y precoz, guevariano convencido, holguinerocentrista por descendencia y carretillero de sueños por cuenta propia, sin precios a demanda, ni topados.
Comentarios
eres un excelente periodista tus trabajos son maravillosos escribe a mi correo y yo desde Guinea Ecuatorial en Africa sere un ferviente colaborador tuyo y te mandare trabajos periodisticos y hasta en decimas cubanas
espero tus contactos jorge luis