Saldremos del bache
- Por Nelson Rodríguez Roque
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Estuve, cual cubano al fin nacido en los ‘80, en dos etapas: cuando un trabajador, acumulando algunos ahorros, podía hospedarse unos días en el hotel Habana Libre, y la otra en la que estudié a la luz de un farol, porque a mi circuito le tocaba apagón esa noche.
Recuerdo, como si fuera hoy, a mi papá dándome la noticia de la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la antigua RDA (Alemania Democrática), justo en el momento en que pasábamos detrás de una de las primeras instalaciones turísticas de Guardalavaca, a inicios del “boom” de la Industria sin humo en Cuba.
En un agosto, por redundancia caluroso, entrando ya en mi adolescencia, sentí orgullo del Comandante en Jefe, en 1994, tras salirle este al paso a un grupo de apátridas que les dio por lanzar piedras a vidrieras en La Habana.
Eran tiempos en que algunos se hicieron a la mar y fueron a dar a la Base Naval de Guantánamo, e incluso a Panamá, como les sucedió a familiares de uno de mis amiguitos.
De ese Período Especial, me quedo con mi abuelo haciendo trueques en el campo, porque por un par de botas te podían dar un puerquito para cebarlo en casa; o con mi abuela, una exdirectora de escuela primaria, jubilada, que apostó por la vinicultura en pleno comienzo del trabajo por cuenta propia.
Todo menos las deshonra. Si la familia del norte (cubana igual que nosotros) nos llamaba preocupada por las vicisitudes del momento, el viejo Pedro Roque les respondía que estábamos bien, trabajando duro, sin un ápice de lástima en sus palabras, sin reclamar ayuda, resignarse e implorar remesas.
Ahora muchos le llaman fantasma a aquella dura realidad, en la que transitamos de cogerles odio a la carne rusa y el yogurt de pote, a añorarlos, pues, literalmente, se “extinguieron”.
Dependíamos demasiado del Campo Socialista, formado por la Unión Soviética y otros países de Europa del Este (vale la aclaración a estas alturas), y por ello la Economía de la Isla tocó fondo y un poco más, “apellidándose” Opción Cero.
Otro de los choques difíciles fue la despenalización del dólar, que no estaba en poder de todos e introdujo desigualdades, en una sociedad donde esa palabra se desterró, a partir de la victoria del Ejército Rebelde. Fueron sensatas las medidas de darles oportunidades a inversionistas foráneos, exigiendo respeto y tolerando la diversidad ideológica, y la inserción del trabajo por cuenta propia, entre otras.
El 2019 ha empezado tenso aquí. Es doloroso estar enfrascados en tantas colas por aceite y pollo, que la irresponsabilidad les haya subido los precios a la carne de cerdo y otros productos –principalmente alimentos–, y la harina de trigo, desde fines de 2018, haya acusado inestabilidad en su existencia.
Hasta el papel gaceta se ha visto disminuido, algunas medicinas están en falta y las asignaciones de combustible han sido reducidas.
Pero ese panorama dista de lo que vivimos en el Período Especial. El propio General de Ejército ha alertado que debemos prepararnos ante la aparición de peores coyunturas, aclarando siempre lo diferente del presente económico patrio, mucho más diversificado en comparación con aquellos años en los cuales Mijaíl Gorbachov desteñía a un sistema, dejándole el camino abierto al capitalismo, permitiendo la idea del fin de la Historia, implantada por ideólogos partidarios del consumo irracional.
Ciertamente, nuestro principal aliado económico, la República Bolivariana de Venezuela, es sometida a un ataque cruel, desde EE.UU. se pretende resucitar la Helms-Burton (el Bloqueo en su versión extrema) y existen deficiencias endógenas –sería irresponsable ignorarlas–, mas, en opinión del presidente Miguel Díaz-Canel, todavía hay mucho por hacer hacia lo interno, único modo de alejar el espectro de la época en que lo Especial consistía en sobrevivir.
Sustituir importaciones, exportar más, eliminar la corrupción y el delito, generar encadenamientos productivos, lograr una matriz energética renovable, ahorrar, suprimir gastos innecesarios, fortalecer la empresa estatal socialista, potenciar las cooperativas agropecuarias y las otras, producir alimentos, endeudarse lo menos posible, priorizar la inversión extranjera… “es infinita la lista de tareas”, afirmó el mandatario cubano.
Si nos entregamos a cumplir cada una de estas, saldremos del bache, que se parece, pero nunca será igual.
Comentarios
La verdad es que cometen un papelazo al hacer declaraciones infundadas que no tienen fundamentos alguno, por ejemplo Michael Pompeo ha dicho que Cuba es el verdadero poder imperialista en Venezuela, que grado de escolaridad tendrá este señor, que no sabe lo que ser IMPERIALISTA ¡ y va y lo logra que algunos finjan creerle, o hasta lo crean! A cualquier sistema debería apenarlo necesitar voceros con tal catadura.